Opinión | ANÁLISIS INTERNACIONAL

Líneas rojas

El dilema está servido: o los ucranianos avanzan antes de que comiencen las lluvias o la posición defensiva rusa –ferviente deseo de Putin para ganar tiempo– tenderá a congelar el conflicto

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, recuerda a los caídos en conflicto

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, recuerda a los caídos en conflicto / El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ayer. 24/08/2023 Ucrania.- Zelenski llama a seguir defendiendo Ucrania en el Día de la Independencia. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha conmemorado este jueves el Día de la Independencia con un mensaje en el que ha llamado a segur "luchando" y en el que ha reivindicado el papel de todos los ciudadanos, desde militares a periodistas, pasando por empresarios o profesores, para que el país pueda seguir en pie frente a la invasión rusa. POLITICA EUROPA INTERNACIONAL UCRANIA PRESIDENCIA DE UCRANIA

La urgencia de Ucrania por conseguir las armas que precisa para cortar el enlace terrestre con Rusia y recuperar grandes franjas de tierra, ocupadas ilegalmente, que contienen riquezas agrícolas y minerales (18% del país), refleja la preocupación por el conflicto, pero también las exigencias del calendario político en Occidente.

Aunque Estados Unidos y la OTAN han prestado un apoyo sustancial a Ucrania, en la opinión pública occidental el apoyo a la guerra se está cuestionando. Con el inicio de la campaña a las elecciones presidenciales es previsible que se convierta en uno de sus temas centrales. Una encuesta de la CNN revela que el 55% de los encuestados en los EE UU se oponen a seguir financiando la guerra.

Este desvanecimiento coincide con la contraofensiva ucrania, que se ha topado con extensos campos de minas, lo que ha impedido avances significativos y el número de bajas se ha disparado. De acuerdo con datos de The New York Times 500.000 soldados rusos y ucranianos han muerto o resultado heridos desde el inicio de la guerra.

El Estado Mayor estadounidense ha advertido que la estrategia de Kiev –atacar a los rusos en tres frentes a la vez– es equivocada, y considera que habría sido más efectivo concentrar la ofensiva entre Ucrania y Crimea, para cortar la conexión con un lugar estratégico para la logística, el transporte de material y de tropas.

Washington desacredita la estrategia militar de Ucrania y critica los ataques a infraestructuras civiles –como barcos mercantes y puertos rusos– cuando hasta ahora la operación se desarrollaba según sus previsiones. Silencio espeso con no haber proporcionado equipos mecanizados para la apertura y retirada de minas.

El dilema está servido: o los ucranianos avanzan antes de que comiencen las lluvias o la posición defensiva rusa –ferviente deseo de Putin para ganar tiempo– tenderá a congelar el conflicto. En cualquier caso, a Occidente no le quedará otra opción que afrontar una guerra larga.

---

A las tropas ucranias no les está resultando sencillo perforar la línea Surovikin (general caído en desgracia por su cercanía con Prigozhin) atestada de fortificaciones, dientes de dragón, nidos de ametralladoras, búnkeres y pirámides antitanque, diseñados para impedir el avance hasta el Mar de Azov.

Llegar hasta el mar ahora mismo no parece probable, pero es posible que Ucrania consiga que ese corredor quede bajo fuego HIMARS (Sistema de cohetes de artillería de alta movilidad) y así aislar lo que queda por recuperar de Jersón y Crimea.

En la mayor batalla de drones que se conoce, Ucrania se defiende de los ataques aéreos al tiempo que se adentra cada vez más en territorio ruso. Seis regiones han sido golpeadas con "lluvia de drones". Hasta el espacio aéreo alrededor del Aeropuerto Internacional de Moscú–Vnúkovo, utilizado por Putin para sus desplazamientos, tuvo que ser cerrado temporalmente.

En esta guerra de desgaste, las fuerzas rusas han utilizado la vieja técnica de la Segunda Guerra Mundial de atacar en oleadas humanas y las ucranianas han perdido tropas de élite.

Rusia habría perdido cerca de 2.300 carros de combate y 600 los ucranianos, que lo han compensado con cientos de vehículos entregados por sus aliados. De los 65 carros de combate Leopard2, entregados a Ucrania, Rusia ha destruido seis sin que ninguno de los tripulantes de estos tanques haya muerto, lo que muestra su efectividad, al preservar la vida de sus ocupantes.

Sin la supremacía aérea, indispensable en cualquier ofensiva, Ucrania ha tenido que recurrir a su artillería de largo alcance, lo que le ha proporcionado una superioridad artillera sobre los rusos.

Ucrania se ha desgañitado pidiendo aviones para apoyar la apertura de brechas en las líneas defensivas, así como destruir las trampas para tanques y la artillería arbórea que los rusos tienen estratégicamente plantada.

La petición ha sido muy concreta: el F-16, un sofisticado avión de combate, rápido, potente y versátil, muy robusto y flexible, con capacidades ofensivas y defensivas, que puede ser lanzado en cuestión de minutos y está equipado para derribar misiles y aviones enemigos.

Inestimable, por su capacidad para interceptar misiles de crucero entrantes, amenazar helicópteros de ataque y ayudar a derribar artillería, tanques y puestos de mando avanzados. Su eficacia, indiscutible, seguiría estando limitada por los mejores sistemas de defensa antiaérea del mundo, con los que cuenta Rusia.

Las fuerzas aéreas europeas tienen F-16, del que se están deshaciendo para pasar al F-35, aún más avanzado. Ucrania los necesita antes de las elecciones europeas que podrían provocar un cambio de opinión en los gobiernos que ya han prometido aviones: Dinamarca (19), Noruega (10) y Holanda (42).

El obstáculo inmediato, para el despliegue de los F-16 ofrecidos, es la formación de pilotos y personal de apoyo. Se necesitan al menos cuatro meses para entrenar a pilotos ucranianos de habla inglesa, en tácticas y armas que no están adiestrados a emplear.

Estos cazas son muy costosos. Como todos los reactores modernos, requieren mucho apoyo logístico (entre 8 y 14 personas para mantener, abastecer de combustible y prestar apoyo a cada avión) y equipos de especialistas cualificados, con cientos de horas-persona de mantenimiento por cada hora en el aire.

Su llegada puede levantar la moral ucraniana y marcar el cambio de la fuerza aérea a una flota del calibre de la OTAN, lo que envía un importante mensaje disuasorio a Rusia.

Washington ha tenido 18 meses para entrenar a pilotos y mecánicos ucranianos, para volar y mantener los F-16, tiempo que habría desaprovechado. Lo cual, combinado con el zigzagueo para proporcionar misiles de mayor alcance ha planteado interrogantes sobre el grado de compromiso del presidente.

Cuanto más se pueda entregar antes de noviembre de 2024, "más se evitará que el apoyo aéreo se vea amenazado por los caprichos de la política estadounidense", herramienta útil para atemperar las expectativas ucranianas.

Biden, que ha reclutado con éxito un amplio apoyo y se ha involucrado en una escalada gradual que hasta ahora ha evitado que la guerra se extienda, se ha mostrado reacio al envío, para no provocar a Putin. La lógica empleada: respetar las líneas rojas, para evitar una peligrosa escalada en una guerra por delegación –"proxy war"– entre EE UU y Rusia.

Una involucración directa –entregando determinado armamento– podría ser el detonante que pudiera aumentar la probabilidad de un conflicto nuclear.

Dado que parte de la opinión pública occidental se opone a luchar directamente contra Rusia, está claro que habrá que volver a la realidad, con un compromiso sobre el territorio... Pero antes de nada, hay que suministrar a Ucrania los aviones de combate (F-16), tanques (M-1 Abrams) y misiles de largo alcance (ATCMS), que necesite.

A la espera de las inciertos resultados de las próximas elecciones en EE UU, ofrecer a Kiev un apoyo explícito y duradero puede no ser una buena noticia para los políticos occidentales, pero recordando a Napoleón: "Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes".