Israel - Irán: una potencia con 70 bombas nucleares contra otra que desea conseguirlas

Gente congregada alrededor de parte de un misil balístico iraní interceptado cerca del Mar Muerto en Israel, el 20 de abril de 2024.

Gente congregada alrededor de parte de un misil balístico iraní interceptado cerca del Mar Muerto en Israel, el 20 de abril de 2024. / Itamar Grinberg

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Un país con armamento nuclear nunca será invadido por otro que no lo tiene. Ese aforismo geopolítico explica por qué Rusia entró a sangre y fuego en Ucrania, que renunció a sus armas nucleares en 1992, pero Ucrania nunca invadiría Rusia. O que India y Pakistán limiten sus disputas a choques fronterizos convencionales. También está detrás del hecho de que Israel, más allá del trauma fundacional de ser un país amenazado, tiene su continuidad probablemente más garantizada que ningún otro Estado de la zona. Es el único que tiene bomba nuclear y puede optar, por tanto, a la destrucción total del enemigo. Irán lo sabe, y ha buscado desesperadamente obtener su propia arma del juicio final, para acoplarla a sus misiles de largo alcance y disuadir a cualquier enemigo.

En realidad, ni Israel reconoce tener armas nucleares ni Irán admite programa nuclear militar alguno. "La posición oficial de Israel es que no será el primer país en introducir armas nucleares en la región", aseguran fuentes diplomáticas israelíes a preguntas de este diario. Desde Irán declinan responder a las cuestiones de esste periódico sobre su programa nuclear. 

La situación entre Israel e Irán era relativamente tranquila en los últimos meses, quizá años, para los estándares de la zona. Hubo tiempos peores. Pero los ataques de Hamás del 7 de octubre lo cambiaron todo de raíz. Israel alega que Irán contribuyó con armas y formación a los milicianos de Hamás, aunque la mayoría de los analistas están de acuerdo en que no hubo coordinación ni conocimiento por parte del régimen de los ayatolás sobre los detalles del ataque ni sobre el hecho de este iba a producirse. Irán ha usado milicias alineadas en Líbano, Irak, Siria y Yemen para atacar intereses de Estados Unidos y de Israel. Israel bombardeó el consulado de Irán en Damasco y ha asesinado a varios importantes generales en los últimos meses. Una escalada de tensión que arroja un interrogante: ¿qué va a pasar con la cuestión nuclear?

“Uno puede esperar que Irán intente acelerar su programa nuclear con más empeño que nunca, porque sabe que los medios convencionales no son suficientes para proteger su territorio”, opina para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Pierre Pahlavi, profesor de Estudios de Defensa en el Royal Military College de Canadá. “Si Israel insiste en debilitar a las milicias proxies de Irán en la región, el régimen puede  verse empujado a compensar esas pérdidas con el fortalecimiento de su capacidad de disuasión nuclear. Dicho de otro modo: Israel cambiaría una amenaza que puede gestionar de forma razonable (actores no gubernamentales) por una amenaza más seria: el riesgo que Irán tenga armas nucleares”. 

Teherán posee 128 kilogramos de uranio enriquecido al 60%, según The Nuclear Threat Initiative (NTI), una organización con sede en Washington que promueve la reducción del riesgo de armas nucleares y biológicas en el mundo. Irán asegura que ese enriquecimiento es parte de su programa de energía nuclear, que sigue en marcha. En febrero de 2024 anunció el comienzo de construcción de cuatro nuevas plantas nucleares, que añadirían 5.000 megavatios a los actuales 20.000 de producción nuclear. Israel y sus aliados temen que consiga encajar cabezas nucleares en su amplio arsenal de misiles balísticos, con alcance de 2.000 kilómetros, es decir, hasta territorio israelí. 

“Irán está muy cerca de superar el límite de tener capacidad para armas nucleares”, ha afirmado Ernest Moniz, ex secretario de Estado de Energía de Estados Unidos, que fue parte de las negociaciones con Teherán, en la cadena americana MSNBC. Los canales de comunicación entre Irán y Estados Unidos están rotos desde que Donald Trump abandonó, en 2018, el acuerdo alcanzado por la administración Obama con Irán en 2015. Era un plan de restricción del programa nuclear iraní a cambio de alivio en el programa de sanciones económicas, llamado Joint Comprehensive Plan of Action (JCPOA).

”El acuerdo nuclear tenía un régimen extraordinario de verificación y transparencia de las actividades. Eso ya no existe. Sus trabajos les han llevado a estar muy cerca de tener capacidad de armas nucleares. Han enriquecido hasta el 60% del tipo de uranio que permite un arma. El 90% es el porcentaje ideal, pero en el 60% han hecho ya casi todo el camino para conseguirlo”.

No todos los expertos creen que los ataques de Israel a Irán vayan a empujar a los ayatolás a acelerar en su programa. “Curiosamente, puede tener un efecto positivo en el dosier nuclear: el hecho de que Israel no atacara las instalaciones nucleares iraníes indica que ellos y Estados Unidos están seguros de que Irán no está cerca de conseguir la bomba, incluso aunque lo pretenda. Y eso puede ser una vía para reabrir las negociaciones del JCPOA”, afirma para este periódico de Muhammad Sahimi, profesor de la Universidad del Sur de California. 

Teherán, 19 de abril de 2024.- Una mujer pasa junto a un poster con misiles

Teherán, 19 de abril de 2024.- Una mujer pasa junto a un poster con misiles / Associated Press/LaPresse

Decenas de misiles fueron lanzados desde Irán e interceptados por el sistema Arrow israelí, algunos más desde buques de guerra estadounidenses en la región, durante los ataques del pasado 14 de abril. Era la venganza por el ataque al consulado iraní en Damasco y el asesinato de varios altos cargos de la Guardia Revolucionaria iraní.

Israel lanzó, en su represalia del 18 y 19 de abril, varios ataques con misiles contra la importante base aérea de Isfahan, que es desde donde se protegen los lugares nucleares iraníes”, afirma Pierre Pahlavi. “Más allá de la mera venganza, Israel mandaba un doble mensaje al régimen iraní: primero, demostrar la superioridad técnica de su Ejército y su habilidad de penetrar dentro de territorio iraní, delante de las narices de los ayatolás, para golpear infraestructura sensible, en particular las nucleares; por otro lado, subrayar la incapacidad del régimen islámico de repeler ese ataque”. 

Israel, potencia nuclear en las sombras

La diplomacia iraní insiste en defender que son ellos los que corren riesgos existenciales. Se refieren a las fuertes sanciones que le imponen Estados Unidos y la Unión Europea y a los asesinatos selectivos y operaciones encubiertas de Israel y Estados Unidos que golpean a su cúpula militar. En 2020 Donald Trump ordenó el asesinato del general Qasem Soleimani en Irak. Fue un golpe inédito y desató una ola de represalias iraníes por la región. Sus instalaciones nucleares han sido objeto de sofisticados ataques informáticos y sus científicos nucleares, asesinados. 

Entre los objetivos de la lluvia de misiles de Irán contra Israel estuvo el Centro de Investigación Nuclear del Néguev, en la localidad de Dimona, la instalación nuclear del Gobierno israelí situada en pleno desierto del sur del país. 

Estados Unidos llegó a pedir inspecciones internacionales para esa central en los años sesenta, pero el programa siguió adelante. En 1986, el ingeniero Mordechai Vanunu, un antiguo ingeniero de Dimona, confirmó con fotos y otras pruebas la existencia del programa nuclear israelí. Fue secuestrado en Italia, llevado de vuelta a Israel y condenado a dos décadas de cárcel. A día de hoy se estima que el Estado judío tiene 90 cabezas nucleares, según el mencionado instituto NTI. Israel nunca ha firmado el Acuerdo de No Proliferación de armas nucleares. Posee, además, cerca de una tonelada de plutonio, cinco submarinos nucleares Dolphin a los que se les supone capacidad de lanzar misiles crucero nucleares, y un alcance de más de 5.500 kilómetros.