INVASIÓN RUSA

La escasez de soldados profesionales limita las opciones de la contraofensiva ucraniana

En las capitales aliadas preocupa que Ucrania no disponga de suficientes efectivos para pasar al ataque | Así consta también en los documentos filtrados del Pentágono

Soldados ucranianos descansan tras la batalla en el frente

Soldados ucranianos descansan tras la batalla en el frente / REUTERS/Anna Kudriavtseva

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Ucrania sufrió primero un calvario para conseguir armamento básico y sistemas antiaéreos; luego peleó para obtener tanques avanzados y, más tarde, munición a gran escala, porque la que tiene se esfuma como la pólvora en una guerra en la que cada segundo se dispara una bala o un proyectil. Pero el problema al que se enfrenta ahora es más difícil de solucionar. Quiere lanzar una contraofensiva en primavera, para recuperar territorio. Pero eso requiere de un elevadísimo número de soldados, del orden del triple que para defender. Hay dudas sobre que disponga de los necesarios. Y Occidente, que se ha convertido en su principal proveedor de material militar, ahí no le va a ayudar. No habrá grandes masas de soldados de los países de la OTAN en la guerra de Ucrania. Y mientras, Rusia ha aprovechado estos meses de estancamiento en el campo de batalla para atrincherarse y fortificarse en el este del país.

Históricamente, los estrategas militares han tenido en cuenta en sus planificaciones ofensivas la regla del 3 a 1: para que el atacante tenga opciones de ganar una batalla, sus fuerzas deben ser del orden del triple que las del que defiende. Es una norma flexible, por supuesto. Un ejército mucho más avanzado y tecnificado y con mejor información de inteligencia sobre las fuerzas enemigas, o con misiles de mayor rango y potencia, puede reducir el ratio. 

Se desconoce el número total de soldados rusos en Ucrania para defender las zonas ocupadas del este del país. Al comienzo de la guerra, se estimaron en 150.000 efectivos para iniciar la invasión. Desde entonces ha habido varios reclutamientos forzosos, pero también decenas de miles de bajas. Pero ese orden de magnitud hace ver que la exigencia de soldados ucraniana para una contraofensiva total es enorme. 

Ucrania está modernizando sus Fuerzas Armadas con las armas occidentales. Pero también pierde parte de lo enviado en el campo de batalla. Ahora espera poner en marcha pronto los batallones de tanques modernos enviados por Occidente: 14 Challenger 2 británicos, 62 Leopard 2 alemanes o 30 Abrams estadounidenses… Incluso el envío de aviones de combate ya no es algo que se descarte en las conversaciones a puerta cerrada, según explican fuentes diplomáticas españolas. Puede haber armas pero, ¿habrá hombres?

La contraofensiva de Ucrania y los papeles filtrados

En la filtración masiva de documentos del Pentágono de esta pasada semana, los asesores militares estadounidenses consideran que la falta de tropas, unida a la escasez de munición y armamento, puede provocar que las Fuerzas Armadas ucranianas se queden “muy lejos” de los objetivos originales para la contraofensiva que pretendían lanzar esta misma primavera para tratar de recuperar las áreas controladas por Rusia.

“Nadie sabe a ciencia cierta cuántos soldados tienen las Fuerzas Armadas de Ucrania. Parece que están preparando para la contraofensiva tres nuevas army corps (cuerpo de ejército) con unos 45.000 voluntarios. Y hay consenso en que han reservado a soldados para ese ataque”, dice a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Borja Lasheras, asesor especial para Ucrania del Servicio de Acción Exterior UE. Una army corp equivale a entre dos y cinco divisiones militares (15.000 soldados cada una) y está comandada por un teniente general. Es el nivel más alto del comando de combate operacional. 

El analista, que viaja frecuentemente a Ucrania y ve la realidad sobre el terreno, reconoce que el Ejército ucraniano ha sufrido mucho, especialmente por los retrasos en los envíos de armamento desde Occidente. Por ejemplo, perdió muchas unidades mecanizadas altamente experimentadas en las guerras del Donbás. Y las nuevas unidades frescas movilizadas no tienen la misma formación. “Quizá no tienen las capacidades militares necesarias, pero eso es entre otras cosas porque no se les están dando las capacidades necesarias”, critica Lasheras. 

Un militar de Ucrania es visto en la región de Donetsk.

Un militar de Ucrania es visto en la región de Donetsk. / Reuters

La solución a medio plazo es acelerar los programas de formación de soldados. La Unión Europea aspira a formar hasta 30.000 soldados ucranianos este año. Reino Unido, otros 20.000. Con eso se permite que Ucrania gane fuerza militar y garantice su supervivencia a largo plazo: habrá un flujo constante, previsible y ascendente de soldados formados. Ahora toca ir subiendo en el escalafón: centrarse en el entrenamiento de los oficiales y las cadenas de mando, porque muchos de ellos han causado baja del frente. 

¿Qué se considera una victoria de Ucrania?

No hay tampoco cifras contrastadas, siquiera estimadas, de pérdidas de soldados en combate. La inteligencia noruega habla de unos 180.000 heridos o muertos rusos y 100.000 ucranianos. Otras fuentes occidentales apuntan a unos 150.000 en cada bando. Está claro que es un ritmo difícil de reponer sin una leva masiva. Algo que Ucrania de momento ha tratado de evitar. 

Tampoco se conoce bien cuál es el objetivo militar a conseguir. Qué aspecto tiene una victoria ucraniana. Se descarta por completo la llamada “debellatio”, el final de la guerra tras la destrucción por completo del Estado hostil. Rusia seguirá existiendo, seguirá pudiendo bombear ingentes cantidades de munición y jóvenes soldados reclutados (acaba de endurecer las leyes para evitar que los llamados a filas huyan del país o se escondan).

Tampoco se ve viable, aunque no es descartable, que se consiga expulsar a Rusia de todo el territorio que ha conquistado: las provincias de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, además de la que ya tenía de Crimea. Incluso si Kiev lo consiguiera, eso no garantizaría que no volverán a cruzar las fronteras una vez rearmados y recuperados. 

El mejor resultado para la contraofensiva es que se consigan dar golpes por sorpresa en diversos puntos que obliguen a Rusia a replegarse o incluso cortar la línea que llega a Crimea, para dejar aislada esta Península anexionada. Eso podría forzar a Moscú a negociar para evitar males mayores. 

El Gobierno ucraniano ha empezado a rebajar las expectativas generadas en medios y cancillerías occidentales sobre una gran contraofensiva de primavera. El ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, ha pedido esta semana que nadie piense que esta contraofensiva de primavera será la batalla definitiva de la guerra. 

Se suma otro problema, quizá el más grave de todos. Según los documentos clasificados filtrados, las defensas aéreas ucranianas están colapsando. “Podrían verse completamente mermadas para antes del 23 de mayo”, se lee en uno de los documentos. Esto permitiría a Rusia conseguir la superioridad aérea, algo que, para sorpresa de muchos analistas de guerra, no ha obtenido hasta el momento a pesar de tener una enorme flota de aviones de combate. Si Ucrania no puede proteger su suelo de ataques aéreos, tampoco puede concentrar miles o decenas de miles de hombres en un punto para lanzar un contraataque. 

“Es muy difícil predecir el resultado de la anunciada ofensiva ucraniana” reconoce Christian Villanueva, editor de Revista Ejércitos. “Por una parte, hay un déficit de información fidedigna acerca de las capacidades reales que este país está generando en base a la ayuda (tanto material como en forma de entrenamiento) que está recibiendo por parte de sus socios. Por otra, Rusia lleva tiempo a la defensiva en términos estratégicos”.

Podría considerarse que la ofensiva que ha venido lanzando el Ejército ruso desde enero es, en realidad, estratégicamente defensiva, apunta Villanueva, en el sentido de que únicamente busca el desgaste ucraniano de forma que este país no pueda lanzar su propia ofensiva con éxito más adelante. Mientras esto ocurre, Rusia continúa construyendo un buen número de posiciones defensivas fijas que aumentarán el coste de cualquier ofensiva ucraniana y la ralentizarán. 

Con Rusia atrincherándose y fortificándose a lo largo de una línea de frente de centenares de kilómetros, es fácil comprender el ingente número de soldados necesarios para llevar a cabo incursiones victoriosas. El valor de defensa de una torre blindada o un fuerte, por ejemplo, se mide militarmente en el número de soldados necesarios para defenderlo o, a la inversa, en el requerido para conquistarlo con éxito.

“Dado que Ucrania tampoco está recibiendo todos los medios que necesitaría para imponerse de forma clara -los aliados están midiendo cada paso-, por el momento parece más probable que la ofensiva logre éxitos limitados”, concluye Villanueva.