ANIVERSARIO DE LA INVASÓN

La otra guerra de Ucrania: carrera por la producción de munición de 155 mm

Estados Unidos producirá munición de 155 mm a un ritmo no visto desde la Guerra de Corea y la UE estudia lanzar una compra conjunta de un millón de rondas de artillería

Soldados ucranianos cargan munición para defenderse del ataque ruso

Soldados ucranianos cargan munición para defenderse del ataque ruso / REUTERS/Stringer

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Municiones merodeadoras, granadas antitanque, balas para ametralladoras, misiles para los HIMARS… En Ucrania se disparan cada día miles de toneladas de munición. Sólo en proyectiles de artillería, Ucrania dispara hasta 7.000 rondas diarias, y Rusia 20.000, según fuentes oficiales estadounidenses citadas por la agencia AFP.  El ritmo es vertiginoso, y ni el país ni sus aliados de la OTAN producen todo lo que se necesita. Es complicado seguir la cadencia de combates con un gasto de munición tan brutal, explican fuentes diplomáticas. Por eso, la Unión Europea urge a los socios a lanzar un programa de compras conjuntas de munición y Estados Unidos, principal proveedor de Ucrania, multiplica los contratos y las empresas implicadas en la producción.

“En Ucrania se gasta mucha munición entre otras cosas porque es una guerra como la II Guerra Mundial: se hacen 'barreras' de artillería y se realizan asaltos de trincheras y de posiciones fortificadas como entonces”, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general del Ejército Fernando Alejandre. “Si me lo cuentan hace unos años, no me lo creo”, apostilla.

Munición de calibre 155

De todas las municiones que se utilizan, la más prioritaria es la de calibre de 155 milímetros. Su suministro continuado es el "tema más urgente" para Ucrania, según ha dicho este lunes Josep Borrell, Alto Representante de Exteriores de la UE. "Y si fracasamos con esto, el resultado de la guerra está en riesgo".

Los proyectiles de 155 milímetros son esencialmente ojivas metálicas de varios kilos de peso (13 kg las del Ejército de tierra español) con material explosivo en su interior. Se utilizan en los sistemas de artillería para destrozar las líneas enemigas del frente de 500 kilómetros del este de Ucrania. Una buena parte de los decenas de miles de soldados de ambos bandos que han muerto en esta guerra ha sido por ataques de este tipo de proyectiles.

“La de 155 mm es la munición básica empleada por la artillería enviada por Occidente, y la que está marcando la diferencia del lado ucraniano”, explica a este diario Christian Villanueva, analista militar y director de Revista Ejércitos. “Ucrania disponía, antes de la guerra, de obuses de calibres soviéticos, como los de 122 mm. Desde que comenzaron a recibir obuses remolcados y autopropulsados occidentales, la mayoría de ellos de 155 mm, dependen de esta munición, de la que tenemos poca y se produce poca”.

Estonia ha presentado a sus socios europeos este lunes un plan para realizar una compra conjunta dentro de la UE de un millón de rondas de estos proyectiles de artillería, por un montante total de 4.000 millones de euros. Se trata de replicar el esquema que se aplicó con éxito durante la pandemia para adquirir en “pool” materiales sanitarios por entonces escasos. Las empresas de armamento exigen contratos a medio o largo plazo para cambiar sus prioridades de producción. De salir adelante, este plan de munición se incluiría dentro del Mecanismo Europeo para la Paz, según el borrador al que ha tenido acceso Europa Press. La decisión final la tendrán que tomar los ministros comunitarios de Defensa, que se reunirán el 7 y 8 de marzo en Suecia.

Frenesí bélico

Estados Unidos ha entrado en una auténtica carrera de producción, y pretende multiplicar por cinco el número de esos obuses de aquí a dos años. Hasta ahora, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos producían cerca de 15.000 obuses cada mes. Quieren llegar a 90.000 para satisfacer las necesidades de su aliado ucraniano. Para ello se van a dar contratos a nuevos fabricantes y se van a construir nuevas factorías. Son niveles de producción que no se habían visto desde la Guerra de Corea, según el New York Times. Esto supone un cierto giro de la dirección natural que había emprendido el Pentágono, más preocupado hasta ahora por conseguir munición precisa y guiada, pero en menor cantidad. El Ejército ya ha anunciado sendos contratos a dos compañías (Northrop Grumman Systems y Global Military Products) por valor de más de 500 millones de dólares para que empiecen a entregar artillería de 155 mm extra desde el próximo mes de marzo, todo a cargo del Programa de Asistencia a Ucrania del Pentágono, informa AP.

El general Alejandre explica que la falta de munición no es sólo por el problema derivado de reponer lo que necesita Ucrania, sino para llenar de nuevo los propios arsenales occidentales, que se están vaciando. La dotación de munición se mide en “días de abastecimiento” (DoS en sus siglas en inglés), que es lo que se le da a las distintas unidades en función de sus misiones. “En los polvorines secretos se guarda además munición para la reserva de guerra, pero hay un límite a lo que se puede almacenar porque es fungible y tiene un período de vida que no es indefinido”, concluye Alejandre. 

España trata mientras de reponer la munición que ha ido enviando a Ucrania. En particular, la de los lanzagranadas desechables C-90 y C-100 de la empresa española Instalaza, que han sido uno de los usados en la guerra contra los tanques rusos, porque son fáciles de usar y de un solo uso. El pasado 12 de diciembre, el Ministerio de Defensa aprobó una partida de 4,5 millones para comprar munición a la empresa que los fabrica, Instalaza, según ha podido confirmar este diario en el portal de contratación pública.

El frenesí bélico está poniendo patas arriba las reticencias de las últimas décadas de muchos países contra el gasto en armamento. Japón ha lanzado el mayor iniciativa de modernización de su Ejército desde la II Guerra Mundial. Alemania ha propuesto un plan de choque de 100.000 millones de euros para suplir las carencias de sus Fuerzas Armadas. 

En Reino Unido se pisa también el acelerador. Recientemente, el general retirado Richard Barrons advirtió de que la reserva de munición del país se gastaría en un solo día si hubiera una guerra total con Rusia. El ministro de Defensa, Ben Wallace, ha reconocido que las provisiones de las Fuerzas Armadas británicas están secas y que va a ser necesario aumentar el gasto militar durante al menos las dos próximas décadas.