TENIS | ROLAND GARROS

Sin Nadal, Roland Garros se asoma a lo desconocido: primer gran examen de Alcaraz y órdago a la historia de Djokovic

Novak Djokovic y Carlos Alcaraz.

Novak Djokovic y Carlos Alcaraz. / EUROPA PRESS

Daniel Gómez Alonso

Daniel Gómez Alonso

Hincó la rodilla el rey, rendido tras meses luchando contra su propio cuerpo, y su trono, apenas cuestionado en los últimos 18 años, quedó vacante. Por primera vez desde 2004, Rafael Nadal, el mejor tenista de la historia en tierra batida, no está presente en el inicio de Roland Garros, su particular bastión y donde ha construido gran parte de su leyenda. Un drama para el torneo, que ve cómo se apaga lentamente su gran tótem, pero una bendición para sus rivales, sabedores de que este año la Copa de los Mosqueteros es, por fin, accesible.

No es para menos teniendo en cuenta su dominio en el Bois de Boulogne, donde solo ha perdido tres partidos en toda su carrera (dos de ellos contra Novak Djokovic y otro, lesionado, frente a Robin Soderling) y ha ganado 115. Números aplastantes que hacen que, a pesar de su ausencia, su nombre siga resonando en los primeros días del torneo, y sean frecuentes las muestras de respeto hacia su figura.

“Obviamente, estando Rafa aquí hace que todo sea más complicado, porque este es su torneo, pero yo siempre he dicho que nunca le he tenido miedo a nadie y aunque hubiera estado él no creo que hubiera tenido menos posibilidades de ganar. Yo soy así de ambicioso. Tampoco siento más presión porque ahora los ojos estén más o menos en mí, o porque la gente pueda esperar algo, sino que simplemente trato de fluir y mostrar mi mejor juego”, reconocía nada más desembarcar en París Carlos Alcaraz, centro de los miradas de aquellos que, otrora, seguían los pasos del Nadal.

Asoma el tenista murciano, heredero ya consolidado del balear en España, como el gran favorito a triunfar en París, donde desembarca con el colmillo afilado tras haberse perdido el primer grande del año, el Open de Australia, por lesión. Lo marca su posición de número uno mundial, pero también lo refrendan sus resultados recientes sobre arcilla. A pesar de no considerarse a sí mismo un terrícola puro, el joven de 20 años acumula 20 victorias y solo dos derrotas esta temporada en esta superficie y ha conquistado Buenos Aires, Barcelona y Madrid, triunfos que le auparon de nuevo a lo más alto del ránking.

Alcaraz entrena en la Philippe Chatrier de Roland Garros.

Alcaraz entrena en la Philippe Chatrier de Roland Garros. / Nicolas Gouhier/FFT

“Sigue siendo una locura, algo increíble”, reconoce sobre el papel de principal cabeza de serie que estrena en un Grand Slam. “Pero es algo por lo que he trabajado mucho, para estar ahí, en lo más alto. Tengo claro a qué vengo y a qué tengo que jugar, qué debo hacer y cómo me debo sentir. Tengo que disfrutar, no mostrar tanto énfasis en querer hacer buenos resultados para mantener el número uno y estar ahí, sino en disfrutar, y a raíz de eso vendrán los buenos resultados", recalca, convencido de que está "en la lista de los favoritos para ganar".

Alcaraz debutará este lunes contra el italiano Flavio Cobolli –llegado de la fase previa, de 21 años y 159º del mundo– en un duelo que, a priori, debe servirle para ir cogiendo rodaje para lo que sería un sinuoso camino hacia su segundo Grand Slam, en el que aparecen nombres como el del italiano Lorenzo Musetti (17º) o el griego Stefanos Tsitsipas (5º) antes de cruzarse en una hipotética semifinal con Novak Djokovic, un duelo que el mundo del tenis aguarda con ansía y se está haciendo de rogar.

La peor gira de tierra de Nole

Tan solo una vez han podido enfrentarse los actuales dominadores del circuito desde la precoz irrupción de Alcaraz. Fue hace algo más de un año en Madrid, en plena presentación en sociedad del murciano, que se llevó el duelo de cuartos de final en el que es quizás el mejor partido disputado nunca en el torneo español y que dejó al mundo del tenis con ganas de más.

Djokovic, campeón del torneo en 2016 y 2021, llega a París renqueante tras una gira algo tormentosa por los problemas en el codo derecho, que le han llevado a firmar sus peores resultados en tierra en los últimos cinco años (tan solo 5 victorias y tres derrotas). Pero Nole sigue siendo Nole, y la voracidad extrema que le ha llevado a presentar su candidatura a ser el mejor tenista de la historia se activa al pisar un Grand Slam. Rara es la vez que, cuando huele sangre, deja escapar a la presa. Y con Nadal fuera de concurso, atisba la posibilidad de ganar por tercera vez en París, y de paso dar el estacazo casi definitivo a la lucha con el balear por ser el tenista con más grandes -actualmente están empatados a 22-.

Al igual que Alcaraz, el serbio se estrenará el lunes, en su caso frente al desconocido estadounidense Aleksandar Kovacevic, 114º del ranking y que no ha tenido que pasar por la previa por la elevada cantidad de bajas. En tercera ronda podría tener ya un exigente test con el malagueño Alejandro Davidovich, que ya le ganó la pasada campaña en Montecarlo, y en su horizonte aparecen escollos como Andrey Rublev (7º) antes del hipotético duelo con Alcaraz.

Swiatek, recuperada y a por el tercero

Por el otro lado del cuadro navegan varios tenistas que, sin los dos grandes en su horizonte hasta la final, vislumbran la posibilidad de dar el gran pelotazo en París. Es el caso de jóvenes como Holger Rune (6º) o Jannik Sinner (8º), coetáneos de Alcaraz y llamados a protagonizar una rivalidad generacional con el murciano. Ambos cuentan con todos los ingredientes para triunfar en el tenis, pero todavía no han sido capaces de demostrar la consistencia que sí tiene el número uno, mostrándose vulnerables en momentos clave de sus todavía cortas carreras.

Pero por encima de ellos, resalta el nombre de Daniil Medvedev (2º). El ruso, reconciliado con la tierra batida tras su sorprendente victoria en Roma, llega a Roland Garros como número dos y con poco que perder, una situación que le convierte en un rival extremadamente peligroso para cualquiera que se cruce en su camino.

Medvedev posa con el trofeo de campeón del Masters 1.000 de Roma.

Medvedev posa con el trofeo de campeón del Masters 1.000 de Roma. / EUROPA PRESS

"Lo que pasó en Roma fue increíble, sobre todo por haber ganado a muchísimos buenos jugadores en una superficie en la que nunca hasta ahora había estado cómodo. Es una sensación fantástica, y está claro que quizás haya más expectativas de las que normalmente he tenido", reconocía Medvedev, que aún así prefiere ir de tapado. "Sin Nadal todo será distinto, con él digamos que había menos oportunidades de ganar. Pero no quiero poner demasiada presión sobre mis hombros".

En el torneo femenino, todos los focos apuntan un año más a la número uno, la polaca Iga Swiatek. Ya recuperada del susto que dio en Roma, donde se retiró en cuartos de final, la ganadora en París en 2020 y 2022 tendrá como grandes rivales a la kazaja Elena Rybakina (4ª), campeona de Wimbledon el año pasado y reciente ganadora en el Foro Itálico, y a la bielorrusa Aryna Sabalenka (2ª), vencedora en Australia este año y que opta a asaltar el primer lugar del ránking en caso de hacer un buen papel en Roland Garros.

El "sueño" del dobles con Nadal en los Juegos de París

Entre las múltiples preguntas que contestó Carlos Alcaraz sobre Rafa Nadal, en una hizo alusión al futuro del balear y dejó la puerta abierta de par en par a disputar juntos el dobles en los Juegos Olímpicos de París 2024, en la que sería, sin duda, uno de las grandes fotos del tenis español.

“Obviamente, para mí sería un sueño poder jugar el dobles junto a Rafa, pero todavía queda un año y todavía pueden sucedernos muchas cosas, tanto a él como a mí. Esperemos que ambos podamos participar y, como digo, sería un sueño poder jugar con él”, aseguró Alcaraz, 17 años más joven que Nadal y con el que ha coincido en pista en tres enfrentamientos hasta la fecha, con un balance de 2-1 a favor del balear.