TENIS | OPEN DE AUSTRALIA

El órdago de Djokovic a Nadal: a Roland Garros empatados en la carrera por ser el más grande tras reconquistar Australia

Ambos tenistas llegarán en 120 días al 'major' parisino, bastión del balear, igualados a 22 Grand Slams en el pulso que mantienen por ser el tenista más laureado de la historia

"Es la victoria más grande de mi vida", asegura el diez veces campeón del Open de Australia tras imponerse en la final a Tsitsipas y reconquistar el número uno del ránking ATP

Djokovic celebra junta a su familia su décima victoria en el Open de Australia.

Djokovic celebra junta a su familia su décima victoria en el Open de Australia. / Joel Carrett (EFE)

Daniel Gómez Alonso

Daniel Gómez Alonso

Señala Novak Djokovic su sien y su corazón, pero apenas da muestras de la efusividad que podría esperarse de alguien que acaba de conquistar su décimo Open de Australia. Como si fuera un torneo más de los 93 que acumula en su palmarés, se acerca hacia su familia caminando impasible, se eleva sobre el palco y, en ese momento, explota y la herida cicatriza de golpe. Toda la rabia contenida durante un año sale en un grito que retumba en la Rod Laver Arena antes de empezar a llorar desconsolado, en una imagen inédita en la carrera de Nole.

El serbio, que en enero de 2022 parecía tenerlo todo listo para asestar el zarpazo al incesante pulso por la eternidad que han mantenido en la última década los miembros del ‘Big Three’, vuelve a la posición de partida. Siempre por detrás hasta entonces de Rafael Nadal y Roger Federer en la carrera por ser el tenista con más Grand Slams, por aquel entonces logró por primera vez igualar los 20 ‘majors’ con los que en ese momento contaban sus rivales tras un 2021 arrollador.

Con el suizo fuera del circuito y el balear llegando a Melbourne renqueante, Djokovic avistaba hace un año el Open de Australia, donde ya había ganado nueve veces, como la ocasión pintiparada para dar el zarpazo. Pero en ese momento se metió, por decisión propia, en la boca del lobo. Su rechazo a vacunarse contra el covid y el posterior sainete en suelo oceánico que acabó con su deportación le impidieron disputar el Grand Slam que más veces ha conquistado y pusieron en jaque sus deseos, siempre aireados, de convertirse en el tenista más laureado de la historia.

Nadal, en una oda a la resistencia, aprovechó la coyuntura para conquistar su 21º Grand Slam, al que sumó unos meses después su 14º Roland Garros, esta vez con el añadido de haber pasado por encima del serbio en los cuartos de final. 22 ‘majors’, dos de ventaja de nuevo para el balear, que encontró aire donde no parecía haberlo.

No cedió ni con esas Nole, siempre firme en sus particulares e histriónicas convicciones. Capaz de encontrar la mayor de las paces cuando todo lo que le rodea parece adentrarse en el caos, mantuvo la calma, recortando distancias en Wimbledon, donde sí pudo participar, y recibiendo a final de 2022 la noticia de que Australia, que amenazaba con castigarle varios años, sucumbía y permitiría su entrada a pesar de no estar vacunado.

Solo un set cedido

Ultra motivado él y sus seguidores tras lo ocurrido un año atrás, durante las últimas dos semanas la Rod Laver Arena se ha convertido en un pequeño Belgrado, llena de compatriotas en ocasiones excesivamente ruidosos, tanto en el interior como en el abarrotado exterior del recinto, repleto de banderas serbias. Nunca exento de polémicas, el paso de Djokovic por Melbourne ha vuelto a generar suspicacias, esta vez a cuenta de una supuesta y criticada lesión en el muslo de la que se ha recuperado con el trascurrir del torneo y también de unas inoportunas fotos de su padre junto a unos seguidores rusos que portaban banderas a favor de la invasión de Ucrania .

Djokovic besa el trofeo de campeón del Open de Australia.

Djokovic besa el trofeo de campeón del Open de Australia. / EFE

Nada de ello ha podido, sin embargo, perturbar al serbio en el camino hacía su 10ª victoria en el Open de Australia y la reconquista del número uno (374 semanas ya). Con el camino despejado por las lesiones de Nadal y Carlos Alcaraz, que no llegó ni siquiera a viajar, se ha deshecho casi sin pestañear de todos sus rivales (solo un set ha cedido en todo el torneo, ante el francés Enzo Couacaud en segunda ronda) hasta llegar a la final, donde no dio ni una opción al griego Stefanos Tsitsipas (6-3; 7-6; 7-6), que rendido tras no poder apenas inquietarle aseguró que Djokovic "es el más grande que ha cogido nunca una raqueta".

"Ha sido uno de los torneos más difíciles de mi vida", ahondó, por su parte, el serbio. "Sin poder estar el año pasado, volviendo este, y dadas las circunstancias de estas últimas cuatro o cinco semanas, que sólo conocen mi familia y mi equipo, esta es probablemente la victoria más grande de mi vida", remató.

Un golpe prácticamente definitivo

El torneo donde ha cimentado buena parte de su candidatura a ser el mejor tenista de la historia, y donde vivió también el peor momento de su vida deportiva, ya es suyo de nuevo y ahora, lanzado, apunta a París para asestar el que podría ser el gran golpe en la carrera que mantiene ya solo con el balear por ser el tenista con más grandes conquistados. En mayo, en la Philippe Chatrier, en el que para muchos es el mayor desafío de la historia del tenis, uno que el serbio ya ha superado en un par de ocasiones: derrotar a Nadal en su bastión.

Djokovic y Nadal, en Roland Garros.

Djokovic y Nadal, en Roland Garros. / AFP

Djokovic apenas ha perdido un partido desde que el balear pasó por encima de él precisamente en el grande parisino. Desde entonces, 35 victorias (Wimbledon, Open de Australia y Copa de Maestros conquistados entre otros torneos) y solo un tropiezo, en la final de Paris-Bercy ante Holger Rune. En ese tiempo, y a pesar de que varios países le cerraron las puertas para disputar sus torneos, entre ellos Estados Unidos, con sus cuatro Masters 1.000 y el US Open vetados, mantuvo intacta su voracidad, desatada desde el último tramo de la temporada pasada.

Vetado en Estados Unidos

Sigue ese frente abierto, al mantener los países norteamericano, al menos por ahora, el impedimento a abrir sus fronteras a extranjeros no vacunados, pero el horizonte parece ya más despejado para el serbio. Mientras tanto, como hace un año, vuelve a tener ante sí la posibilidad de dar el sorpaso ante Nadal, ahora en París.

120 días restan para vivir un nuevo capítulo de una de las grandes rivalidades de la historia del deporte. Con permiso de otros aspirantes como Alcaraz, actual número dos del ránking, Roland Garros apunta a ser el momento clave de la temporada para ambos. Para Nadal, cada vez más golpeado por las lesiones, la oportunidad de continuar aumentando un registro inalcanzable, sus 14 Copas de los Mosqueteros, y seguir vivo en la lucha. Para Djokovic, la de asestar el zarpazo definitivo en el jardín de su némesis.

16 de los últimos 19 grandes

Novak Djokovic y Rafael Nadal se ha repartido 16 de los 19 Grand Slams celebrados desde 2018. El tenista serbio ha ganado 10 de ellos, entre ellos el último en Melbourne, y el balear otros seis. Solo el austriaco Dominique Thiem (US Open, 2020), el ruso Daniil Medvedev (US Open, 2021) y Carlos Alcaraz (US Open, 2022) han podido impedir el pleno.