NEGOCIACIONES TRAS EL 23J

El PSOE da por descontado que Junts tensará la cuerda al límite y Coalición Canaria gana peso

La decisión del partido de Carles Puigdemont de reunir a su dirección el próximo jueves 17 de agosto da buena cuenta de que la negociación piensa poner a prueba la resistencia de los socialistas

Los diputados electos de Bildu

Los diputados electos de Bildu / Ricardo Rubio EPC

Isabel Morillo

Isabel Morillo

Vienen horas de infarto y el PSOE lo da por descontado. “Entra en el guion”, “es lo previsto”, se limitan a comentar. Los socialistas asumen que Junts mantendrá la incertidumbre hasta el último minuto y tensará la cuerda al límite antes de anunciar si da su apoyo para que la Mesa del Congreso tenga una mayoría progresista. La decisión del partido de Carles Puigdemont de reunir a su dirección el próximo jueves 17 de agosto, el mismo día que se celebra la constitución de las Cortes y se vota la Mesa, da buena cuenta de que la negociación piensa poner a prueba la resistencia de los socialistas. El expresidente da señales de estar encantado con el foco y el protagonismo alcanzado en esta nueva etapa. “Crece el nerviosismo y crece la subasta”, escribió públicamente Puigdemont desde su exilio en Waterloo, “paciencia, tenacidad y perspectiva”.

Todo se llevará al extremo. Como en el PSOE dan por descontado que forma parte de la estrategia de Junts, en el núcleo de Pedro Sánchez se acorazan, mantienen la serenidad, la prudencia y no permiten que afloren los nervios. “En una negociación si alguien quiere sacarte de quicio lo consigue y eso es lo primero que no se puede perder, el control de las conversaciones”, señala un veterano del PSOE que asiste a la encrucijada desde la segunda fila. Si los socialistas confiaban en que con tiempo el sector pragmático de Junts tomara las riendas, hasta ahora es Puigdemont quien dirige cualquier movimiento.

Todo abierto

“Calma”, “tenemos experiencia en votaciones de infarto”, se limitan a añadir quienes sí están en el puente de mando del Gobierno y Ferraz. Este Gobierno en funciones ganó la reforma laboral, una de las leyes más importantes de la legislatura, por un error de un diputado del PP, recuerdan. En la sala de máquinas del PSOE todo corre cada vez más deprisa. Mientras que haya abiertos canales de diálogo hay oportunidad de que el bloque progresista pueda hacerse con cinco de los nueve sillones que componen la Mesa del Congreso, trasladan. Una mayoría que les permitiría seguir avanzando hacia las negociaciones para intentar una investidura de Pedro Sánchez.

La incertidumbre preside las negociaciones. Los socialistas ya tienen garantizado el apoyo de Sumar y EH Bildu. Esos tres partidos suman 158 votos. Hasta llegar a los 171 que tienen PP, Vox y UPN queda todavía un trecho. El PSOE necesita a ERC (7), PNV (5), BNG (1) y alcanzaría los 171 diputados. Los bloques en ese momento quedarían empatados.

El PNV es un bunker. Solo ha dicho, por dos veces, que no va a estar en el bloque del PP con Vox. No se conoce qué ha pedido a cambio y si aspira de verdad a la presidencia del Congreso, como deslizó Coalición Canaria. Fuentes nacionalistas vascas aseguran que no se pueden dedicar a contestar “especulaciones”. El PSOE ya ha dicho que la presidencia no entra en juego y que quieren que la ocupe un o una socialista con el visto bueno de los nacionalistas. El portazo del PNV al PP invita a pensar que se alineara en el bloque del PSOE pero nadie del partido de Andoni Ortuzar ha salido hasta el momento a decirlo. Ni tiene previsto hacerlo, indican, en las próximas horas.

Bandazos de ERC

El capítulo de ERC tampoco es fácil. Los republicanos han empezado a dar bandazos y a mirar a Junts. Durante varios días la diputada de ERC Teresa Jordà pintó un clima propicio para el entendimiento con el PSOE a cambio de que tuvieran grupo propio en el Congreso, lo que necesita una Mesa progresista y una lectura flexible del Reglamento porque no reúnen los requisitos técnicos. Pedían además un sillón para los nacionalistas en el órgano de gobierno de la Cámara. Sin embargo, el domingo endureció las condiciones y advirtió de que no los den por descontados.

Con todo en el aire, el diputado de Coalición Canaria vuelve a tener un gran protagonismo. Si se suma al bloque del PP daría a Alberto Núñez Feijóo los 172 votos con los que podrían tener mayoría en la mesa. En ese caso, si Junts decide no poner sus votos al servicio del bloque progresista, si en esa reunión del jueves en el último minuto, el partido de Puigdemont opta por mantenerse en su lógica de bloqueo y votarse a si mismo, la mayoría del Congreso, como la del Senado, sería conservadora. Pedro Sánchez tendría muy difícil sacar adelante una investidura y de lograrlo sería casi imposible gobernar con las dos cámaras legislativas a la contra y una mayoría inestable, exigua y precaria.

Pese a que este desenlace es posible, en el PSOE prefieren seguir abonando el optimismo. Tampoco dan por perdido el apoyo de Coalición Canaria, que juega a dos bandas, pero que cerró tras el 28 de mayo un gobierno con el PP en las islas como segunda y tercera fuerza, que dio la presidencia al nacionalista Fernando Clavijo. En el PP insisten en que dar la presidencia del Congreso al PNV, para romper el muro de los nacionalistas vascos, no es su opción y que ellos tienen "sus propios planes".

El interés del partido que ganó las elecciones es que Feijóo logre más apoyos que Sánchez para que el Rey le encargue una investidura que celebrarían cuanto antes. Eso activaría el reloj y la cuenta atrás, en dos meses, para ir a unas nuevas elecciones que podrían ser en Navidades, si no obtiene apoyos para ser presidente. El PP cree que una repetición electoral es una nueva oportunidad para llegar a Moncloa. El PSOE no quiere que ese escenario esté en el horizonte y se afana en disfrazar el nerviosismo o la incertidumbre de “prudencia” y “discreción”, las palabras más repetidas en boca de los socialistas.