NEGOCIACIONES TRAS EL 23J

El PSOE deja en manos de los nacionalistas decidir quién se sentará en la Mesa del Congreso

Los socialistas piden a Junts, ERC y PNV que pacten quién se quedará un sillón y advierten de que la presidencia no entra en unas negociaciones que medirán por primera vez los apoyos a Sánchez

Pedro Sánchez en el Congreso

Pedro Sánchez en el Congreso / Eduardo Parra /Europa Press

El PSOE ha trasladado a los partidos nacionalistas, que deben convertirse en sus aliados para una investidura de Pedro Sánchez, que acuerden entre ellos quién ocupará un sillón en la Mesa del Congreso de los Diputados que los socialistas están dispuestos a ceder.

La votación será el próximo 17 de agosto, después de que los diputados hayan prometido la Constitución librarán una batalla por controlar la Mesa del Congreso, encargada de regir el funcionamiento de la Cámara. En esta liza, el PSOE pondrá a prueba por primera vez un pacto con todos sus socios -Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV y BNG- para lograr una mayoría progresista, cinco de los nueve asientos que componen el órgano.

Una negociación en la que la diputada de ERC, Teresa Jordà, asegura a EL PERIÓDICO, de Prensa Ibérica, que uno de esos puestos podría acabar en manos de alguno de los partidos soberanistas. "Posiblemente habrá una silla que podría pertenecer al independentismo o al PNV", sostiene en esa entrevista. En 2019, los socialistas ya cedieron un puesto de la Mesa del Senado a la formación jeltzale.

Negociación a varias bandas

Fuentes socialistas confirman esa oferta y trasladan que son los cinco partidos soberanistas, PNV, ERC, Junts, Bildu y BNG, quienes deben previamente cerrar un acuerdo sobre quién ocupará uno de los cinco sillones que aspira a ostentar el bloque de izquierdas. Aseguran que esos contactos ya se están dando. En realidad, admiten que Bildu no tiene interés por esa representación y que el BNG está en otras condiciones, al tener un solo diputado.

La negociación de más calado estaría entre PNV, ERC y Junts. Deben tener “una voz única”, señalan desde el PSOE. “Lo primero es que todos los partidos independentistas coincidan en uno”, añaden. La votación es complicada, armar una mayoría para no perder el control de la Mesa no es fácil y el bloque de los aliados del PSOE y Sumar, insisten, deben llegar con un consenso previo. “Es la primera fase de esta negociación y en la que nos encontramos”, sostienen.

El PSOE enfrenta la negociación de la Mesa del Congreso con un aviso contundente, la presidencia de la Cámara Baja no está en discusión. Los socialistas han trasladado con claridad que ese sillón, que confiere rango de tercera autoridad del Estado tras el Rey y el presidente del Gobierno, no está en juego en la conversaciones abiertas con el resto de partidos de la Cámara. Fuentes del PSOE trasladan que esta premisa es aceptada y compartida por el resto de formaciones a pesar de que desde Podemos, Pablo Echenique, aseguró que es “una temeridad” que la socialista Meritxell Batet repita como presidenta del Congreso y haya pedido que se elija a una persona de otro partido para lograr el consenso de los demás grupos. Desde Izquierda Unida, Enrique Santiago también se abrió a negociar que la presidencia no sea para los socialistas, apostando por hablarlo “colectivamente”.

La presidencia, del PSOE

Desde el grupo socialista insisten en que “no hay nada que hablar” sobre este asunto. Ahora mismo la prioridad para los socialistas es amarrar los votos de Junts. Los siete diputados de la formación de Carles Puigdemont son cruciales para garantizar la presidencia del Congreso, imprescindible para sobrevivir en una legislatura donde las mayorías son endiabladas y el Senado está en manos del PP.

Uno a uno, los 350 diputados del Congreso bajarán de sus escaños, subirán a la tribuna de oradores y en una urna de madera irán introduciendo papeletas con un nombre escrito, el de uno de los candidatos para presidir la Cámara baja. Como cualquier votación, todo se reduce a una simple y sencilla cuestión de aritmética. Para hacerse con la presidencia de la Cámara se debe tener un candidato que sea elegido por mayoría absoluta o, en su defecto, que obtenga más 'síes' que el rival en una segunda vuelta. El bloque de la derecha tiene 171 escaños -PP (137), Vox (33) y UPN (1)- y para superarlo es necesario que PSOE (121), Sumar (31), ERC (7), Junts (7), EH Bildu (6), PNV (5) y BNG (1) -178 en total- apuesten por el mismo nombre.

Con estas mismas cuentas, en una segunda y tercera votación, el bloque progresista lograría hacerse con dos de las cuatro vicepresidencias que se reparten y con dos de las cuatro secretarías. En total, cinco puestos que irían, principalmente, para el PSOE y Sumar. Los otros cuatro asientos, las dos vicepresidencias y las dos secretarías restantes, irían para el PP, salvo que quiera ceder algún puesto a Vox.

Grupo propio

La Mesa del Congreso no es más que una de las tantas pieza que componen un puzle mucho más amplio. Tanto ERC como Junts están interesados en que este órgano tenga una mayoría progresista, dado que ninguno de los dos partidos cumple con los requisitos para tener grupo parlamentario propio. Así, los socialistas han prometido que la Mesa será laxa en la interpretación del reglamento. Jordà también asegura que en las conversaciones con el PSOE ha quedado claro que no habrá problema en este aspecto.

Manteniendo la discreción, todas las formaciones juegan sus cartas. En el PP aseguran que también están dispuestos a dar la batalla por hacerse con la presidencia de la Mesa. Para ello necesitan al PNV, a quienes estaban dispuestos a ceder un asiento. No obstante, los jeltzales han rechazado sentarse a negociar con Feijóo su investidura, lo que no hace augurar un acuerdo respecto a la Mesa del Congreso.

Con los 137 diputados que tienen, el PP podrá hacerse sin problemas con cuatro puestos de este órgano. La cuestión está en si cede alguno de ellos a Vox. Además, los populares tendrán cinco de los nueve puestos de la Mesa del Senado, donde lograron una mayoría rotunda en el 23-J. La intención de Feijóo es elegir a una mujer como presidenta de la Cámara alta.