Opinión | MIRADAS

Esos libros tan necesarios

Que desde mediados de julio hasta el 30 de agosto no aparezca novedad alguna me causa una tristeza grande

La librería La Insólita, en Barcelona

La librería La Insólita, en Barcelona / Jordi Otix

Tras pasar casi dos meses –¡dos meses!– deambulando por las librerías de nuestro país, de Galicia, Tenerife, Madrid, Girona y algunos pueblos, triste por la ausencia de novedades, tan denostadas por todos y me incluyo en la lista, los libros nuevos con nuevas portadas y con pilas, tenía la sensación de pasear por un páramo. Me entristecía no encontrar esa novedad que te cautiva, y esa otra, y la de más allá.

Ciertamente la contradicción es una de las esencias del sector editorial. Cuando hay demasiadas novedades nos quejamos y con razón de que no todas pueden tener la misma oportunidad de ser vistas por los lectores. Y me reafirmo en ello. Pero al mismo tiempo, que desde mediados de julio hasta el 30 de agosto no aparezca ¡de repente! novedad alguna me causa una tristeza grande.

Porque las librerías están hechas para que sean una fiesta, de pilas de libro diciendo "¡Aquí estoy…cómprame!" y de gentes paseando, mirando, paradas leyendo una contraportada, sentadas en una silla o sillón leyendo los primeros párrafos de un libro. Habitando esas raras cuevas para los que necesitamos libros como aire que respiramos.

Igual somos minoría, pero en todo caso es triste deambular por las librerías y ver los mismos títulos y las mismas exiguas cantidades, con mesas medio vacías y algún libro sacado de la estantería para cubrir hueco. Me apena y me cabrea. Ahora quiero que se oiga la voz del lector/a anónimo que no tiene por qué saber nada de la industria y quiere tener siempre libros nuevos para escoger cuál lee. Debería tener derecho. ¿ O no? ¿Tienen los lectores derechos? Ese tema ya lo desarrollaré en otro momento.

Por eso me pongo tan contento cuando ya ha pasado el pesado agosto y las librerías comienzan a brillar, los autores top que lo hacen posible son los Pérez-Reverte, los Muñoz Molina, los Ken Follett, los Stephen King…y un largo etcétera de libros que aparecen a partir de finales de agosto. Estos libros que tienen un público lector y comprador asegurado. Esos libros que dan luz, vida y llenan las cajas de euros tan necesarios para los medianos libreros pero también para las grandes cadenas.

Son los que permiten, por su inmediata atracción y compra, que también aparezcan autores y libros no tan conocidos, no tan esperados, pero asimismo muy interesantes. Los top permiten al librero que exhiba también esas apuestas de los pequeños y medianos editores, y que con las librerías sonrientes y felices podamos descubrir y disfrutar. Sin esos top no hay vida en las librerías, eso es de una claridad fotográfica. Los escaparates lucen y brillan con esas nuevas obras de escritores/as top. Esos que algunos llaman –aún no se han enterado de nada– despectivamente best sellers. Pues bien: sin tops no hay vida y, si no hay vida, todo languidece, se cierran librerías y se pierden lectores

Este curso que comenzó a finales de agosto nos va a deparar excelentes novelas top: El problema final, de Arturo Pérez-Reverte; No te veré morir, de Antonio Muñoz Molina; Holly, de Stephen King; La leyenda de las mareas mansas y la edición ilustrada de El infinito en un junco, de la top de tops Irene Vallejo; Las garras del águila, de Karin Smirnoff, que continúa la saga iniciada por Stieg Larsson con Lisbeth Salander como personaje central; La armadura de la luz, de Ken Follett; Babilonia 1580, de la que fue primeriza pero ya es TOP Susana Martín Gijón... Y ya más adelante, el premio Planeta, con la eterna controversia que siempre arrastra. Y será de destacar El último telesilla, de John Irving, novela caudalosa de un top que empezó a serlo con Una mujer difícil. Y eso es solo una pequeña muestra.

Hago una petición de lector a las editoriales, sobre todo a las que aportan más títulos a nuestro mercado: ¿no pueden dejar un par para agosto? Con los calores, un libro es el mejor aire acondicionado posible.