Adiós al coco: ¿por qué deberías eliminarlo de tu dieta?

El coco es una fruta tropical que se compone de una cáscara marrón fibrosa y una pulpa de color blanco que se puede consumir de distintas formas. El coco ha demostrado ser tan polivalente como muchos otros alimentos, y es que solo hace falta ver lo que se saca de uno de ellos: leche, agua, aceite...

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Esta fruta tiene numerosas propiedades para nuestro cuerpo en cuanto a salud alimentaria y física, actuando como protagonista de numerosos remedios caseros que solucionan hasta los problemas más rebuscados.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, el coco también puede ser dañino en exceso, con serios peligros para personas que padezcan alguna enfermedad o intolerancia que les impida consumirlo.

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Algunos de sus beneficios son:

• En la pulpa de coco también hay compuestos fenólicos, los cuales tienen funciones antioxidantes y actúan protegiendo las células de las sustancias tóxicas o radicales libres. 
• Los cocos destacan por su alto contenido en fibra, un componente que ayuda a la salud digestiva evitando el estreñimiento.
• Una vez más, gracias a su contenido en fibra, el coco puede mantener estables los niveles de azúcar en la sangre. 
• El manganeso, el zinc y los antioxidantes del coco estimulan el correcto funcionamiento del sistema inmune, manteniendo la integridad del organismo frente a la inflamación.

Cuidado si padeces alguna de estas condiciones

Aumento de peso

Si eres una persona que no tiende a digerir bien los alimentos y cuyo metabolismo no va lo rápido que debería, el coco es una de esas frutas que deberías evitar. Si ingieres cantidades abundantes de la fruta, serán las grasas las que predominarán en tu cuerpo, convirtiéndose rápidamente en un aumento de la masa muscular.

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Salud vascular

El coco aporta fibra y compuestos antioxidantes que son capaces de reducir el colesterol, pero también contiene grasas saturadas en grandes cantidades. Según estudios, la ingesta elevada de estas grasas como las predominantes en el coco se asocia a un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca.