INVITACIÓN DE BIDEN

Sánchez llegará a la Casa Blanca en medio del choque por el plan proteccionista de EEUU

La UE critica las ayudas con las que Biden quiere impulsar su industria de renovables excluyendo a las empresas europeas

El presidente español y el estadounidense han pasado del encuentro fugaz en Bruselas a exhibir cercanía en Bali o la cumbre de la OTAN

Joe Biden con Sánchez en Bali

Joe Biden con Sánchez en Bali / EFE/Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Moncloa ha perseguido esta cita durante un año. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha invitado a Pedro Sánchez a una reunión de trabajo en la Casa Blanca el próximo 12 de mayo. La imagen del presidente español con el estadounidense coincidirá con el inicio de la campaña electoral para las autonómicas y pondrá el broche a un año en el que ambos líderes han pasado de ser desconocidos a mostrar sintonía y cercanía en los grandes eventos, desde las charlas distendidas en Bali a las cenas de gala en el Museo del Prado de Madrid. Fotos de peso para una relación trasatlántica que Madrid ha cultivado especialmente en estos 422 días de guerra en Ucrania, pero que tienen un escollo importante: Biden quiere favorecer a sus empresas verdes con un plan que amenaza a las europeas.

“Los dos líderes repasarán los esfuerzos comunes como aliados de la OTAN y socios cercanos para fortalecer nuestra relación bilateral de defensa, seguridad trasatlántica y prosperidad económica”, explicó anoche la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, durante el anuncio de la visita. Hablarán de cambio climático y de la presidencia europea, y de las posibilidades de una mayor relación de ambos bloques con América Latina.

En el tema económico es donde pueden surgir los mayores escollos. Joe Biden ha lanzado un plan de inversiones para luchar contra la inflación (IRA, por sus siglas en inglés) de cerca de 700.000 millones de euros, la mitad de las cuales irán a subvenciones y desgravaciones fiscales para sus empresas “verdes”. Pero viene con condiciones: que la cadena de valor de la producción se quede en Estados Unidos. Eso podría perjudicar a las firmas españolas, en particular a las del sector de las energías renovables, según han explicado anteriomente fuentes del Gobierno a preguntas de este diario. Moncloa considera que este plan estadounidense es inaceptable y podría contravenir las normas establecidas por la Organización Mundial del Comercio (OMC). Madrid se suma así a la estela de críticas al proyecto estadounidense, lideradas públicamente por Emmanuel Macron. Durante su visita de Estado a Estados Unidos en noviembre del año pasado, el presidente francés dijo a congresistas y senadores que ese plan era “muy agresivo”. Luego, se movió en Bruselas para pedir un plan de respuesta común a ese proyecto con tintes proteccionistas. Desde entonces, los líderes de la UE llevan pensando cómo responder. 

Especialmente preocupante es el apartado de los vehículos eléctricos, de los que España fabricó cerca de 90.000 en los primeros nueve meses del año pasado, una cifra que crece a un ritmo del 60% interanual. Europa produce alrededor del 25%. Según el plan de Estados Unidos, para poder beneficiarse de las ayudas, la empresa solicitante tiene que tener al menos el 40% de los componentes clave de las baterías fabricados en Estados Unidos, una cifra que se elevará hasta el 80% en 2026. Un “buy american” verde. Hay empresas europeas que ya han sugerido que se podrían plantear trasladar parte de su producción a Estados Unidos por lo atractivo de las ayudas. La Unión Europea ha respondido con planes para garantizar que al menos el 40% de las tecnologías verdes estén producidas en el Viejo Continente antes de 2030. Y ha abierto negociaciones con Estados Unidos para que las baterías producidas con materias primas europeas puedan también acceder a esas prebendas fiscales estadounidenses. 

Joe Biden y Pedro Sánchez, en la Moncloa el 28 de junio de 2022.

Joe Biden y Pedro Sánchez, en la Moncloa el 28 de junio de 2022. / .

España tiene muchos intereses tanto en la industria de la automoción verde como en el de las energías renovables o los paneles solares (cerca de 5.000 millones de euros del PIB nacional en 2021 solo en fotovoltáica, según la patronal del sector), que también se vería afectado

Sintonía sobre Ucrania entre Sánchez y Biden


Sánchez lo tendrá más fácil cuando llegue el turno de hablar de defensa y de la guerra de Ucrania. España está cerca de cumplir el 2% de inversión en defensa que venía exigiendo Washington a los miembros de la OTAN. Aunque la ayuda militar directa de nuestro país a Kiev es magra (unos 320 millones en envíos directos, lo que nos sitúa en la posición 17 del ránking de donantes, según la recopilación de los datos conocidos que hace el Instituto Kiel), si se le suma la cuota que corresponde a la ayuda que entrega la Unión Europea, se sube al séptimo lugar, con cerca de 4.000 millones de euros comprometidos. Y eso va acompañado de un apoyo popular inédito: dos de cada tres españoles siguen apoyando el envío de armas y ayuda. Además, España ha acogido a 170.000 refugiados ucranianos. 

En este contexto, el Gobierno de Sánchez ha apostado claramente por la vía del atlantismo, algo que ha quedado especialmente de manifiesto por contraposición a la actitud de Emmanuel Macron. El presidente galo agitó los avisperos diplomáticos hace unos días tras pedir que la UE abandone su posición de seguidismo de Estados Unidos en temas como China y Taiwán. El cambio abierto en ese sentido es la llamada “autonomía estratégica” de la Unión Europea, que tiene una lectura económica y otra militar. Sin embargo, tal y como contó este diario, no hay intención alguna en Moncloa o Exteriores de hacer avanzar sustancialmente la autonomía estratégica militar de los 27 durante la próxima presidencia del Consejo Europeo. Especialmente en estos momentos en los que Estados Unidos es el mayor contribuyente del esfuerzo bélico en la primera gran guerra de este siglo en suelo europeo. 

Imágenes de sintonía entre Biden y Sánchez


El encuentro entre Sánchez y Biden del próximo 12 de mayo en Washington se suma a una serie de encuentros que Moncloa ha ido persiguiendo afanosamente desde que el demócrata arrebatara la presidencia a Donald Trump en enero de 2020. El primer encuentro fue un mero paseo de menos de un minuto en los pasillos de la Cumbre de la OTAN de Bruselas el 15 de junio de 2021. Un "encuentro informal" que era “prueba de la excelente relación que existe entre ambos países", en palabras del Gobierno; un paseo de 20 metros que sirvió para que ambos presidentes se conocieran.

Desde ahí, los tiempos fueron ampliándose y las conversaciones, extendiéndose. El momento álgido fue durante la Cumbre de la OTAN de Madrid del pasado mes de junio. Tras albergar una cita en al que se cerró el Concepto Estratégico de Madrid (en el que los Aliados definían a Rusia como amenaza y a China como reto) y se allanó el camino para la adhesión de Finlandia y Suecia, Pedro Sánchez recibió a Joe Biden y al resto de los líderes internacionales en una cena de gala en el Museo del Prado. El enganche con el líder del mundo libre ya se había producido.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN visitan el Museo del Prado

Los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN visitan el Museo del Prado / .

La consagración aparente de la relación entre ambos llegó en la cumbre del G-20 en Bali (Indonesia). Se vio a Joe Biden acercarse a la mesa informal donde estaba Pedro Sánchez en la cumbre del G-20 en Bali (Indonesia) y sentándose a charlar distendidamente con él, con las gafas de sol aún puestas. Y luego, se les volvió a ver juntos, al lado de otros líderes globales como el presidente francés Emmanuel Macron o el canciller alemán Olaf Scholz, en una especie de gabinete de crisis tras conocerse que un misil proveniente de la guerra de Ucrania había matado presuntamente a unos agricultores en Polonia. 

Más allá de las fotos, a Biden le interesa la visita de Sánchez por el mismo motivo que al presidente chino Xi Jinping, que también ha recibido al presidente español: porque desde julio presidirá el Consejo de la Unión Europea, y tendrá cierto poder para decidir qué asuntos de la UE priorizar en lo que queda del año. La presidencia española es una presidencia “de cierre”, es decir, la anterior a las elecciones al Parlamento europeo, y se deben cerrar asuntos clave. Según la Casa Blanca, Biden querrá aprovechar esa cita para poner el foco en América Latina, que es también una de las prioridades de la presidencia española.