LA VIDA CONTIGO

Qué fue de… Eva Nasarre, la presentadora de sonrisa eterna que enseñó a hacer gimnasia a los españoles

La catalana triunfó durante los ochenta. Desde hace años padece una enfermedad crónica y defiende los derechos de las personas en situación de dependencia

La gimnasta Eva Nasarre en una fotografía de archivo.

La gimnasta Eva Nasarre en una fotografía de archivo. / ARCHIVO

El gran Francisco Umbral apuntaba en una de sus columnas, con toda la razón del mundo, que Eva Nasarre enseñó a hacer gimnasia a los españoles, un pueblo que no había pasado de la magnesia. "Todos los cuerpos del país —incluso los Cuerpos Técnicos de la Administración— van camino de ser gloriosos con la tabla de gimnasia de Eva. Claro que si de verdad hay un cuerpo glorioso, es el suyo. La televisión nos ha convertido en voyeurs que miramos por la cerradura del cuarto de la niña, para verle hacer sus atletismos", comentó el autor de Mortal y rosa en una época en la que la ninfa del atletismo doméstico triunfaba en la televisión pública nacional.

Aunque había nacido en Lérida, Nasarre se instaló en Barcelona, donde su marido José Miguel Pérez y ella montaron un gimnasio. Allí trabajaba cuando en 1983, con solo 22 años, le surgió la oportunidad de debutar en televisión. En concreto, los responsables de TVE le propusieron sustituir a la gimnasta Sagrario Aguado, víctima de una inoportuna lesión, al frente de Puesta a punto, un programa diario de gimnasia, emitido en el segundo canal, creado a imagen y semejanza de aquellos con los que Jane Fonda triunfaba en Estados Unidos. Desde el principio, la simpatía y la naturalidad que Nasarre mostraba frente a las cámaras cautivaron a los espectadores y la auparon como uno de los personajes más populares del país.

"Nadie se puede ni imaginar el esfuerzo que supone para una deportista estar en un plató grabando unas tablas de gimnasia", dijo entonces en una entrevista. "Yo pienso lo maravillosamente que deben estar en sus casas esas personas que me siguen. En el fondo las envidio. A mí las cámaras no me preocupan, soy feliz enseñando gimnasia y trato de pasarlo divertido y transmitir alegría. Cuando se apagan los focos es cuando te das cuenta del esfuerzo que has realizado y notas el cansancio”".

Éxito en televisión

El éxito de su programa sorprendió a los directivos televisivos, que en 1985 decidieron que Puesta a punto pasara a emitirse en la parrilla matinal de la Primera Cadena bajo el nombre de En marcha, que estuvo en antena hasta 1986. A raíz del boom, Nasarre se mudó a Madrid y empezó a recibir ofertas para protagonizar distintas campañas publicitarias. Sin embargo, a ella no le gustaba nada eso de ser el centro de atención. De hecho, en varias entrevistas reconoció que lo pasaba mal cada vez que veía que una revista del corazón hablaba sobre sus amoríos. En este sentido, se sabe que estuvo casada durante siete años con José Miguel, del que se separó poco antes de saltar al estrellato, aunque él siguió siendo su amigo y representante después de la ruptura. 

Retrato de una entrevista Eva Nasarre en 1996.

Retrato de una entrevista Eva Nasarre en 1996. / ELISENDA PONS

Tras verse involucrada en alguna que otra relación fallida, Nasarre se enamoró de Chema Álvarez, con el que en 1987 contrajo matrimonio por lo civil, pese a que lo que ella realmente deseaba era casarse a ojos de Dios. "Me eduqué en las monjas y no he cambiado mis costumbres religiosas por ser más o menos famosa", respondió cuando le preguntaron si era una persona muy religiosa. "Voy a misa todos los domingos y comulgo. A veces me sucede que cuando le doy ‘la paz’ a alguien en la iglesia, me mira extrañado porque me conoce, es como pensar que es raro ver a Eva Nasarre en esa situación. Soy algo muy distinto [a lo que algunos imaginan], no tengo dobleces. Me gusta llegar pronto a casa, estar entre los míos y no soy nada casquivana. En realidad, Eva Nasarre es más bien aburrida".

Con Chema tuvo a su único hijo, Joan Marc. Desde que dio a luz, la leridana dejó claro en varios reportajes que el trajín de la televisión pasaba a segundo plano y cobraba fuerza su deseo de ofrecer al niño lo que ella nunca tuvo: una familia. "Actualmente solo aceptaría intervenir en un programa que pudiese ser compatible con la familia", confesó. “La televisión, aunque fue para mí una etapa maravillosa, en la que conocí gente, me enriquecí e incluso encontré a mi marido, lo cierto es que la tengo un poco apartada de mi vida. Soy hija de padres separados y quiero que mi hijo llegue del colegio y encuentre a sus padres para atenderle, para compartir con él sus experiencias y cubrir todas sus necesidades, tanto prácticas como afectivas".

Cambios en su vida

Tras superar las pruebas de acceso a la Universidad para mayores de 25 años, Nasarre se matriculó en la carrera de Trabajos Sociales, con el objetivo de dedicarse a trabajar como asistente social. "Era una asignatura que tenía pendiente conmigo misma. En el fondo soy como una hermanita de la Caridad", confesó la catalana, que a los 39 años fue diagnosticada con artritis reumatoide grave, una enfermedad crónica e incurable que con el tiempo le provocaría una incapacidad laboral permanente. Su nombre volvió a estar en boca de todos en 1999, año en que se publicó que había abandonado el hogar conyugal sin avisar, tras enamorarse de un joven policía nacional que respondía al nombre de Víctor, y que acababa de tramitar la separación de Chema, quien se quedó al cuidado de su hijo.

Aquella extraña situación desató las especulaciones. Se dijo que Nasarre había desaparecido o que llegó a ser captada por una secta, y su ex la tachó incluso de “mala madre”. En una entrevista concedida a ¡Hola! en su humilde piso de la localidad barcelonesa de Premiá de Mar, la aludida apareció posando junto a su nuevo amor para negar todos los rumores y explicar que estaba trabajando como asistenta social y terapeuta ocupacional en una residencia de ancianos. “Jamás he abandonado a Joan Marc”, declaró. "He hablado con él por teléfono y he notado muchas veces que estaba angustiado. Eso me llevó a mantener una conversación con la directora de su escuela en la que le pedí que el equipo de psicólogos del centro hiciera un seguimiento y que estuvieran al tanto de su situación, ya que yo no podía hacerlo en esos momentos porque era muy difícil mantener un diálogo o cualquier comunicación con Chema".

Ya en 2004 fue el propio Joan Marc quien habló con varios periodistas para contar que llevaba seis años sin ver a su madre, a la que él siempre había admirado mucho: "Estaba más unido a ella que a mi padre, porque él trabajaba en San Cugat en televisión y solo le veía por la noche. Mi madre me llevaba al colegio, me recogía, me llevaba al fútbol. Era, aparte de mi madre, mi cómplice, mi mejor amiga. Por eso cuando me abandonó lo pasé muy mal. Su ausencia me ha marcado para toda la vida". Después de eso, madre e hijo se reunieron un día en un hotel de Lérida para intentar aclarar las cosas y empezar su relación desde cero.

Cuando las aguas volvieron aparentemente a su cauce, Nasarre decidió permanecer totalmente alejada de la vida pública. Tanto es así que en 2012 interpuso una demanda contra una revista que publicó un par de artículos donde se hablaba de su estado de salud y se la veía en silla de ruedas. En la actualidad, la catalana se encuentra afincada en Madrid, desde donde a menudo utiliza la red social X, antes conocida como Twitter, para defender la ley de dependencia y reclamar una mejor sanidad pública. "Acabo el año muy cansada" tecleaba, indignada, hace solo unos meses. "En cada lucha por unos cuidados dignos se va una energía que necesito mucho para mí, por mi situación de enferma crónica, con discapacidad y dependencia. No tengo ninguna esperanza en que los cuidados mejoren. Ninguna".