Guerra en Europa
Catorce días que han conmovido al mundo, por Ernesto Ekaizer
La guerra mundial -económica- contra Rusia es un hecho. ¿Parece razonable jugárselo todo en Ucrania a la improbable rendición incondicional o caída de Vladimir Putin?
El paisaje en Ucrania y en Europa después de 14 días -si se toma como punto de partida la invasión rusa iniciada el 24 de febrero y no la entrada de las primeras tropas la noche del lunes 21 en las repúblicas del Donbás- es apocalíptico. Y lo peor: ya comienza a formar parte de la realidad cotidiana, inevitable. La barbarie que se consuma ante nuestros ojos tiene un grado de irrealidad, casi de ficción, que apela a un estado de negación para “seguir viviendo”.
Pero hay algunas pistas que quizá sea útil recomponer para conocer los intereses creados, que diría Benavente, que se están moviendo estratégicamente. El pasado 1 de marzo, cuatro días después de la invasión generalizada de las tropas de Putin, Hillary Clinton concedió una entrevista a la cadena MSNBC, a la presentadora y comentarista política neoyorquina Mika Brzezinski.
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“Recuerde usted, los rusos invadieron Afganistán en 1980. No terminó bien para los rusos… pero el hecho es que una insurgencia armada muy motivada y financiada expulsó a los rusos de Afganistán…si bien ningún país entró a combatir a los rusos muchos países aportaron armas y asesoramiento”, dijo. Y añadió que siendo países diferentes, aquél es “modelo en que la gente está ahora pensando cara el futuro. Si se logra enviar armas a Ucrania y soldados voluntarios ello podría bloquear a Rusia. Ahora, seamos claros: Rusia tiene una fuerza militar abrumadora pero también la tenía en Afganistán…”
La presentadora, Mika Brzezinski, mira por dónde, es la hija de Zbignew Brzezinski, asesor seguridad nacional del presidente Jimmy Carter entre 1977 y 1981, que jugó un papel clave ante la invasión soviética de Afganistán (1979) y la revolución iraní (1979-1980). En 1998, Zbigniew Brzezinski, reveló cómo EEUU tendió la trampa para que la Unión Soviética dirigida por el presidente del consejo de ministros de la Unión Soviética, Leonid Breznev, invadiera Afganistán. Hasta entonces se creía que la CIA había ayudado a los muyahidines en 1980 tras la invasión rusa de diciembre de 1979.
“Pero la realidad que se mantuvo en secreto es diferente. Fue el 3 de julio de 1979 cuando el presidente Carter firmó la primera orden sobre la asistencia clandestina a los opositores del régimen prosoviético de Kabul. Y ese día yo escribí una nota al presidente donde le explicaba que en mi opinión esa ayuda provocaría una intervención militar de los soviéticos. Nosotros no empujamos a los soviéticos a intervenir pero incrementamos conscientemente la probabilidad de que lo hicieran. Y no me arrepiento. Aquella operación secreta era una excelente idea. Su efecto fue que atrajo a los rusos a caer en la trampa afgana” .
Preguntado si se arrepentía de estos hechos, el ex asesor de Seguridad Nacional respondió: ¿Cómo me voy a arrepentir? El día que los soviéticos cruzaron oficialmente la frontera, yo le escribí al presidente Carter: `Ahora tenemos la oportunidad de darle a la URSS su guerra de Vietnam´. Moscú tuvo que librar durante casi 10 años una guerra insoportable para el régimen, un conflicto que provocó la desmoralización y finalmente el estallido del imperio soviético”.
¿No lamentaba haber favorecido el integrismo islamista al aportar armas y consejo a futuros terroristas? Brzezinski respondió: “Boberías, el islamismo global no existe…¿Qué es lo más importante para la historia mundial? ¿Los talibanes o la caída del imperio soviético? ¿Algunos locos islamistas o la liberación de Europa central y el fin de la guerra fría?
Parafraseando a Brzezinski, ¿está EEUU, ahora que ha sido derrotada en Afganistán, aprovechando para sumir a Rusia en un nuevo, su segundo, Afganistán?
En 1997, en Estados Unidos dos testimonios revelaron los efectos que podría tener la expansión de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) hacia los países del este europeo que rodean a Rusia.
La advertencia de Biden
Uno fue el de Joe Biden, en junio de 1997, entonces líder minoritario en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, quien explicó cuál podría ser el único motivo de una confrontación con Rusia: la admisión de los países bálticos en la OTAN. Eso, explicó, se entendería en términos de relaciones OTAN-Rusia y Estados Unidos-Rusia.
El otro testimonio fue nada menos que el de George Kennan (1904-2005) el diplomático considerado como el arquitecto de la “contención” de la expansión soviética durante la guerra fría.
“Expandir la OTAN sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era posterior a la guerra fría. Se puede esperar que tal decisión inflame las tendencias nacionalistas, antioccidentales y militaristas en la opinión rusa; tendría un efecto adverso en el desarrollo de la democracia rusa; y restauraría la atmósfera de la guerra fría en las relaciones Este-Oeste, e impulsaría la política exterior rusa en direcciones que decididamente no son de nuestro agrado... ¿Por qué, con todas las esperanzadoras posibilidades engendradas por el final de la guerra fría, deberían las relaciones Este-Oeste centrarse en la cuestión de quién se aliaría con quién y, por implicación, contra quién, en algún conflicto militar futuro fantasioso, totalmente imprevisible e improbable?”.
Un año mas tarde, Kennan insistió: “Creo que es el comienzo de una nueva guerra fría. Los rusos reaccionarán gradualmente de manera bastante adversa... es un trágico error. No había ninguna razón para esto en absoluto. Nadie estaba amenazando a nadie más…. Nos hemos comprometido a proteger a toda una serie de países, aunque no tenemos ni los recursos ni la intención de hacerlo de manera seria”.
Con todo, mas allá de la política expansiva de la OTAN hasta las fronteras mismas de Rusia, no es descartable que Putin haya utilizado para sus fines imperiales el asunto de la entrada de Ucrania a la OTAN como excusa, habida cuenta que no estaba en la agenda consumarla.
Que el nuevo aspirante a Zar ha cometido un error de cálculo mayúsculo ya es una evidencia tanto por la tenaz resistencia del pueblo ucraniano, incluyendo a la población ruso parlante como por la guerra económica mundial contra Rusia.
La historiadora norteamericana Barbara W. Tuchman (1912-1989) apuntó proféticamente en qué consisten actos como el de Putín en su libro 'La marcha de la locura. De Troya a Vietnam'.
“Un fenómeno notable a lo largo de la historia, independientemente del lugar o tiempo, es la búsqueda, por parte de los gobiernos, de políticas contrarias a sus propios intereses. Parece que la humanidad se comporta peor a nivel de gobiernos que en cualquier otra actividad humana…El Gobierno sigue siendo el área más importante de la locura porque es allí donde los hombres buscan el poder sobre los demás, solo para perderlo sobre sí mismos”.
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