DE CAMINO A MALMÖ (III)

Las cinco veces que Kosovo participó en Eurovisión y España no lo vetó: ¿por qué no se dio la polémica del fútbol?

Aunque ninguno de nuestros puntos fueron para sus artistas, los puentes entre ambos territorios son numerosos y ponen en entredicho la tensión desatada en 2008 tras su independencia

Miki, Rodolfo Chikilicuatre, El Sueño de Morfeo, Blanca Paloma y Manel Navarro coincidieron con artistas kosovares en Eurovisión

Miki, Rodolfo Chikilicuatre, El Sueño de Morfeo, Blanca Paloma y Manel Navarro coincidieron con artistas kosovares en Eurovisión / EPE

Pedro del Corral

Pedro del Corral

“Esta será la última vez que Eurovisión se celebre sin Kosovo”. Los locales lo tienen claro: 2025 será la fecha definitiva. Y, para ello, han puesto en marcha una campaña de apoyo que ya acumula 11.000 firmas. Sin olvidar que, en 2023, arrancaron el Festivali i Këngës como futura preselección para escoger a su representante. Lo tienen todo pensado. Sólo falta que el Consejo de Europa acepte su ingreso como paso previo a su adhesión a la Unión Europea de Radiodifusión, el ente encargado de organizar el certamen. Un movimiento que, como ocurrió en los partidos de clasificación para el Mundial de fútbol 2022, pondría a España en una posición controvertida. Lo que pocos saben es que, desde su independencia de Serbia en 2008, cinco artistas kosovares han acudido al concurso bajo otras banderas. Compartiendo escenario con Blanca Paloma, Miki Núñez, Manel Navarro, El Sueño de Morfeo y Rodolfo Chikilicuatre. Nuestro país, casualmente, no les dio ningún punto.

Rona Nishliu (Albania, 2012), Moje 3 (Serbia, 2013), Lindita (Albania, 2017), Nevena Bozovic (Serbia, 2019) y Albina (Albania, 2023) se plantaron en Eurovisión con la enseña de Kosovo en el corazón. Pues hubo un tiempo en el que, incluso, ésta estuvo prohibida. Sus propuestas corrieron distintas suertes, pero todas tienen un denominador común: los 0 points que España les dedicó. Al contrario, nosotros sí recibimos alguno que otro: 2 para La venda y 1 para Eaea. Aunque esta panorámica es buen reflejo de la distancia que existe entre los territorios, lo cierto es que existen puntos de unión que los acercan.

“Los kosovares están decepcionados con los españoles por no reconocer su Estado, pero jamás mostrarían ningún tipo de resentimiento que les hiciera sentir incómodos. Suelen quedarse en la broma, la ironía y la chanza. Saben diferenciar entre la política gubernamental y el ciudadano de a pie. Entienden que su postura responde a unos intereses nacionales. De hecho, la hospitalidad es un activo de su vida”, sostiene Miguel Roán, politólogo y autor de Belgrado brut. Muchos de ellos, además, no han tenido la posibilidad de viajar a España hasta el pasado 1 de enero, cuando nuestro país aceptó su pasaporte pese a no contemplar su independencia. Al otro lado del Mediterráneo, asimismo, cada vez resulta más habitual ver turistas españoles paseando por Peja, Mitrovica, Prizren y Peć: “Se trata de una relación desequilibrada, donde unos intentan conectarse con otros claramente. Al revés, no sucede lo mismo”.

La herencia bélica que Kosovo arrastra desde los 90 aún sigue en el imaginario, lo que ha condicionado la percepción que Occidente aún tiene de la ex república yugoslava. Una noción que José Ángel Ruiz, director del Instituto de la Paz y los Conflictos, ha corroborado en las visitas que ha realizado: “Me encontré un lugar empobrecido y condicionado por la división entre las mayorías albanesas y los enclaves serbios, así como las políticas adoptadas por Gobiernos sin hábitos democráticos. No obstante, nunca he sentido la más mínima animadversión por ser español. Al contrario, mi presencia ha despertado curiosidad”. Quizá, por reconocer patrones.

De 'Los Serrano' a Rosalía

El carácter mediterráneo y el legado islámico de ambas regiones pueden observarse con facilidad en la calle y en la familia. Comparten costumbres, gustos, aspiraciones, intereses… aunque, a veces, los 2.082 kilómetros que separan Madrid de Pristina parezcan muchísimos más. “Una de las diferencias más notables es la imperante mentalidad conservadora que, a pesar de no ser la única en vigor, sí es la que predomina en la mayoría de espacios culturales. Si bien en España también se pueden encontrar sectores más tradicionales, en Kosovo sigo identificando patrones vinculados a ideas rígidas”, explica Alejandro Esteso, miembro de la Kosovo Foundation for Open Society. Ahora bien, una brecha puntual no debe poner en duda los puentes levantados. Pues, paso a paso, los intercambios culturales son mayores. Con un matiz: mientras que allí son conscientes de ello, aquí de momento no tanto.

La instalación que Petrit Halijaj diseñó para el Palacio de Cristal de El Retiro.

La instalación que Petrit Halijaj diseñó para el Palacio de Cristal de El Retiro. / MUSEO REINA SOFÍA

“Las telenovelas que triunfaron en los 90 fueron el primer contacto que tuvieron con nuestro idioma. Prácticamente, todas las generaciones crecieron con Rubí, Pasión de gavilanes, Rebelde... A su vez, las plataformas han facilitado el acceso a series como La casa de papel, Élite, Los Serrano… En las librerías, por ejemplo, es habitual encontrar a Fernando Aramburu y Carlos Ruiz Zafón. En cuanto a la música, los nombres habituales entre los jóvenes son Shakira, Enrique Iglesias, Rosalía, Alejandro Sanz, Maluma...”, continúa Esteso. Sin embargo, el fútbol sigue siendo la gran pasión hispánica, movilizando a forofos del Real Madrid y del Barcelona cada semana.

En España, el artista kosovar de mayor calado es Petrit Halijaj. A sus 38 años, ha llevado su obra por Europa hasta recalar, el pasado 2020, en el Palacio de Cristal de El Retiro. Lo llenó de flores para reflexionar sobre el hogar, el amor y la nación. Un universo tan personal como el que han desarrollado Rita Ora y Era Istrefi en la música. En este plano, hay que subrayar las trayectorias de Dua Lipa y Bebe Rexha que, aunque nacidas en Londres y Nueva York, han reivindicado sus raíces a capa y espada. “Más que una buena herramienta, la cultura es la principal vía de conexión entre dos países. Siempre da grandes frutos porque, a diferencia de las riquezas materiales, se impone el enriquecimiento mutuo que implica”, puntualiza Gani Jakupi, dibujante de cómic afincado en Barcelona. Es fundador de uno de los festivales de novela gráfica más célebres de Pristina y, como tal, es consciente del apego: “Cuando hay invitados españoles, el interés es mayor”.

70 alumnos estudian español

La enseñanza del español aún no está estructurada ni institucionalizada en Kosovo. En parte, porque, a diferencia de Bulgaria, Serbia y Rumanía, el Instituto Cervantes aún no ha abierto sus puertas allí. A día de hoy, sólo puede estudiarse en la Universidad de Pristina. Flavia Kaba es la profesora encargada de impartir la asignatura: “Se oferta como optativa en la Facultad de Filología desde 2019. Nuestro objetivo es incorporar el mayor número de idiomas extranjeros posibles a nuestro currículo educativo. Y en este caso lo hicimos por su enorme difusión en el mundo”. En la actualidad, 70 personas la cursan.

Prizren está considerada la capital cultural de Kosovo.

Prizren está considerada la capital cultural de Kosovo. / UNSPLASH

Este proyecto fue posible gracias a la Universidad de Tirana, que cuenta con ocho docentes a tiempo completo, seis a tiempo parcial y un lector dedicados en exclusiva al castellano. Los 15 se rotan para cubrir las horas fijadas por la Universidad de Pristina, que aún está en búsqueda de profesores especializados. “¿Por qué deciden estudiarlo? Esa fue la pregunta que hice a mis alumnos el primer día. La mayoría contestó que está de moda, mostrando su deseo de visitar España próximamente. La difusión aún es escasa, pero algunas instituciones privadas como Opportunity Kosove y Educational Centre Kosova ya están considerando la posibilidad de incluirlo como actividad extraescolar”, asegura Kaba. Algo que le ha sorprendido es su facilidad para aprenderlo, así como su fascinación por la gastronomía, la historia y el patrimonio. Como curiosidad, adoran a Antoni Gaudí, Salvador Dalí y Pablo Picasso.

Nerimane Kamberi es profesora de la asignatura Introducción a la literatura europea, en la que se dedican un par de temas al ecosistema ibérico. “El interés es creciente. Me centro, sobre todo, en las obras de Miguel de Cervantes y Federico García Lorca. El Quijote, por ejemplo, es una de las más conocidas gracias a nuestro escritor Ismael Kadare”, aclara. También suelen profundizar en figuras populares de otras disciplinas, como Penélope Cruz, Javier Bardem y Pedro Almódovar. En España, por ahora, no es posible estudiar albanés en un centro público.

Aceptado en la FIFA y los Oscar

Dicho esto, la gran pregunta es por qué Kosovo lleva 16 años luchando con tanto ahínco por llegar a Eurovisión. Juan Manuel Montoro, investigador y especialista en los Balcanes, tiene la respuesta: “Porque el certamen es uno de los pocos ámbitos culturales en el que se hace un inventario exhaustivo de todos los estados que existen y se los trata como pares. Para un país parcialmente reconocido como éste, figurar como nación a ojos de un público no interesado en geopolítica es una fuente de legitimidad para ser percibido como uno más. A su vez, podría argumentar que es de orden que su televisión pública, la RTK, concurra porque hay un espacio de transmisión europea que no está siendo representado por ninguna entidad ya que a buena parte del territorio no llega ni siquiera la radiodifusión serbia”. No obstante, sí ha logrado entrar en otros organismos de considerable importancia.

Camisetas que la cuenta @ESCKosovo ha preparado para relanzar su campaña de apoyo en Malmö.

Camisetas que la cuenta @ESCKosovo ha preparado para relanzar su campaña de apoyo en Malmö. / TWITTER

“El más notorio de estos espacios es el deporte, donde ya tiene una presencia internacional normalizada en el Comité Olímpico Internacional, en la FIFA y la UEFA. A la par, cada temporada, Kosovo envía filmes a los Oscar para la categoría Mejor película extranjera. Sus estudiantes van a las Olimpiadas de matemáticas. Presenta candidaturas a Miss Universo. Tiene un pabellón en la Bienal de Venecia. Es decir, en aquellos ámbitos en los que se espera que el mundo entero aparezca reunido, suele estar incluso con más presencia que otros países que no tienen problemas de reconocimiento”, continúa Montoro. El objetivo, por tanto, es tratar de actuar como Estado.

En Kosovo esperan participar ya en 2025. Albert Limani, periodista detrás de la cuenta de apoyo @ESCKosovo, relata el esfuerzo que llevan realizando para alcanzar esta meta: “Estamos súper interesados en Eurovisión. Y, en ocasiones, no entendemos por qué Israel o Australia pueden concursar cuando se trata de una cita europea. Tal es el fervor que desata que, cada mayo, miles de personas se concentran en la plaza de Pristina para verlo”. Entre las propuestas de España que más les han gustado están Pastora Soler y Chanel, que han sonado incluso en sus radios. Habrá que ver cuáles son las nuestras una vez que Kosovo entre en la competición.