CRISIS DEL CORONAVIRUS

Aluvión de personas con agorafobia en la ciudad: “Tenemos miedo a la gente”

Este trastorno se ha disparado debido a la pandemia, en especial uno de sus efectos colaterales: el miedo a salir de casa

Gente paseando por Vigo.

Gente paseando por Vigo. / Pablo Hernández

Carlos Ponce

La agorafobia, a grandes rasgos, es un trastorno que caracteriza a las personas que lo sufren por presentar un miedo y una ansiedad intensa al estar o pensar que se van a encontrar en lugares o situaciones de los que pueda ser difícil salir o escapar y en los que no va a disponer de ayuda en el caso de sufrir un ataque de ansiedad o síntomas similares. No es de extrañar por tanto que un trastorno como este se haya disparado debido a la pandemia, especialmente uno de sus efectos colaterales: el temor a salir de casa. “La agorafobia es el miedo a la gente y a los lugares abiertos. Pero desde mi punto de vista el fenómeno que se ha disparado a causa de la pandemia es el miedo al virus. Es decir, no hay temor a la persona, sino al hecho de que cualquiera puede ser portadora del covid”, explica el psiquiatra Leonelo Forti, psiquiatra de Ribera Povisa. Es decir, estaría directamente relacionado con la hipocondría.

Concretamente, el psiquiatra explica que hay cuatro tipos de alteraciones de la personalidad a las que uno se puede enfrentar en una situación de confinamiento o de emergencia sanitaria como la actual. En primer lugar estarían los temerosos, aquellas personas obsesivas que utilizan tres mascarillas a la vez o se lavan los manos de forma compulsiva. En segundo lugar los temerarios, que están en el polo opuesto a los anteriores y rompen las normas sanitarias. También hay que señalar a los “ermitaños”, aquellos que ya eran tímidos antes de la pandemia y que estuvieron felices cuando se decretó el confinamiento. Y, por último lugar, los teatrales, que son los que reaccionan de una forma exagerada y buscan acaparar de forma continuada la atención, por ejemplo acudiendo a urgencias continuamente.

La agorafobia se presenta especialmente en el primer grupo, los temerosos, debido a su perfil obsesivo. Tal y como explica Leonelo Forti, todo miedo tiene afortunadamente un tratamiento farmacológico, con ansiolíticos (benzodiacepinas) y antidepresivos (los que son inhibidores de la recaptación de serotonina), que ayudan a remitir progresivamente. Y la psicoterapia obviamente también ayuda, pero en este sentido hay que recordar las dificultades para acceder a un profesional de la salud mental de forma gratuita debido a la elevada lista de espera para psicólogos y psiquiatras en la sanidad pública.

Noemí Barco (nombre ficticio, pues la persona prefiere mantener su anonimato), es una paciente que sufre agorafobia a raíz de la pandemia. “Cuando empecé a notar que algo iba mal me puse en contacto con mi médico de cabecera. Me dijo que no tenía ninguna enfermedad, que el miedo era lógico por todo lo que estaba sucediendo con el coronavirus. Pero yo no podía más, necesitaba ayuda inmediata, y fue entonces cuando me recomendaron consultar con un psiquiatra privado. Empecé un tratamiento y ahora me encuentro mejor”, explica esta paciente. Según apuntan los profesionales, las personas que sufren agorafobia tienen un miedo “terrorífico” y lo pasan “realmente mal”.