ELECCIONES GENERALES 23J

Sumar debate cómo encajar a Podemos en la próxima legislatura

Yolanda Díaz aún mira a Podemos por el retrovisor y tiene en cuenta a la formación a la hora de diseñar sus próximos pasos

Yolanda Díaz en el cierre de campaña en Madrid.

Yolanda Díaz en el cierre de campaña en Madrid. / EFE

Sumar debate cómo afrontar la convivencia con Podemos, que se ha convertido en el gran elefante en la habitación dentro la coalición. Ni 24 horas pasaron desde la noche electoral para que el partido volviera a la ofensiva contra Yolanda Díaz. Las espadas están en alto y prevén mantenerse así durante todo el tiempo que dure la legislatura, en línea con la "autonomía política" que han reivindicado. La situación no pasa desapercibida en el entorno de la líder gallega, donde contemplan distintos escenarios para tratar de normalizar la relación política con los de Ione Belarra, extremadamente deteriorada desde hace meses y cuya puntilla final fue el veto a Irene Montero en las listas de Sumar. 

Los pasos de Podemos en los últimos días han logrado deslucir en parte los resultados de Yolanda Díaz, que cumplió su objetivo de ser decisivo para la formación de Gobierno con sus 31 diputados. El balance de las generales supo a victoria en Sumar, pese a retroceder cinco diputados respecto al espacio anterior y 670.000 votos. Los morados no tardaron en arrojar esta caída de apoyos a la candidata, a quien reprocharon la "renuncia al feminismo", en referencia a la exclusión de la ministra de Igualdad, y la "invisibilización de Podemos". 

El partido también ha exigido estar presente en las negociaciones de Gobierno y tener asientos en el eventual Consejo de Ministros de la coalición, al tiempo que ha advertido, en palabras de Pablo Iglesias, que los cinco diputados de Podemos son "tan imprescindibles" como los de ERC o EH Bildu y que responderán a "lo que decida su partido", rechazando así someterse a las directrices de Yolanda Díaz.

SUMAR REBAJA LA AMENAZA

En Sumar no dan credibilidad alguna a que Podemos pueda desmarcarse de la coalición durante las negociaciones del Gobierno de coalición, al considerar que no tienen fuerza suficiente para plantear tales exigencias, y que sería difícilmente justificable poner en riesgo la continuidad de un Ejecutivo progresista por unas aspiraciones de partido. En la cúpula morada, sin embargo, avanzan de que harán escuchar su voz en el grupo parlamentario, asegurando que "el peso" de Podemos "no es cuantitativo -tienen cinco diputados- sino cualitativo".

En la coalición tampoco ven posible el extremo de que los cinco dirigentes de Podemos puedan salirse del grupo parlamentario de Sumar. En el acuerdo de coalición, Yolanda Díaz ya fijó una cláusula anti escisión que impedía este paso. En el hipotético caso de que lo dieran, los dirigentes morados pasarían a integrarse en el Grupo Mixto y renunciarían al 23% que le corresponde de la subvención al grupo parlamentario, aunque estaría por ver si tendrían derecho a conservar la subvención correspondiente al Ministerio del Interior. En Sumar descartan que este escenario pudiera llegar a darse, al considerar que sería una sentencia de muerte, ya que además de renunciar a la financiación perderían visibilidad, al tener que compartir portavocías con el resto de integrantes del Grupo Mixto.

OBVIAR O INTEGRAR

En Sumar hay distintas percepciones sobre cómo encajar a este actor de la coalición, declarado en rebeldía. Una de ellas es partidaria de obviar totalmente los ataques provenientes de Podemos, al creer contraproducente alimentar las polémicas abiertas en las filas moradas. Estas voces son partidarias de "asumir" que habrá un foco de ruido, con la convicción de que estas "pataletas" del partido irán asimilándose como parte del paisaje, sin que tengan que llegar a condicionar los pasos de la coalición. Una posición, en definitiva, partidaria de evitar dar importancia a unos conflictos buscados por los de Ione Belarra, que emplean sus batallas para tratar de reafirmarse a nivel interno.

Una de las consideraciones más extendidas dentro de la coalición de izquierdas es que el "volumen" de Podemos irá menguando a lo largo de los meses, más aún después de que el portavoz oficioso del partido, Iglesias, haya perdido uno de los altavoces más poderosos que tenía hasta ahora, con la cancelación del programa Ágora de la Cadena Ser, una cita semanal que el exvicepresidente aprovechaba desde el curso pasado para lanzar sus críticas a Díaz.

Tampoco Canal Red, la televisión del dirigente de Podemos, es un medio de masas, y tiene un público muy limitado, contando con poco más de 15.000 suscriptores. Tanto en Sumar como en el PSOE asumen que los episodios de Iglesias "van a continuar", pero apuntan a que perderán importancia conforme se haga evidente la pérdida de peso de Podemos dentro de la coalición.

MIRAR POR EL RETROVISOR

Sin embargo, Yolanda Díaz no está del todo en esa pantalla, y todavía mira por el retrovisor los pasos de Podemos. La líder de Sumar busca aún una posición integradora con la formación, y en sus planes sí entra el 'actor' morado, al que tiene en cuenta a la hora de diseñar estrategia y especial cuidado para garantizar su presencia, al menos simbólica, dentro de los espacios, blindándose así de las posibles críticas del partido. Es lo que sucedió en el equipo que eligió para negociar con el PSOE el Gobierno, donde incluyó a cuadros de Podemos como Nacho Álvarez para legitimar la negociación frente a un partido que reclama su sitio en la mesa.

La dirigente gallega cuenta con afines en las filas del partido, como los líderes autonómicos Jesús Santos (Comunidad de Madrid), Pilar Garrido (Euskadi) o Borja San Ramón (Galicia), a quienes tiene como aliados, en una posición diametralmente opuesta a la que mantiene la cúpula morada, cada vez más disminuida e influida por Iglesias y Montero. Esto, sumado a sus fichajes morados como Álvarez o la ex candidata Alejandra Jacinto, permiten a Díaz exhibir integración en la coalición, pese a la clara ofensiva abierta desde la cúpula.