EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO

La 'frontera' de pesca de Cataluña provoca ya sanciones a dos barcos de Castellón: "Invaden nuestras aguas"

La Federación Provincial de Cofradías de Pesca avisa de que irán a los tribunales para intentar derogar el polémico plan de gestión del pulpo de les Terres de l’Ebre, que "invade las aguas valencianas»

Foto de la sede de la Cofradía de Pescadores San Pedro de Vinaròs, en el puerto de la ciudad, donde ayer tuvo lugar la reunión entre los pescadores y altos cargos de la Conselleria de Agricultura, Ganadería y Pesca.

Foto de la sede de la Cofradía de Pescadores San Pedro de Vinaròs, en el puerto de la ciudad, donde ayer tuvo lugar la reunión entre los pescadores y altos cargos de la Conselleria de Agricultura, Ganadería y Pesca. / JAVIER FLORES

Javier Flores / Alba Boix

Más allá de provocar el enorme malestar de los pescadores de Castellón, la polémica frontera que marca el plan de gestión del pulpo de les Terres de l’Ebre, aprobado por la Generalitat de Catalunya, ya ha provocado que dos barcos de la provincia hayan sido sancionados por la Administración catalana, concretamente uno de Benicarló y otro de Vinaròs.

Aunque ambas embarcaciones se encontraban pescando en aguas vinarocenses, la controvertida frontera catalana se adentra en la Comunitat Valenciana, puesto que, como publicó Mediterráneo, su límite de activación sur está fijado en la demora 133,3 grados, trazada desde la desembocadura del río Sénia, por lo que "invade las aguas valencianas".

Así lo denuncia el patrón mayor de la Cofradía San Pedro de Vinaròs y también presidente de la Federación de Cofradías de Pesca de Castellón, Mateo Fresquet, que este miércoles se reunió en las instalaciones portuarias de la capital del Baix Maestrat con el director general de Pesca, Francisco Juan Espinós; y el subsecretario de la Conselleria de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan Martínez Caballero.

Desde la Administración autonómica evitaron hacer declaraciones sobre este encuentro, ya que explicaron que era una reunión privada para pulsar y conocer el sentir de los pescadores castellonenses tras la aprobación de la norma catalana, en la que los altos cargos de la Generalitat valenciana arroparon y mostraron su apoyo al sector.

La indignación es tal entre los profesionales de la provincia que anuncian que irán a los tribunales para eliminar la polémica frontera. "Ya que desde Cataluña no se han puesto en contacto con nosotros para aprobar este plan en aguas que no les corresponden, deberemos acudir a la vía judicial para intentar derogarlo", apunta Fresquet. Tiene claro que "no es lógico que hagan un plan de gestión de este tipo en aguas de otra comunidad autónoma y lo mínimo que hubieran podido hacer es intentar consensuarlo", recrimina.

Cuenta que llevan décadas con la demora 123 aprobada, fijada y consensuada por los distritos marítimos de ambas regiones, y ahora se han tenido que enterar de repente de este cambio a 133,3 grados a través de las sanciones: "Así nos dimos cuenta de que este plan de gestión estaba en marcha".

"Nos han colado un gol"

Con esos precedentes, el presidente de la Federación Provincial de Cofradías cree que ha habido "mala fe" por parte de la Generalitat catalana, al aprobar su nuevo límite más lejos, "en aguas de nuestra competencia y sin consultarlo". "Nos han colado un gol y vamos a llegar adonde tengamos que llegar para que se derogue este plan", remarca Fresquet.

"Han jugado sucio"

Misma opinión mantiene el presidente de la Cofradía de Pescadores San Telmo de Benicarló, Francisco Querol, quien coincide en que un reajuste de esta envergadura debería "ser consensuado entre todos" y "no apropiarse del 133 haciéndolo por detrás".

"Ahora hay mucho trozo de distancia que nos han pillado los catalanes. Se han apropiado de 10 grados y 10 grados son muchos. Las embarcaciones de nuestra provincia no podrán pescar donde lo han hecho toda la vida legalmente, porque nuestros vecinos, en una jugada sucia, nos han robado 10 grados de terreno a la Comunitat Valenciana. Ni más ni menos, no hay más explicación", concluye Querol.