NBA

LeBron James se empeña en ser el mejor de la historia: de la depresión con los Lakers a derrocar a los Warriors

El mayor anotador en la historia de la NBA lidera a los Lakers a la final de Conferencia tras vencer a la franquicia más exitosa de los últimos tiempos | El equipo angelino firmó un inicio pésimo de temporada, pero la salida de Westbrook y el auge de la 'clase media' del equipo han conformado un proyecto ganador

LeBron James, jugador de Los Angeles Lakers, celebra el triunfo ante los Warriors.

LeBron James, jugador de Los Angeles Lakers, celebra el triunfo ante los Warriors. / JAYNE KAMIN-ONCEA

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Los mitos siempre vuelve. O nunca se van. Escojan el escenario que más les convenga para definir la enésima exhibición de LeBron James. Otra demostración de la eternidad de las leyendas, cuando realmente lo son. Esos atletas imborrables que no apuran los últimos años de su carrera resguardados en la sala de trofeos, sino que se enfundan el traje de líder para conseguir más. Y no en clave individual, sino puramente colectiva, lo que le da más mérito a la acción perpetrada por LeBron y sus Lakers ante los Warriors de Curry para meterse en la final del Oeste en la NBA.

El triunfo por 122 - 101 en el sexto partido para sentenciar la serie 4-2 fue una demostración de liderazgo de LeBron frente a la franquicia más ganadora de la historia reciente del baloncesto estadounidense. A sus 38 años, ‘King James’ firmó una brillante estadística con 30 puntos, nueve rebotes y nueve asistencias. De paso, se convirtió en el jugador con más series ganadas en los 'playoffs': 41. 

Los Nuggets de Jokic, siguiente nivel

Acrecentar el currículum siempre conlleva menguar el del rival, que no era precisamente corto. Con esta derrota, la racha de Steve Kerr, el faro de los Warriors en el banquillo, se queda en un 19-1. Secuencia histórica en los playoffs que le ha permitido llenar casi sus dos manos con ocho anillos. Los Lakers se citarán ahora con los Denver Nuggets de Nikola Jokic en las finales de la Conferencia Oeste. Otro extraterrestre dispuesto a enterrar a un rey que las ha vivido de todos los colores.

Porque el éxito de LeBron es un ejemplo de resiliencia. Los Lakers iniciaron la temporada con una secuencia de dos victorias y diez derrotas que consiguieron voltear al final de la campaña regular con una racha a la inversa. Parecía una campaña que simplemente serviría para engordar los números de un alero que en febrero consiguió batir el récord de puntuación (38.387) de la NBA que estaba en posesión de, precisamente, un mito de los Lakers como Kareem Abdul-Jabbar

LeBron James, durante una acción del sexto partido contra los Warriors.

LeBron James, durante una acción del sexto partido contra los Warriors. / ALLISON DINNER / EFE

La salida de Westbrook y la dupla con Davis

El equipo más laureado de la NBA ha vivido varias mutaciones en los últimos tiempos. Ha pasado de ser un cementerio de estrellas a un edificio de clase media bien cimentado donde LeBron ha ejercido con sentido de Estado la presidencia. Entre las figuras que han acompañado al tradicional ‘23’ reconvertido en ‘6’ están el pívot Anthony Davis, alternativa en las principales figuras (puntuación y rebote). Su fortaleza defensiva y capacidad para quedarse con todas las segundas acciones le han vuelto a convertir en el compañero perfecto de LeBron, como cuando consiguieron el anillo en 2020.

A esto hay que sumarle la salida de Russell Westbrook a los Clippers tras uno de los fracasos más sonados de la franquicia. El agujero dejado por esta estrella deslucida permitió el regreso de D’Angelo Russell tras su paso por los Minnesota Timberwolves. Otro de los aciertos es la confirmación de Austin Reaves, un jugador de segundo año no elegido en el draft de la NBA que, con buen ojo, consiguió repescar el general manager Rob Pelinka. Este viernes firmó una espectacular canasta desde su propio campo.

LeBron James y Anthony Davis, en el sexto partido de los Lakers contra los Warriors.

LeBron James y Anthony Davis, en el sexto partido de los Lakers contra los Warriors. / JAYNE KAMIN-ONCEA

LeBron James, cargado de bolsas de hielo

Con estas abrazaderas, LeBron ha jugado más liberado, sin necesidad de elevar sus estadísticas anotadoras al infinito para salvar los partidos. Pudiendo centrarse en lo esencial del juego y arrastrando en la dinámica ganadora a Dennis Schröder desde la conducción del juego o al japonés Rui Hachimura como 'sexto hombre'. Pero haber focalizado los esfuerzos no ha implicado que ‘King James’ renuncie a ellos. De hecho, terminó la eliminatoria contra los Memphis Grizzlies con una bolsa de hielo en cada rodilla y un protector en la espalda.

Les dijo a sus compañeros que habían superado el primer nivel, pero que el segundo iba a ser todavía más difícil. El tercero es sideral y confirmará para la eternidad a LeBron, puesto que deberá medirse a Nikola Jokic, quien quiere cambiar la historia de los Nuggets frente a los Lakers. Un desafío más a superar en la carrera por ser el mejor de todos los tiempos, un reconocimiento que sus críticos le niegan por falta de anillos como el que quiere conseguir para cerrar un círculo virtuoso.

Nikola Jokic, estrella de los Denver Nuggets, durante la serie contra los Phoenix Suns.

Nikola Jokic, estrella de los Denver Nuggets, durante la serie contra los Phoenix Suns. / JOE CAMPOREALE / REUTERS