FLAMENCO

La bailaora Paula Comitre, tras los pasos de La Argentina

En 'Après vous, madame', la sevillana propone un homenaje contemporáneo al legado de Antonia Mercé

El pianista Orlando Bass y la bailaora Paula Comitre durante el estreno de 'Après vous, madame' en el Festival de flamenco de Nîmes.

El pianista Orlando Bass y la bailaora Paula Comitre durante el estreno de 'Après vous, madame' en el Festival de flamenco de Nîmes. / Sandy Kozekwa / Festival de flamenco de Nîmes

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

Energía, valentía, riesgo. Son las tres cualidades que la bailaora Paula Comitre (Sevilla, 1994) menciona cuando se refiere a la trayectoria de Antonia Mercé, La Argentina (1890 - 1936). Pero son también tres adjetivos que podrían definirla a ella. Comitre sigue los pasos de esta bailarina, bailaora y coreógrafa que no sólo fue figura de la danza mundial, sino que fijó estética, coreografías e incluso hasta vestuario: cambió para siempre el traje de flamenca a partir de algunas modificaciones en el talle y los escotes. Los pasos de la Argentina están en los de Comitre en su más reciente creación, Après vous madame (Después de usted, señora), un espectáculo estrenado hace unos días en el Festival de Flamenco de Nîmes (Francia) en el que además de homenajear a Mérce, muestra su contemporaneidad y una propuesta estética renovadora.

"Yo tenía presente a la Argentina desde hace muchos años", explica en una conversación que tiene lugar al día siguiente del estreno. "Pero en 2021 se publicó su correspondencia en un libro y sus cartas me fascinaron". Se refiere a La Argentina. Epistolario (1915 - 1936), alrededor de 200 cartas escritas por Antonia Mercé recopiladas por el Centro de Documentación de las Artes Escénicas y la Música (CDAEM) en colaboración con el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

En el proceso de lectura, Comitre supo de una convocatoria para una residencia artística de seis meses en la Academia de las Bellas Artes de Francia, que cada año se convoca para diferentes disciplinas artísticas pero por primera vez se abría a incluir la danza, y decidió presentarse. La beca incluía una dotación económica y convivir con el resto de artistas seleccionados en diferentes disciplinas, pero sin la obligación de ofrecer un resultado final en forma de obra. "Pensé que era la ocasión ideal para profundizar en ese viaje que hizo la Argentina a París e investigar sobre su figura y su estancia en la capital francesa, que sería tan definitiva para construir ese legado que nos dejó".

Era la primera vez que Paula salía de Sevilla para residir en otra ciudad. En su familia, explica, había mucho amor por la música y y los bailes regionales -su madre, madrileña, bailó de forma amateur-, pero no eran aficionados al flamenco. "Ellos han hecho un poquito el viaje conmigo", dice Comitre sobre su crecimiento como bailaora. Formada en el conservatorio de danza de Sevilla y en el Centro Andaluz de Danza de Andalucía, Comitre entró a formar parte del Ballet Flamenco de Andalucía en 2013 bajo la dirección de Rafaela Carrasco. En él coincidiría con David Coria. En las compañías de ambos, a partir de 2016 y tras dejar atrás el Ballet, daría sus primeros pasos profesionales que, como todos los bailaores contemporáneos, incluyeron también el trabajo en diferentes tablaos sevillanos. El gran salto vendría en 2020, cuando lanzó su primer espectáculo como coreógrafa: Cámara abierta, a los que seguirían Alegorías (El límite y sus mapas), que estrenó en el Teatro Chaillot de París en 2022, y Cuerpo nombrado, un montaje de pequeño formato estrenado el mismo año.

Falla y la Argentina

El estreno de El amor Brujo de Manuel de Falla, convertido en ballet en 1925, después de cuatro años de trabajo entre la Argentina y el compositor, supuso la consagración mundial de la bailarina y coreógrafa española -que como su nombra artístico indica, nació circunstancialmente en el país del Cono Sur-, y con esta creación inauguró una nueva fórmula, el ballet flamenco que, en la línea de los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev, incorporó al ballet romántico el flamenco y la danza bolera, fijando un canon que se mantiene todavía hoy. Una fórmula que, además, estuvo en relación con las vanguardias artísticas de entreguerras en el París de aquel momento, cuya influencia se reflejó en el vestuario, las escenografías e incluso en algunos gestos expresionistas en las figuras del propio baile.

El proceso de creación de Comitre fue en paralelo a esa investigación de los pasos de la Argentina. "Conseguí en un anticuario algunos programas de mano de la época y cartas de su puño y letra. La tenía muy presente", explica. "Lo que ella hizo me parece un acto de valentía tan fuerte... Una mujer, en esa época, en un mundo de hombres, que no sólo bailaba, sino que además sacaba adelante una compañía... Es una figura que me fascina".

Como hiciera Antonia Mercé con los artistas de las vanguardias del siglo XX, cuyas creaciones bullían en aquel París, Comitre ha querido acercarse a las vanguardias de su propia época. La Argentina fue una gran renovadora en el baile y en las músicas con las que trabajó, fundamentalmente con Manuel de Falla y algunos de sus discípulos (Ernesto Halffter y Joaquín Nin), pero también se atrevió a arriesgar con unas modificaciones en el vestuario que después trascenderían. No sólo innovó incorporando motivos, sino que movió el talle del vestido para resaltar la figura femenina y alargó los escotes de la espalda hacia abajo.

Comitre sigue sus pasos y en Après vous madame ha elegido trabajar con el piano contemporáneo del francés nacido en 1994 Orlando Bass y el vestuario de la artista plástica española afincada en París María Alcaide (Aracena, 1992). Ninguno de los dos tenía relación alguna con el flamenco o con la danza cuando la bailaora les propuso incorporarse al espectáculo. Después de aquella experiencia parisina, cuando la obra de Comitre iba ya tomando cuerpo, incorporó también a dos directores de escena, Fran Pérez Román y Julio León Rocha, de La Ejecutora, con una larga trayectoria en creaciones escénicas.

Con una duración de poco más de una hora y a partir de unos pocos elementos -una bata de cola hinchable que se alarga y continúa como escenografía-, el baile y el piano, Après vous, madame se inspira en tres obras concretas de Mercé: Serenata andaluza, con música de Manuel de Falla; Danza Ibérica, compuesta por Joaquín Nin, y la Danza de la gitana -la pieza quizá más flamenca del repertorio-. A través de esta selección, Comiter muestra una síntesis de los elementos que mejor representan la figura de la Argentina (las castañuelas, la posición de los brazos, la velocidad, el flamenco), pero los lleva a otro lugar. Así, una mano al aire imita el repiqueteo de las castañuelas, que suenan en un piano preparado de acuerdo a la técnica que creó John Cage, e imita la rítmica de los palillos -más tarde sonarán en los pies de la bailaora-. Comitre recorre los pasajes, que también cuentan con una parte musical compuesta por Bass y que luego desembocarán en la propia partitura real, brillando con los elementos que caracterizan su baile: elegante, grácil, natural y expresivo.

Y una sorpresa: tal como hiciera la Argentina en algunos de sus montajes, Comitre le pierde el miedo a cantar y homenajea a la entonces conocida como reina de la farruca, con un cante por este palo flamenco.

Comitre insiste en la importancia del riesgo y la valentía de la Argentina y cómo, justamente por su compromiso con el momento que le tocó vivir, cayó en saco roto por no encajar en los moldes que quiso imponer la dictadura de Franco. "Es muy injusto que se nos haya impedido conocer ese legado", afirma. "Necesitamos reconstruir el pasado, es necesario tenerlo presente y reivindicar lo que se hizo. También a nivel político, no sólo artístico".

La audacia que llevó al triunfo a Antonia Mercé describe también a Comitre. Su anterior montaje de gran formato, Alegorías (El límite y sus mapas), basado en el mito de la caverna de Platón y con el que se encuentra de gira en la actualidad, se centra en una colaboración con la bailarina Lorena Nogal, miembro de la compañía La Veronal. Un trabajo muy físico a partir de un cierto juego de espejos con el que se mueve por unos espacios oscuros que contrastan con la luminosidad de su baile flamenco. "Este trabajo fue un gran cambio para mí, gracias al proceso investigador con Lorena, porque fue un proceso muy largo", explica. "Me interesaba mucho su trabajo sobre la expresión y su calidad de movimiento".

¿Por qué busca esa oscuridad, si tiene una expresión natural tan elegante y que conecta tan fácilmente con el público? "Bueno, es mi forma de poder profundizar un poco más en el sentimiento", responde. "No siempre estamos en la belleza, el motor a veces es otro y hay que buscar el movimiento que lo acompañe".