ÁFRICA

Marruecos se vende como país tapón ante los riesgos del Sahel con el Sáhara como “puerta del Atlántico”

Se presenta como el más estable de la región y quiere levantar puertos y desaladoras para crear una zona económica en la zona por descolonizar

El rey Mohamed VI de Marruecos durante un discurso

El rey Mohamed VI de Marruecos durante un discurso

Mario Saavedra

Mario Saavedra

El Gobierno marroquí acelera para vender su propuesta de convertir al Sáhara Occidental en una suerte de gran puerto que permita crear una zona económica con los países del Sahel (Malí, Níger, Burkina Faso…). Quiere que el territorio (bajo su control, pero disputado con el Frente Polisario y por descolonizar para la ONU) se transforme en una puerta de acceso hacia los países del África subsahariana central y, de estos, al Océano Atlántico. Pretende levantar carreteras, puertos y zonas industriales. 

Esta es una iniciativa reciente del rey Mohamed VI y fue una de las propuestas del país magrebí en el foro de inversiones que organizó en Madrid el pasado 16 de abril para promover que las empresas españolas se establezcan en la región de Dajla-Río de Oro. Entre la comunidad saharaui, que considera que invertir en el territorio ocupado es favorecer su anexión por Marruecos, el plan levantó ampollas.

“La región de Dakhla-Oued Ed Dahab (al sur del Sáhara Occidental) es una de las 12 regiones marroquíes, y es la puerta de África hacia el Atlántico: un nuevo puerto de acceso al mar”, declaró la embajadora de Marruecos, Karima Benyaich, a este diario el pasado 16 de abril. Insistía en que tanto esa zona como su ciudad principal, Dajla, la antigua Villa Cisneros, pertenecen al reino alauita. El Frente Polisario, en el exilio en los campos de Tinduf (Argelia), libra una guerra para recuperarla desde hace medio siglo, cuando España abandonó la que era su provincia 53. 

“Su Majestad [Mohamed VI], en noviembre pasado, apostó por una nueva iniciativa del Atlántico para promover el desarrollo de todos los países africanos, incluidos los del Sahel”, añadió la diplomática. “No podemos solo hablar de la violencia y el terrorismo: tenemos que ofrecer a esos pueblos las condiciones para desarrollarse”.

En el Sahel central, bajo el desierto del Sáhara, hay un grupo de países africanos que sufren una inestabilidad sin precedentes: golpes de Estado en Chad, Malí, Níger, Burkina Faso y Guinea, que están ahora en manos de juntas militares y viven bajo el yugo de la amenaza yihadista. Unos 13 millones de personas han tenido que escapar del hambre, la violencia, la miseria o los efectos del cambio climático.

Marruecos intenta que cale la idea del país como una suerte de tapón hacia la inestabilidad de la zona. “Nos separan 14 kilómetros de las Canarias. Estamos destinados a llevarnos bien”, dijo Benyaich. “Siempre se habla de Marruecos como un problema, pero poco se habla de otros países. ¿Qué está pasando en la región? Marruecos es un país estable. ¿Quién colabora mejor con España, en todos los aspectos?”

España y la Unión Europea buscan la contención de los efectos migratorios con alianzas con países como Mauritania, Marruecos o Senegal, que incluyen partidas millonarias y presencia de Guardia Civil, Policía y agentes de Frontex. A este polvorín es al que se refería la embajadora.

Proyectos en marcha en el Sáhara

En 2015, el rey Mohamed VI lanzó un programa de desarrollo de las que llama provincias del sur. Unos 7.200 millones de euros de inversiones en un plan para mejorar la conexión entre el Sáhara Occidental y el resto de África, tanto al norte como al sur. El Frente Polisario lo critica como un intento de consolidar por la fuerza de los hechos el control marroquí sobre un territorio que no le pertenece. 

“Dajla es hoy la puerta en Marruecos hacia los países subsaharianos”, dijo a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Khattat Yanja, presidente del Consejo Regional de Dakhla. ¿Cómo se puede pedir invertir en una región como el Sáhara, con cuestiones legales por resolver? “No podemos dañar a toda esa población y privarlos del desarrollo. Tenemos derecho a desarrollar nuestras regiones”.  

Entre los proyectos para la zona destaca el del nuevo puerto Dakhla Atlantique, con el que la monarquía quiere promover el comercio directo entre Marruecos y sus socios africanos. Una inversión de cerca de 1.000 millones de euros, según la consultora Blueberries. 

Está en marcha también una autopista de 1.000 kilómetros desde Tiznit hasta Dajla. Y dos plataformas logísticas en los puestos fronterizos con Mauritania de El Guergarate y Bir Gandús. Conectividad a los países africanos para impulsar una zona logística industrial que denominan West Africa Zone. 

También hay prevista la creación de una estación desaladora de agua de mar, con una inversión cercana a los 200 millones de euros. Empresarios de Coxabengoa confirmaron a este diario que aspiran a conseguir ese proyecto en el Sáhara Occidental, que iría acompañado de una central de energía renovable y la posibilidad de canalizar agua a países del Sahel como Malí.

En Dajla hay un puerto militar y uno civil, fundamentalmente de pesca, y también un aeropuerto internacional, el Villa Cisneros, compartido por la Fuerza Aérea de Marruecos y aviones comerciales. 

El Reino ofrece oportunidades industriales, de agroalimentación (lácteos, tomates cherry), de deportes y turismo (“playas de aguas cristalinas y vientos de 35 km/h" propicios para hacer surf”, según un vídeo de presentación para inversores), o de energías renovables (dicen que contarán con 100.000 kilómetros cuadrados para proyectos renovables) y 667 kilómetros de costa rica en pesca. El año pasado, la justicia europea anuló los acuerdos de comercio y pesca con Marruecos y dio la razón al Frente Polisario, como "representante legítimo" del pueblo saharaui, sobre que no se puede hacer negocios con unas riquezas en disputa.