TRÁFICO DE HACHÍS

Petaqueros, la figura clave del narcotráfico en el Estrecho: "Ganan una burrada de dinero y la impunidad es total"

En los últimos años han aumentado en el Estrecho de Gibraltar las organizaciones que suministran gasolina a las narcolanchas

Las embarcaciones de las redes del narcotráfico pueden llegar a estar meses en el mar para evitar ser aprehendidas en la costa

Una patrulla de la Guardia Civil persigue en el Estrecho a una narcolancha que lleva además numerosas petacas en la embarcación.

Una patrulla de la Guardia Civil persigue en el Estrecho a una narcolancha que lleva además numerosas petacas en la embarcación. / GUARDIA CIVIL

La escena, más propia de una película de acción, se vivió el pasado día 10 de abril en una gasolinera 'low cost' del parque empresarial de Jérez de la Frontera (Cádiz). "Eran dos chavales jóvenes. Estaban llenando las petacas de gasolina que llevaban en un remolque. Me llamaron la atención porque conducían un Mercedes", relata Juan, empresario, que fue testigo presencial accidental de una cotidianeidad de la zona, epicentro del tráfico de hachís desde Marruecos. 

En un momento dado, relata, aparecieron "dos policías y los chavales empezaron a correr campo a través; al menos a uno de ellos lo pillaron". "Eran petaqueros, los que pasan el combustible a los narcos. Son chavales que se pueden ganar 30.000 euros porque las mafias pagan 300 por bidón de 25 litros que les lleves hasta la embarcación. Si llenas 100 y se las llevas te pagan eso. Es una burrada, mucho dinero. En las gasolineras tipo Ballenoil, como no hay ningún control, además, y pagan en metálico, pueden llenar todas las garrafas que quieran; la impunidad es total", relata el empresario, que ha llegado a tener problemas para contratar gente joven en la zona porque los chavales prefieren ganarse los cuartos con estas prácticas que les reportan pingües beneficios en corto periodo de tiempo. 

Consumo de combustible

"En poblaciones como Lebrija [a 60 kilómetros de Jerez de la Frontera] están haciendo mucho daño; muchos chavales se meten en eso", asegura el testigo, que conoce bien el mundo del narcotráfico ya que tiene embarcación propia de recreo y entre los que navegan todo se sabe. Por eso afirma que si hubiera un mayor control de estos suministradores podría facilitar la lucha contra el narcotráfico. "Es que las lanchas que utilizan los narcos, con cuatro motores, consumen muchísimo", incide el empresario, que lamenta además que lo que está ocurriendo con los petaqueros es que si les pillan "solo se enfrentan a una sanción administrativa, con lo cual les da igual".

Petacas de gasolina que iban a ser transportadas a narcolanchas del Estrecho de Gibraltar, intervenidas.

Petacas de gasolina que iban a ser transportadas a narcolanchas del Estrecho de Gibraltar, intervenidas. / GUARDIA CIVIL

El negocio del petaqueo, sin duda, va a más. Si de 2018 a 2020 se intervinieron 160.000 litros, en los últimos tres años la cifra se ha multiplicado por tres, disparándose a 650.000 litros incautados. En los últimos años, de hecho, han proliferado las “organizaciones que se dedican en exclusiva a conseguir el combustible, almacenarlo y llevarlo a las embarcaciones”, confirma a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el comandante jefe de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Andalucía, Ernesto Segura, que considera “fundamental” este eslabón dedicado a la logística en la cadena del narcotráfico. Ante esta situación los ministerios de Interior y Justicia están tratando de lograr un cambio legal que tipifique como delito penal la tenencia de grandes cantidades de combustible si como destino tienen las narcolanchas.

Gomita

Se les llama petaqueros porque petaca es el nombre que se utiliza en la provincia de Cádiz para denominar a las garrafas en las que cargan el combustible. Dentro de este argot, otro nombre clave en la cadena del negocio del narco es el de la 'gomita'. Porque un petaquero puede tener dos funciones muy distintas, tal y como le explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Francisco Mena, presidente de las Asociaciones Contra la Droga en el Campo de Gibraltar.

"Un petaquero puede limitarse a cargar la gasolina y punto. Eso lo suelen hacer en las gasolineras autoservicio que no tienen a nadie controlando, sí. Pero también vienen cargando en otras gasolineras donde la gente que controla no tiene principios", advierte. La otra función del petaquero sería llevarlas en la gomita hasta su destino.

"La gomita es una lancha neumática normal. No es una narcolancha. Es una embarcación recreativa que sólo tiene un motor. El petaquero utiliza esos vehículos para llevar la carga hasta su destino final, que son las narcolanchas. No llevan solamente combustible. Es la principal carga, pero también suelen transportar agua, tabaco, comida o cualquier otra cosa que necesiten los tripulantes de la narcolancha", resume Mena.

Género prohibido

¿Por qué llevan los petaqueros toda esta carga a bordo de las gomitas?: "Porque una narcolancha no puede tocar tierra. Están siempre en el mar. Eso es así desde 2018, cuando se aprobó un decreto en el que se le dio a las narcolanchas la consideración de género prohibido. Es normal, porque una narcolancha, tal y como veníamos advirtiendo desde hacía tiempo, sólo sirve para eso: para el narcotráfico. Entonces, si las pillan en tierra, son automáticamente intervenidas por las autoridades", prosigue Mena.

Una narcolancha con 1,6 tonelada de hachís intervenida en las costas de Cádiz.

Una narcolancha con 1,6 tonelada de hachís intervenida en las costas de Cádiz. / EPE

Fue el 27 de octubre de 2018 cuando entró en vigor el Real Decreto Ley 16/2018, con el objetivo de impedir el uso de este tipo de embarcaciones incluyéndolas en la definición de “géneros prohibidos”; un concepto creado con la Ley Orgánica 12/1995 de 12 de diciembre, de Represión del Contrabando. El decreto fue aprobado por Fernando Grande-Marlaska, aunque fue elaborado por el equipo de su antecesor, Juan Ignacio Zoido, que no pudo aprobarlo porque llegó antes la moción de censura.

Desde entonces están prohibidas "las embarcaciones que, teniendo 8 metros (o menos) de eslora, posean una potencia igual o superior a 150 kW (201 CV), independientemente del número de motores. También las embarcaciones, sean neumáticas o semirrígidas, que vayan a ser utilizadas para actos de contrabando y, a efectos de acreditar o sospechar las autoridades que pueden destinarse a esas actividades ilícitas, se considerarán elementos o indicios racionales, salvo que se demuestre lo contrario".

Es por eso, explica el comandante Segura, que para evitar que sean aprehendidas estas embarcaciones "pueden llegar a estar meses en el agua". "Las mantienen el máximo tiempo y con ellas hacen todas las operativas que puedan hasta que la embarcación se interviene o la dan amortizada. Aunque sean embarcaciones caras, les sale rentable", cuenta el responsable de la Policía Judicial de Andalucía del Instituto Armado. "Se quedan en zonas de espera, ya sea en medio del Golfo de Cádiz o el Mar de Alborán, siempre alejadas del mar territorial esperando que les den nuevos trabajos y vayan a cargar la droga a Marruecos"

Distintos destinos

Los pilotos de las gomitas reciben, además de un dinero determinado por garrafa, otra cantidad por viaje. Mena también explica que "los viajes de estas gomitas también están pagados de forma diferente entre ellos, dependiendo del destino que tenga. No es lo mismo llevar las petacas cerca de la orilla o a un muelle, donde pueden acceder fácilmente, que llevarlos a 20 millas de tierra. Esas se pagan más caras. Por esas pueden recibir hasta 500 euros adicionales", concluye Mena.

Desde el SIAT (Sindicato Independiente de la Agencia Tributaria) insisten en que "hay que legislar, porque ahora mismo a los petaqueros solamente se les puede imponer una multa administrativa. Y son una parte imprescindible para que siga funcionando la cadena del narcotráfico".

"Nosotros miramos caso por caso", confirma sobre la posibilidad de imputar un delito penal a estos Uber de la gasolina del narcotráfico el comandante Segura, cuyos agentes tratan de establecer los vínculos necesarios entre los suministros de combustible y las embarcaciones de la droga, pero es muy complicado conseguir demostrarlo. Al final suele quedar todo en una infracción por transporte y tenencia de combustible por encima de los límites permitidos [60 litros por persona] y sin las autorizaciones pertinentes.

"Es que es gasolina y es un peligro, ya que además no suelen ser recipientes homologados y tienen fugas, lo que es un riesgo", subraya el comandante del Instituto Armado, que apunta que los petaqueros utilizan varios métodos, desde acudir a gasolineras "desatendidas" a tener algún tipo de connivencia con algunos de los trabajadores de la estación de servicio.

Los integrantes que se dedican al petaqueo, según Segura, suelen ser "gente joven, con ganas de ganar dinero fácil" y ni siquiera pagarán las multas administrativas porque con facilidad se va a declarar insolvente: "Usan gente del escalón más bajo".

Tras años de experiencia las redes del narcotráfico “se han ido profesionalizando y calculan perfectamente dónde quieren cargar y cuándo”, detalla el comandante de la Guardia Civil , que añade que ante la presión policial las redes "se van reinventando y van cambiando la zona donde operan. Nuestra obligación es perseguir esa conducta estén donde estén".

Lo cierto es que el éxito de la lucha contra el narcotráfico pasa por poner cerco a estas organizaciones de suministradores, vitales para que las narcolanchas vayan a recoger la droga y vuelvan. Y es que una embarcación de las mafias de entre dos y cuatro motores puede llevar en los depósitos entre 4.000 y 6.000 litros de combustilble, pero como pueden hacer travesías de hasta mil millas requieren “mucho más combustible del que tiene la embarcación”, aprecia Segura. ”Solo uno de esos motores de potencia muy grande, de entre 300-400 caballos, puede consumir 35 litros la hora a velocidad de crucero, que es unos 25-30 nudos”. Eso son muchos cientos (o miles) de litros de combustible por descarga, sobre todo si la Guardia Civil va tras sus pasos.