DANZA

David Coria, bailaor y coreógrafo: "El baile es liberador, una forma de rebelión"

El sevillano estrena 'Los bailes robados' en el Festival de Danza de Itálica, un trabajo sobre las epidemias de danza de la Edad Media

El bailaor y coreógrafo David Coria, durante el adelanto sobre su obra 'Los bailes robados' que mostró en el pasado Festival de Jerez. La obra completa se estrena en el Festival de danza de Itálica el 7 de julio.

El bailaor y coreógrafo David Coria, durante el adelanto sobre su obra 'Los bailes robados' que mostró en el pasado Festival de Jerez. La obra completa se estrena en el Festival de danza de Itálica el 7 de julio. / Festival de Jerez / Esteban Abion

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

Cuerpos desordenados, fuera de control, con movimientos espontáneos que no podían detener. Las epidemias de danza se dieron en la Edad Media en Europa, aunque no se sabe muy bien qué las provocó. Se dieron en diferentes lugares, y hay todo tipo de interpretaciones, pero todas son hipótesis. La más documentada, que ocurrió en Estrasburgo en 1518, ha servido de inspiración para su último trabajo al bailaor flamenco y coreógrafo David Coria -David García Berrocal (Sevilla, 1983)-, que quería hacer "algo muy físico, que mostrase lo que es para mí el baile: un elemento liberador".

De todas las teorías e interpretaciones, algunas se dirigen hacia el momento histórico y la relación de la gente común con la jerarquía. En un momento en el que se estaba conformando el Estado moderno, con un incipiente capitalismo y un férreo poder ejercido por la iglesia y la monarquía, hay quienes ven en esas epidemias de danza un movimiento de rebelión de los propios cuerpos.

Y mucho de esto está en Los bailes robados, el espectáculo que David Coria estrena este viernes 7 de julio en el Festival de Danza de Itálica. "Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa". El famoso lema de la escritora anarquista Emma Goldman aparece en el dossier de prensa del espectáculo. Preguntado por el paralelismo con el momento actual, si le parece que es necesario, ante la amenaza que vivimos sobre los derechos sociales adquiridos en las últimas décadas, admite que está preocupado. "No es algo que yo haga de manera deliberada", explica. "Vivimos en un momento social desagradable y el baile es liberador, es una forma de rebelión. Lo han planteado muchos filósofos, esta idea de los dioses danzantes. Yo pertenezco a la comunidad LGTBI, así que imagínate si me preocupa. Quizás toda esa tensión de este momento me ha llevado a una obra en la que la fisicidad es importante, de entender la danza como una revolución: este es mi cuerpo y desde él genero mi rebelión".

El proceso de creación de Los bailes robados ha sido extenso, y lo ha subido a las tablas hasta en cuatro ocasiones. Las coproducciones de diferentes instituciones culturales en Francia y España le han permitido hacer residencias -en el Festival Flamenco de Nîmes, donde mostró un avance el pasado mes de febrero- y diferentes fases de investigación que han desembocado en un formato que comienza a imponerse en diferentes festivales, el Work in progress, un avance de lo que será el espectáculo que se muestra en un formato más reducido y no tan definido.

De las dos primeras -De lo humano, mostrado en el Teatro Nacional de Chaillot, en París, en febrero de 2022, y en la Bienal de Flamenco de Sevilla en septiembre del mismo año- admite que lo único que queda es la idea central. "Está la esencia, la idea de la danza como elemento liberador, es el mismo universo... Pero no se parece en nada", confiesa.

David Coria en 'Los pasos perdidos'.

David Coria en 'Los pasos perdidos'. / Festival de Jerez / Esteban Abion

Un Festival de Itálica con mucho flamenco

El Festival Internacional de Danza de Itálica, que organiza la Diputación de Sevilla, alcanza este año su edición número 23. Comenzó el pasado 20 de junio bajo la dirección de Pedro Chicharro y este año programa 14 espectáculos hasta su clausura el 15 de julio. Centrado en la danza contemporánea, con Los bailes robados hay programadas un total de siete obras que parten del flamenco (cerrará Rocío Molina con su Carnación). Esto hizo que, cuando se conoció la programación, algunas voces de la danza contemporánea andaluza alzaran la voz por sentir que su espacio comienza a estar copado por una expresión artística que ya hace años que se desenvuelve con gran naturalidad en las programaciones de contemporánea.

Su principal espacio escénico es extremadamente singular: el teatro romano del Conjunto Arqueológico de Itálica, en Santiponce (Sevilla). Sobre cómo afecta esto a la obra, Coria admite que bastante. "A nivel de luces es completamente diferente, y tendremos que suprimir elementos del espacio que luego veremos si se pueden reincorpar", explica. El bailaor atiende a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA desde su espacio de ensayo, justo antes de comenzar una sesión con el equipo una semana antes del estreno. "Por un lado estamos con toda la ilusión", contesta a la pregunta sobre cómo se siente, "pero siento empujones por todas partes de mi propio autosaboteador, siempre quedan flecos por pulir".

"Este niño baila bien"

Coria siempre fue, cuenta, "un niño que bailaba bien". El menor de 11 hermanos de una familia muy aficionada al flamenco, se recuerda bailando siempre, casi sin saber hacerlo, animado por la familia en las celebraciones. Su hermana, cuatro años mayor, comenzó a recibir clases, y su madre, para poder manejar a tanto niño en casa, le llevaba también a él. Así comenzó su formación en su pueblo natal, Coria del Río, a unos doce kilómetros de la capital andaluza. En su familia algunos tocan la guitarra, incluida su abuela. Otros, como su padre, son aficionados al cante. Pero ninguno ha seguido una carrera artísica profesional. Sólo él.

Después de escuchar muchas veces ese "este niño baila bien", su familia le permitió estudiar flamenco y danza española en el Conservatorio de Danza de Sevilla. Siendo un estudiante, entró a formar parte del Taller Flamenco de la Compañía Andaluza de Danza (actual Ballet Flamenco de Andalucía), entonces bajo la dirección de José Antonio (Ruiz). Y con tan sólo 17 años dio el salto a Madrid, requerido para formar parte del Ballet Nacional de España, bajo la dirección de Elvira Andrés y, de nuevo, José Antonio. En aquellos primeros años también trabajaría, siendo aún un chaval, con otros grandes maestros. Los cita de memoria: "Antonio Gades, Pilar López, el Maestro Granero... Aquello fue una revolución artística para mí, que apenas estaba saliendo de mi pueblo, imagínate".

Fue durante su etapa en Madrid donde recibió su nombre artístico. Había tantos bailaores llamados David que a él, para distinguirlo, comenzaron a llamarle "David el de Coria". De ahí a "Coria" y al David Coria definitivo. "Me gustó cuando lo vi, y decidí quedármelo", comenta con una sonrisa.

Después de pasar por diferentes compañías y haber trabajado en los cuerpos de baile de Estévez, Paños & Cía, Rafaela Carrasco o Rocío Molina, en 2014 presentó su primer trabajo propio, Espiral, junto a Ana Morales, que estrenó en el Festival de Jerez. Pero su gran despegue se produjo en 2020 con Fandango, en el que trabajó junto al cantaor jerezano David Lagos. Una obra en la que reflexiona sobre los tópicos andaluces y españoles.

"Lagos y yo tuvimos un entendimiento muy rápido", comenta sobre la conexión con el cantaor, con quien ya ha trabajado en tres espectáculos. "Me inspira mucho y, puede sonar muy tópico, pero su nivel de compromiso con el arte es abrumador. Es inspiración pura para mí", explica. Lagos también está en Los bailes robados, como cantaor y asesor musical.

Catalizador de talento joven

Es uno de los elementos que se mantiene desde esa primera muestra en París y Bienal de Sevilla, a la que se han ido incorporando el hermano del cantaor, Alfredo Lagos (guitarrista), la cantante y violonchelista Isidora O'Ryan y el cuerpo de baile con el que Coria suele trabajar: Florencia Oz, Rafael Ramírez, Marta Gálvez y Paula Comitre. "Llevamos trabajando juntos mucho tiempo", admite. "Nos hemos hecho los unos a los otros porque todos mantenemos el mismo nivel de compromiso como grupo".

El trabajo como coreógrafo de Coria ha actuado, de alguna forma, como catalizador de bailaores de una generación más joven que él. Los de Los bailes robados comienzan a despuntar en sus carreras como solistas, y en todos sus arranques ha estado muy presente este bailaor y coreógrafo. Antípodas, de Florencia Oz (obra en la que trabaja con su hermana melliza Isadora O'Ryan) surgió de una idea suya que él mismo dirigió y coreografió. Estrenado en el Festival de Jerez en 2021, donde ganó el Premio Revelación, continúa mostrándose en los festivales más destacados de flamenco. Rafael Ramírez ha estrenado Recelo -espectáculo en el que colabora Florencia Oz y Paula Comitre- con éxito de público y crítica en la reciente Bienal de Flamenco de Málaga, yAlegorías, junto a la bailarina contemporánea Andrea Nogal, ha disfrutado de una residencia en París como parte del programa Coreografía de la Academia de Bellas Artes del Instituto Francés en asociación con la Cita Internacional de las Artes.

"Es de lo que más orgulloso me siento, que en esta compañía los bailaores estén creciendo, y que a pesar de tener sus proyectos sigan queriendo bailar aquí", explica con una sonrisa. Es precisamente su trabajo como coreógrafo una de sus facetas más valoradas y, confiesa, es algo que le gustaría poder desarrollar con mayor potencial al frente, por ejemplo, de una compañía pública. "A mí me gustaría hacer crecer mi compañía, siempre rodeado de mi equipo, pero en España la cultura siempre está renqueando y, siendo realista, creo que sólo podría hacerlo con un proyecto público". En mente tiene espacios conocidos, como el Ballet Flamenco de Andalucía. "Pasé como bailarín, como repetidor y como ayudante de dirección. Estaría bien poder dirigir y, además, coreografiar", concluye.