FRANCIA

El Festival de Flamenco de Nîmes supera una edición de transición y mira hacia su 35 aniversario

Con recorte de actividades y presupuesto, la primera cita del calendario de festivales del año estrena dirección con una continuidad de programación de muestra de la creación actual

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

"Lo estoy viviendo con mucha alegría, no sé decirlo de otra manera. La diversidad de las propuestas y su calidad es algo que me impresiona". La nueva directora del teatro de Nîmes, Amélie Casasole (Saboya, Francia, 1975), no disimula su entusiasmo ante el resultado del primer Festival Flamenco de la ciudad bajo su batuta. Es la 34 edición de un festival que supone la primera cita obligada del año del circuito flamenco. "Cuando diriges un equipamiento cultural lo que realmente buscas es novedad, renovación de la estética, y creo que este año estamos realmente ahí".

A falta de cifras oficiales de ventas al cierre, el lleno de los espacios en los que se ha desarrollado el festival entre el 10 y el 20 de enero es incontestable. También, la aprobación del público, con ovaciones a algunas de las propuestas más valoradas, como la de Jesús Méndez y Pepe del Morao, que respondieron con un bis por fandangos sin micrófonos, Israel Fernández o los espectáculos de baile La materia, de Olga Pericet, Insaciable, de Lucía Álvarez, la Piñona y Los bailes robados, de David Coria.

Con un presupuesto mermado respecto de la edición anterior, la programación de este festival, que desde 2018 propone el director artístico Chema Blanco (Madrid, 1965), sólo ha contado con un estreno absoluto -Après vous, Madame, de la bailaora Paula Comitre, centrado en la experiencia en París de la bailaora Antonia Mercé La Argentina- y ha suspendido totalmente el apoyo a la creación -ninguna coproducción ni residencia artística, algo habitual desde que Blanco asumió su puesto.

Los recortes han afectado también a las actividades paralelas: uno de los sellos del festival era el encuentro en el teatro entre espectadores y artistas, algo muy apreciado por los aficionados locales. Tampoco se han programado otras acciones, más allá de la proyección del documental sobre el cantaor José Menese y una muestra fotográfica.

"Necesitábamos reencontrar un equilibrio presupuestario después de la crisis del Covid y algunas otras razones", explica Cassasole. La financiación es completamente pública, con fondos principalmente del ayuntamiento, y en menor medida del departamento, la región y el ministerio francés de Cultura. "Hemos vivido una situación un poco tensa, pero yo diría que ese periodo difícil ya ha quedado atrás".

Edición dedicada al cante

Aunque el Festival Flamenco de Nìmes, en consonancia con la programación principal del teatro Bernadette Lafont que le da sede principal, se centra en el baile, en esta edición, Chema Blanco ha querido prestar mayor atención a la actualidad del cante, mostrando algunas de las tendencias que conviven en la actualidad. Así, abrió el festival el proyecto de la cantaora Rocío Márquez con el dj y músico electrónico Bronquio a partir de su disco Tercer Cielo. También se ha podido disfrutar del cante de Jesús Méndez acompañado a la guitarra por Pepe del Morao como exponentes de la escuela de Jerez, o Ismael el Bola junto a Yerai Cortés e Israel Fernández con Diego del Morao como representantes de diferentes tendencias entre la generación más joven. Todos los recitales han sido recibidos con mucho interés por el público, que es además muy diverso -aficionados locales y de la región, público habitual del teatro y mucho público joven, no tan habitual en otras propuestas del festival-.

Sin embargo, Blanco admite que no ha podido llegar tan lejos como le habría gustado. "Yo creo que sigue habiendo una revolución pendiente en el cante y a mí me gustaría provocarla, pero es complicado", explica. "Las residencias artísticas en Francia están orientadas al baile y es difícil, con los recursos que tiene este festival, provocar el tipo de encuentro artístico que podría derivar en algo verdaderamente renovador”.

Amélie Casasole, directora del Teatro de Nîmes y su Festival de Flamenco

Amélie Casasole, directora del Teatro de Nîmes y su Festival de Flamenco / Sandy Korzekwa / Festival de Flamenco de Nîmes

Evolución y respaldo del público

Nacido a partir de un grupo de aficionados liderados por Pepe Linares en 1990 como un concurso de guitarra, el festival de esta localidad de 150.000 habitantes próxima a Arlés, Avignon y Marsella consiguió consolidarse gracias a su incorporación en la programación del Teatro principal de la ciudad de cuya programación es hoy el motor -en torno a los 15.000 asistentes en la edición de 2023-. En los años que compartieron liderazgo François Noël, que fue director del teatro entre 2003 y 2023 y Patrick Bellito, un aficionado de origen español, consiguieron posicionar la cita como el segundo en importancia de Francia, por detrás del que se celebra en verano en Mont-de-Marsan, en número de espectadores. En ese camino, y sobre todo a partir de la jubilación de Patrick Bellito en 2018, el festival quiso confluir también con el carácter propio del teatro, consagrado fundamentalmente a la danza contemporánea.

Los artistas destacan de este festival las facilidades técnicas que encuentran y el calor y respeto con el que son recibidos. Jesús Méndez comentaba al bajarse del escenario el pasado jueves cómo esa calidez contribuye a que se den recitales únicos. “Este escenario tiene una calidad especial, se siente uno diferente en él”, decía.

Otros artistas, como el bailaor David Coria, que recibió una ovación del público de más de tres minutos tras su presentación de Los bailes robados, destacaba las facilidades técnicas que siempre encuentran en el Bernadette Lafont.

Preguntado por los retos que afrontan para la edición de 2025, Blanco confía en retomar lo que quedó suspendido en 2024 y poder continuar con su línea de trabajo, una que pone en valor el riesgo y la renovación de los creadores flamencos actuales, apoyando la producción y la convivencia de diversas tendencias y sensibilidades.

“Me gustaría poder retomar las actividades paralelas, porque ayudan a apoyar el discurso artístico de lo que se ve encima del escenario”, explica Blanco, “aunque es cierto que hay que revisar el modelo”. Además, el director artístico, que cada noche es abordado por los aficionados en el teatro para agradecerle su apuesta, cree que este festival ha contribuido también a modernizar la imagen que en Francia se tiene del flamenco. “A mí me gusta la reflexión y que el público se aparte de los clichés y vean a los artistas de acuerdo a su nivel de creación, además de poder ayudarles en eso y acompañar con ese apoyo a cimentar el flamenco del futuro”.

Cassasole afirma que la línea se mantendrá. “Por supuesto que parte de nuestra misión es sostener la creación artística”. También, dice, la búsqueda de nuevos públicos para el festival, con una parte del presupuesto y del equipo consagrada a la mediación cultural para atraer a un público más diverso, a través del acercamiento a asociaciones, conservatorios, personas con discapacidad o en dificultades económicas. “Ese es el éxito y la belleza del festival, la diversidad del patio de butacas. Todas las noches se ve que hay grandes aficionados, pero también personas que acuden por primera vez a ver el flamenco y todos vibran juntos”.

Festejar por todo lo alto

Aún antes de cerrar la edición de 2024, el equipo de Nîmes ya está echando a andar la siguiente, que conmemorará el 35 aniversario del festival. Blanco confirma que ya han mantenido algunas reuniones para hablarlo. En la primera, explica, que tuvo lugar en noviembre, Cassasole mostró una cautela de la que cerca de la conclusión del festival que terminaba el 20 de enero quiere desprenderse para ampliar el número de espectáculos diarios, los espacios escénicos y las actividades alrededor del festival. “Vamos a festejar por todo lo alto este aniversario”, dice la directora del teatro, “será una edición más vibrante, así que tenemos que trabajar desde ya si queremos que la fecha sea realmente relevante”.

Para lograrlo, será necesario ampliar las vías de financiación. “Sin voluntad política no podremos continuar nuestra actividad”, advierte Cassasole. “Vivimos un momento de fragilidad y hay que defender la cultura como un bien público compartido por todas las personas y no solamente por algunos privilegiados”. El motivo, para la nueva directora, es claro: “Hay muchas ganas de vibrar con los artistas en escena, es la historia de la humanidad. Quienes creen que no tenemos necesidad del arte para vivir se equivocan, es un alimento espiritual, sin duda”.