EN MADRID | ENTREVISTA

Pablo Maresca, profesor de ajedrez: "No eres más inteligente que otro por jugar mejor a este deporte"

Responsable de la Asociación Ajedrez en el Parque y secretario de la Asociación de Amigos del Retiro La Cabaña, está convencido que no hay lugar mejor en el mundo que el parque madrileño para este juego. "Somos unos privilegiados", asegura

Pablo Maresca, profesor de ajedrez, posa en el parque del Retiro.

Pablo Maresca, profesor de ajedrez, posa en el parque del Retiro. / Alba Vigaray

Víctor Rodríguez

Víctor Rodríguez

¿Cómo empezó a jugar al ajedrez?

Por mi abuelo y por mi padre, que jugaban. Hasta los 17 o 18 seguí, con intermitencia, jugando en la liga, en tercera división. Jugaba tablero uno, que no está mal, pero en nivel de jugador de club, nunca he sido más que un jugador de club, la verdad.

¿Y a enseñarlo?

Estudié audiovisuales, me dieron una beca y viví en Inglaterra y luego estuve cinco años viajando. Al volver, vi que mis oportunidades laborales iban más por el ajedrez, pensando en la educación infantil, no en la competición profesional, que es muy difícil, y al final es lo que te va saliendo en la vida.

¿Se vive del ajedrez?

Yo sí. Monté una asociación que se llama Ajedrez en el Parque y damos clases en colegios como actividad extraescolar, organizamos torneos, colaboramos en algunos eventos con el Círculo de Bellas Artes… Pero como profesor para otros clubes o asociaciones es complicado, más bien un complemento. Se pagan 15 o 20 euros la clase, pero no hay tantas clases como para tener una vida razonable y pagar tus cuentas. Y luego hay cosas terribles.

¿Por ejemplo?

A mí me han llegado a llamar para ofrecerme 8,50 euros por clase, que si tengo que coger el metro y tomar un bocadillo y una cocacola, qué acabo ganando, ¿dos euros? Y cuando he dicho que no me han preguntado: “Vale, hemos visto en tu curriculum que hablas inglés. ¿Querrías dar clases de inglés?”. Les da igual.

¿Qué edad es buena para empezar a jugar?

Yo antes de los 5 años lo desaconsejaría por completo. Se puede llegar a comprender cómo se mueve una pieza, pero entender cómo funciona el juego es más difícil. A partir de 5 años ya se puede introducir algo teórico o movimientos raros como el enroque. Pero yo tengo alguna clase con niños y niñas de 5 a 7 años y dura solo 45 minutos, con muy poca teoría, un rato para jugar al ajedrez y mucho contenido lúdico.

¿Y qué aporta?

Disciplina, estrategia, cálculo, concentración… Pero aunque tire piedras contra mi propio tejado, tampoco es la panacea. No eres más inteligente que otro por jugar mejor al ajedrez, no quiere decir que necesariamente tengas inteligencia en otras cosas. Pero la importancia que le doy yo al ajedrez es que forme parte de tu vida y lo tengas como una herramienta más para disfrutar del día a día.

También imparte clases a personas discapacitadas.

Sí. En la Fundación Lesionado Medular el taller es como cualquier otro taller, donde los jugadores van mejorando; el ajedrez es una actividad más que tienen en el día. En otros dos centros hay gente con otros problemas: ictus u otras cuestiones, y ahí el disfrute no pasa tanto por una progresión importante como por el juego en sí y el tiempo que pasan en el taller. Algunos apenas pueden hablar. Cuando empezamos no les entendía, pero ha pasado un año y tengo una comunicación con los jugadores y jugadoras que nunca hubiera pensado que pudiera tener: tenemos un lenguaje propio donde compartimos el tablero, como se dice en el ajedrez.

En ajedrez lo normal es que la gente sea maja. Sí es verdad que, a veces, cuando te encuentras a un idiota es un idiota atómico

¿El ajedrez hace mejores personas?

No creo, no, para nada. Lo normal es encontrarte gente decente, pero como en todos lados. Yo he competido también al tenis y me he encontrado gente impresentable, y padres impresentables, y gente normal. Y en ajedrez lo normal es que la gente sea maja. Sí es verdad que, a veces, cuando te encuentras a un idiota es un idiota atómico [ríe].

¿Por qué molesta tanto perder?

A ciertos niveles se juega en equipo, y ahí hay más presión porque no juegas solo para ti. Otras veces se prepara mucho una partida previamente, se estudia al rival, qué apertura suele jugar y demás, y luego, cuando se han dado todas las circunstancias como las preveías y como querías, pierdes. Un maestro internacional me contó una vez que en una partida le ofrecieron tablas, no las aceptó porque pensaba que podía ganar, se equivocó en un movimiento y perdió. Le dio una patada a la silla, que terminó contra el marco de una puerta… Bueno, para mí, como profesor, con niños pero también con adultos, es importante poner las bases para un comportamiento adecuado.

Que consiste en…

Saber gestionar las derrotas, ser honesto con el contrario, dar la mano… Como en todo deporte, depende de quién te lo enseñe: hay gente que enseña a competir y gente que también enseña otros valores. Es como Karate Kid exagerando. Hay gente que va a ganar sea como sea y otros que preferimos hacerlo educando. Muchas veces depende de quién te haya educado, de cómo sean tus padres. Los padres muchas veces aportan, otras no aportan nada y algunas empeoran las cosas.

13.05.2024. MADRID. Pablo Maresca, profesor Club de Ajedrez Retiro. Foto: Alba Vigaray

Detalle de una partida de ajedrez en el Retiro. / Alba Vigaray

Además de Ajedrez en el Parque, es secretario de la Asociación de Amigos del Retiro La Cabaña. ¿Qué es lo mejor de jugar al ajedrez en el Retiro?

Para mí, el ambientazo y el hecho de jugar al aire libre. Es un sitio maravilloso. Circula un montón de gente: niños, adultos..., hay mezcla de edades. En invierno tenemos la cabaña de madera en la que se puede jugar. Y en primavera y verano es la bomba.

¿Cuánta gente puede llegar a jugar a la vez?

En torneos, 150 personas o por ahí. Pero vas un domingo a las cinco o las seis de la tarde y a lo mejor hay 80 personas jugando. Con el horario ampliado en verano puedes llegar a jugar a las doce de la noche. Yo he llegado a estar jugando sin luz y el que perdía tenía que sujetar la linterna, era una cosa ridícula… Conoces a un montón de gente.

¿Y desde cuándo se juega allí?

La asociación se constituyó en 1981.

¿Vive el ajedrez un momento de auge?

Vino en la pandemia. Se jugó mucho online y explotó el tema de los streamers, que hoy son muy populares, y las plataformas. El éxito de la serie Gambito de dama también influyó y, sí, se vive un momento álgido. En Madrid hay mucha afición, muchísimos clubes.

Un domingo a las cinco o las seis de la tarde en el Retiro a lo mejor hay 80 personas jugando. Yo he llegado a jugar de noche, sin luz, y el que perdía tenía que sujetar la linterna

¿Y las plataformas?

Ahí están algunas como chess.com o lichess, que para mí es la mejor, pero que también tienen sus inconvenientes como los sistemas de puntos que utilizan. A veces me vienen padres diciendo que están encantados de que sus hijos quieran estar todo el día jugando al ajedrez. Yo estoy contento con que a un chaval se le motive; ahora, dos horas al día jugando al ajedrez en una pantalla sin interactuar con otra persona no lo veo. Hay que ir al cine, al teatro, leer, jugar al fútbol o al baloncesto, ir al campo a merendar con los amigos…

Comentaba que pasó mucho tiempo viajando. ¿Cuál es el mejor sitio del mundo para jugar al ajedrez, dónde ha disfrutado más?

Para mí, Madrid, sobre todo el Retiro. Es maravilloso. En Buenos Aires, el Parque Rivadavia es parecido, con menos gente pero, para mí, muy divertido por la cantidad de personajes que he conocido allí. Y en la India jugué muchísimo en el Himalaya tomando chai. De hecho, la apertura que juego ahora la he perfeccionado a partir de la que me enseñó allí un alemán. Pero por el Retiro han venido jugadores del máximo nivel: Magnus Carlsen, Hikaru Nakamura, Hans Niemann…, muchos. Y dicen que nunca han visto nada igual. Somos unos privilegiados.

Ha jugado en el Retiro con Carlsen, número uno en el ‘ranking’ de la Federación Internacional de Ajedrez.

Sí, y me barrió. También jugó aquí con Judit Polgár, la mejor jugadora de todos los tiempos, y ganó ella. Tenemos la mesa en la que jugaron marcada. Incluso pusimos una placa, pero alguien la robó.

¿Por qué cree que las mujeres juegan en menor proporción al ajedrez?

No lo sé. Pero sí es cierto que en las clases yo puedo tener 15 alumnos y 11 son niños y cuatro niñas. Y más o menos es así en todos lados.

¿Y juegan de manera distinta?

No, eso depende de la personalidad de cada uno.

La última: ¿el ajedrez es un deporte?

Para mí, sí. Tal vez la pregunta sería qué es un deporte. Pero si en la definición entran lo físico y las habilidades yo creo que sí lo es.

¿Pesa lo físico en el ajedrez?

Muchísimo. Los jugadores tienen preparador físico, psicólogo, dietista… Una partida al máximo nivel igual dura siete horas. Yo sí lo considero un deporte. Y que no entre en los Juegos Olímpicos es para mí algo inexplicable.