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David Lagos: "Yo no he tenido nunca miedo de perder la flamenquería"

El cantaor jerezano abre, este viernes, la décima edición del Flamenco on Fire de Pamplona. Además, dirige el homenaje a Manolo Caracol que el próximo martes protagonizarán Vicente Soto 'Sordera', Antonio Reyes, Rosario La Tremendita y la Sinfónica de Navarra

David Lagos, cantaor jerezano que tendrá doble presencia en la próxima edición del festival Flamenco on Fire de Pamplona, en agosto.

David Lagos, cantaor jerezano que tendrá doble presencia en la próxima edición del festival Flamenco on Fire de Pamplona, en agosto. / CEDIDA

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

Consolidado como el festival de flamenco de referencia en el norte, el Flamenco on Fire de Pamplona (y alrededores) celebra entre el 18 y el 27 de agosto su décima edición. En un cartel en el que conviven grandes nombres de las diferentes sensibilidades que pueblan el flamenco, destaca, por estar presente por partida doble, el de un cantaor jerezano que transita con toda la naturalidad que le da su cuna y su desarrollo profesional entre esas diferentes maneras de entender el cante. David Lagos (Jerez de la Frontera, 1973) no es sólo una referencia para los aficionados, sino uno de los cantaores con una mayor presencia en teatros y festivales, aunque también disfruta, según él mismo explica, ofreciendo recitales del cante más tradicional en espacios pequeños como las peñas que riegan los pueblos andalces. Curtido en los escenarios como miembro del elenco de grandes espectáculos -ha trabajado más de 20 años junto al bailaor Israel Galván, pero su nombre aparece junto a otros muchos-, tiene, además, una carrera en solitario que le ha llevado a grabar tres discos -El espejo en que me miro (Flamenco World, 2019), Mi retoque al cante jerezano (2014) y Hodierno (2019).

En agosto de 2014, cuando ya tenía una amplia carrera a sus espaldas, recibió la Lámpara Minera, el preciado galardón que otorga el Festival del Cante de las Minas de La Unión (Murcia). La organización calificó su triunfo de “apoteósico” por sumar, además, cuatro premios en las modalidades de alegrías, seguiriyas, malagueñas y cartageneras. Su más reciente creación, Cantes del silencio, se estrenó como espectáculo en la XXII Bienal de Flamenco de Sevilla. Este verano, después de participar en el estreno de Los bailes robados del bailaor David Coria, prepara la grabación de Cantes del silencio como disco mientras ultima sus próximos compromisos, como los dos que le llevará al norte a mediados de agosto.

P. En el Festival Flamenco on Fire de Pamplona va a participar dos veces. Por un lado, el 18 de agosto, con un recital, Clásico personal, y también como director artístico de Una historia del cantaor flamenco, un homenaje a Manolo Caracol, el 23 de agosto. ¿Cuál es el planteamiento de Clásico personal?

R. Arturo [Fernández, director del festival Flamenco on Fire] me comentó que quería algo de cante clásico, y lo voy a hacer todo lo clásico que me permitan las circunstancias, porque no puedo abandonar nunca mi manera de entender el flamenco y yo llevo ya mucho tiempo que me gusta cantar sobre soportes sonoros que me lleven a otros registros. En Pamplona me acompañará Melchora Ortega, habrá una pincelada de baile con Leonor Leal y estará Alfredo Lagos, que es el 70% de mi cante. Aparte de que es mi hermano, la guitarra de Alfredo para mí es la guitarra de un gigante. Melchora es una polvorilla, y le pone ese color que a veces yo, por mi manera de entender el cante, oscurezco más y ella es siempre ese faro que me guía y me lleva hacia la luz.

El cantaor David Lagos junto a parte del elenco de 'Cantes del silencio', estrenado en el Cartuja Center CITE el 11 de septiembre

El cantaor David Lagos junto a parte del elenco de 'Cantes del silencio', estrenado en el Cartuja Center CITE el 11 de septiembre / CLAUDIA RUIZ CARO / BIENAL DE SEVILLA

P. También va a dirigir un espectáculo homenaje a Caracol. ¿Cuál es su implicación en este proyecto como director artístico?

R. Es una propuesta del director, hacer el homenaje a Caracol con la Sinfónica de Navarra y con tres cantaores que él me sugirió y yo los veo idóneos. Para mí Caracol es el cantaor más influyente del siglo XX. En este homenaje estará Vicente Soto Sordera, de Jerez, que vivió los últimos años del tablao de Caracol en primera persona. Luego está Antonio Reyes, de Cádiz, que suele mirarse mucho en ese espejo caracolero. Y está Rosario la Tremendita, que es de Triana y entiende la música desde la libertad más absoluta. Yo creo que Caracol en su legado nos deja dos cosas muy importantes: una es su magnitud como cantaor, que es el que yo quiero que se resalte, porque puede parecer que Caracol, por la época en la que vivió con Lola Flores y porque él entendió que el cante podía ir mucho más allá de estar en una silla, un tablao o un café y llevarlo a un teatro, parece que fuera menos cantaor. Y era el cantaor más grande. Yo, de hecho, lo he vuelto a descubrir ahora, porque cuando escuchas a alguien tan grande, al final se te pega y es inevitable cantar como él, terminas caracoleando. Hay guiños muy especiales en este homenaje, queremos darle una visión muy actual, muy contemporánea, lejos, por supuesto, de la imitación y de caer en los tópicos de sus zambras. Y en ello estoy ahora mismo, trabajando en ver cómo lo ensamblo todo.

P. Una de las cosas que impresiona mucho de su trayectoria es la naturalidad con la que transita de un espacio más canónico a otro más heterodoxo dentro del flamenco. ¿Esto es fruto de una visión amplia del flamenco, abierta, o hay un esfuerzo por ensanchar la propia propuesta artística?

R. Mira, yo he vivido lo clásico, el repertorio jondo, a través de mi aprendizaje natural en Jerez, en las peñas. Además, nunca lo he abandonado. Pero luego he convivido de forma natural con otros músicos. Te pongo un ejemplo. Yo he trabajado mucho tiempo, por ejemplo, con Israel Galván y he cantado en en vasco, he versionado temas de Mikel Laboa. Ahora, después de haberlo hecho hace 20 años, en mi último espectáculo Cantes del silencio retomo este tema de Mikel Laboa. Casi nadie entiende que estuviera cantando en vasco, se lo han comido como si fuera algo tan flamenco de toda la vida. ¿Por qué? Porque lo hago como algo natural, lo aprendí hace mucho tiempo en una obra, en un contexto, y lo asimilé bien.

P. Esto pone mucho en valor la creatividad. Dice Raúl Rodríguez que muchas veces en el flamenco se ha puesto tanto énfasis en la conservación que de alguna manera se ha puesto con esto freno a la creación, ¿no?

R. Esa es la forma natural de crear en el arte, vivirlo y que no sea una cosa que tú te propongas. Estoy totalmente de acuerdo que hoy quizás ya deje de empezar a tener sentido poner el foco en la conservación, en la tradición. ¿Por qué? Porque antes no había grabaciones, y era importante transmitir cómo se hacían los cantes, pero ya tenemos músicos que son los más flamencos del mundo y saben leer partituras. Ya tenemos todos los estudiosos del mundo en la labor de la conservación y en volver a poner al día esos temas que están olvidados. Todo lo que se ha he cantado y todo lo que se ha tocado está ya de alguna manera registrado. Y ahí está, para recrearlo y llevártelo a tu terreno, sin miedo a que surja algo nuevo. Que además es lo que siempre ha ocurrido en el arte.

P. Esto me lleva a Hodierno, su último trabajo discográfico que luego se transformó en el espectáculo Fandango, de la mano del bailaor David Coria. Ese disco, publicado en 2019, fue el precedente más reciente de la tendencia que hay ahora de unir el flamenco con la música electrónica. No sé si usted tiene consciencia de haber sido el pionero, ¿cree que recibió la atención y el reconocimiento que merece?

R. Bueno, lo curioso de Hodierno es que combina los cantes clásicos con otras músicas, porque no hay creaciones nuevas de cante, son palos con un acompañamiento sonoro distinto, en este caso electrónico. La diferencia es que hasta ese momento no se había grabado un disco así, se habían hecho incursiones en la electrónica, por supuesto, pero que un cantaor hiciera un disco de palos flamencos con ese soporte sonoro creo que es el primero. Luego vinieron compañeros que han hecho cosas parecidas, ahora hay una generación que yo veo que está más orientada hacia la música electrónica. A mí me da alegría y al mismo tiempo miro hacia atrás y también pienso que yo no he tenido nunca miedo de perder la flamenquería, que creo que es uno de los defectos que tienen los flamencos, que parece que en el momento que haces algo que se sale de lo comúnmente aceptado, ya vas a perder tu flamenquería. A Israel Galván, que se ha dormido en la bata de la madre, mientras que el padre y la madre estaban en el escenario, le preguntaron si tenía miedo a dejar de ser flamenco y el respondió que el flamenco no se lo puede quitar aunque quiera, que lo llevaba como en los dibujos animados los fantasmas arrastran una bola, como si fuera una condena que tiene para la eternidad. Pues eso.

P. ¿Se podría decir que Hodierno pone la semilla, además, de tus dos obras más recientes sobre la memoria histórica, la estrenada en la Bienal de Sevilla Cantes del silencio?

R. Lo principal de Cantes del silencio es que aborda una temática social, una temática comprometida con una forma de pensar y de entender la vida. Algunas cosas están también en Hodierno, porque el Pregón del miedo está ya ahí, ha sido uno de los temas que más me empujó a hacer Cantes del silencio, que todavía no se ha hecho disco porque todavía lo trabajo en los escenarios y quiero que esté más maduro antes de grabarlo. Todavía me queda en septiembre una fecha importante, en el Teatro Central de Sevilla, y allí quiero grabar algunos de los temas que necesito que estén en el disco en directo, porque necesito sentir esa presión que te hace cantar de otra manera. Yo me junté para ese trabajo con Miguel Ángel González, un historiador jerezano. Un día hablando de algunas cosas, episodios más locales, como la trilla que yo hago sobre la penúltima ejecución pública en España, que fue en Jerez, a garrote vil y se llevó a cabo aquí en la plaza del mercado. Los ejecutados fueron en su mayoría jornaleros y por eso es una trilla, porque es un cante del campo. Y la canto de una manera coherente con la historia y con el palo, va subiendo el tono hasta que parece que el cante me ahoga. Y esa fue la primera idea, pero quise seguir ahondando.

P. Cantes del silencio es una obra con un posicionamiento político y social muy claro. ¿Cree que estamos en un momento en el que hay que alzar la voz?

R. Yo tengo un hijo que que es gay y aunque hay mucha gente que me dice que la discriminación a los homosexuales ya está superada, yo vivo otra cosa en el día a día de mi familia. Y también veo por dónde van los tiros a nivel político y probablemente demos un paso atrás en ciertas cosas, y creo que es importante decirlo, que hay cosas que no están superadas. Para el estreno en Sevilla le dedicaba una seguiriya a Queipo de Llano porque todavía estaba enterrado en la Macarena. Después del estreno lo sacaron de la iglesia, cosa que me alegra mucho, ya no canto esa letra, la cambié por una que menciona el cementerio de San Rafael, en Málaga, que tiene una fosa común con más de 300 niños, que todavía las familias no saben dónde están los restos de su hijo. Y todo esto no tiene nada que ver con la ideología política. O sí que tiene que ver, pero no debería ser una cuestión de bandos. La memoria histórica en este país son heridas que no se han cerrado todavía. Si no se saca a los muertos de las cunetas, esa herida sigue abierta, no puede cicatrizar. Yo no soy ni mucho menos el primero en tocar estos temas, ya lo hicieron antes El Cabrero, o José Menese, Manuel Gerena..., una serie de cantaores a los que muchas veces hacerlo les costó dormir en el calabozo. Y esto de ser un cantaor y seguir cantando "A la botica niña no vayas sola que el boticario gasta pistola"... En fin, tienes que transmitir un mensaje con el que te sientas identificado y ser consecuente con tu manera de pensar.

P. Precisamente siempre se dice del cante que al cantaor le tiene que doler cuando lo hace, ¿no?

R. Fíjate que muchas veces los flamencos hablamos de que esta es la manera que tiene de de expresar el pueblo las penas y las alegrías, y que todavía haya cantaores que no se plantean nada más que volver a cantar 20 veces el repertorio clásico que has aprendido... Esas letras vienen de un sitio. Cuando se cantaban tuvieron su significado para que de verdad fuera algo que sale de tu cuerpo, de tu corazón. Es cierto que cada uno piensa como piensa, sería horroroso vivir en un mundo donde todos viéramos la vida de la misma manera, pero mi postura tengo que defenderla. El pregón del miedo nos habla del miedo que nos inculcan. Es que pones la tele y la tienes que apagar porque terminas asustado de todo lo que estás viendo. Y que haya gente que se plantee si se pueden casar o no dos personas... Son cosas que yo entiendo que tendrían que estar perfectamente asimiladas, pero hoy hay un discurso que dice "respetamos, mientras que yo no lo vea". Y hay que tener cuidado, que es un discurso muy populista y que al final podemos echar 100 años para atrás de donde estamos ahora mismo.