NOVENA EDICIÓN

Arturo Fernández, de Flamenco On Fire: "Un festival es un ciclo de vida absoluto, no puede ser una peña"

Entrevista con el director de la cita anual de Navarra con el flamenco, por donde este año pasarán artistas como Carmen Linares, María José Llergo, José Mercé o Los Voluble con Raúl Cantizano

Eva Yerbabuena, durante un momento de su actuación en la edición de 2018.

Eva Yerbabuena, durante un momento de su actuación en la edición de 2018. / EFE | VILLAR LÓPEZ

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

Arrancó en 2014 promovido por uno de los fundadores del Festival Internacional de Benicássim (Miguel Morán). Aquel primer certamen contó con las grandes estrellas del flamenco del momento: Sara Baras, José Mercé, Estrella Morente, Tomatito, Arcángel, Pepe Habicuela y Josemi Carmona... Nació ya con vocación heterodoxa y un objetivo claro: que, en agosto, la afición se instalase en el norte. En Pamplona, concretamente. Este año se cumplen nueve ediciones de un festival que no ha parado ni en pandemia y que, entre otros logros, tuvo el ser el primer festival de flamenco en España en programar un ciclo de guitarra con siete conciertos ofrecidos íntegramente por mujeres (en 2018). "Los festivales están para dar visibilidad a esas cosas que a veces son minoritarias y arriesgadas y, al final, con el tiempo terminan convirtiéndose en algo habitual”, explicaba entonces Morán.

Desde 2020, es Arturo Fernández Sensat (Madrid, 1970) quien lo dirige (las dos ediciones anteriores, junto a Juan Casero). Hijo del actor Arturo Fernández e Isabel Sensat, Fernández busca mantener ese espíritu de apertura que ha caracterizado siempre a la cita y ha preparado una edición que, entre el 24 y el 28 de agosto (con un aperitivo el 12 en Viana), combinará actuaciones de calle con grandes conciertos en teatros. Lejos de los nueve días de conciertos de la segunda edición y sin estrenos, Flamenco on Fire es en cualquier caso una cita consolidada para el verano de los aficionados que buscan convivir y ver de cerca a los artistas, aunque algunos de ellos solamente se acerquen tangencialmente al flamenco. Fernández atiende por teléfono a

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA para explicar las vivencias de un festival que ya mira en el horizonte a su décimo aniversario.

Arturo Fernández, director del festival de flamenco de Navarra Flamenco on Fire, durante la presentación de la edición de 2022 el pasado mes de julio.

Arturo Fernández, director del festival de flamenco de Navarra Flamenco on Fire, durante la presentación de la edición de 2022 el pasado mes de julio. / EFE / Iñaki Porto

P. El cartel de esta edición gira en torno a la lírica en el flamenco. ¿Por qué?

R. La lírica flamenca tiene un recorrido muy importante dentro del flamenco, porque se recoge los grandes temas de la humanidad y normalmente nos los suele devolver en forma de sentencia a la vida, a la muerte, el amor... Y lo que nos preguntamos es qué canta el cante y eso es lo que tratamos de pensar en esta edición. Es decir, el flamenco trata de poner palabras a un suspiro. Ese es el reto del cante, ¿no? Y lo que se canta es lo que se pierde y por eso nunca se olvidan las letras.  Nosotros no tratamos nunca de responder las preguntas, sino de incentivar la curiosidad de aquellos que nunca se han acercado al flamenco y de aquellos que saben mucho de esto. El año pasado planteamos la pregunta de qué es flamenco, aunque nosotros no enseñamos absolutamente nada ni tampoco somos prescriptores de lo que es o lo que no. Pero, al terminar la edición, pensamos que era muy importante el destacar el papel del cante y buscamos una temática que estuviera acorde con lo que queríamos decir. Y la lírica es muy importante. Si explicamos qué es la lírica, si destacamos la importancia del cante y de sus letras, posiblemente podríamos conseguir uno de los propósitos que tenemos en el festival, que es la generación de nuevos públicos.

P. Este año, la apertura -Carmen Linares- y la clausura -Israel Fernández- son más ortodoxas y es verdad que estará también José Mercé, pero presentando un disco, Oripandó, que no exactamente flamenco. Además de eso, el cartel de este año es bastante heterogéneo. ¿Cómo se construye ese equilibrio de propuestas para atraer nuevos públicos sin expulsar a los aficionados más tradicionales?

R. El cartel lo conformas normalmente en torno a una temática y, a partir de ahí, eliges todos los artistas que giran en torno a ella. En Flamenco on Fire tenemos los grandes conciertos, que son las actividades de pago en el teatro. Pero luego también tenemos una actividad de calle a la que vienen primerísimas figuras del flamenco. A partir de ahí, el espíritu del festival es muy universal. El flamenco es un género que está en constante evolución. Juan Talega no canta igual que Caracol, ni Caracol cantaba igual que Camarón, ni Camarón es Israel Fernández. Entonces, nosotros siempre somos muy sensibles a cualquier tipo de expresión artística vinculada al flamenco. En este caso, José Mercé a día de hoy tiene poco que demostrar y es libre de interpretar su forma de entender el flamenco a través de el Oripandó o de su forma más pura de expresar Jerez cuando se pone a cantar a veces por bulerías. Pero la conformación del cartel del festival siempre está inspirada en la diversidad y en la inclusión. También tenemos este año, por ejemplo, a Raúl Cantizano y Los Voluble, a Derby Motoreta's Burrito Cachimba que construyen casi siempre todos sus espectáculos sobre la base del cante y, luego, a partir de ahí evolucionan. O tenemos actividades de calles a la que viene Juana la del Pipa, Juan Villar o a Rafael Riqueni en la guitarra. Este año hay variedad para conseguir una buena representación de lo que es la lírica en el flamenco.

P. Gracias a esa mezcla de actividades en el teatro y de calle, ¿cómo ha ido conformando al público de Flamenco on Fire?

R. El público de Flamenco on Fire es muy contemporáneo, es abierto no solamente al flamenco, sino a cualquier tipo de expresión cultural. A través de los años creo que hemos generado y creado una cantera en el norte, en la que cada vez más hay más aficionados y, sobre todo, también lo notamos en el talento local, es decir, de los navarros y también de todo el norte de España, con un crecimiento de escuelas de baile. En Pamplona, concretamente, ahora mismo hay cuatro, cuando antes solamente había una. Así que pensamos que el festival ha abierto los ojos a mucha gente respecto a la existencia de este género. Y hay una cosa muy importante: el origen de todo esto fue recuperar el nombre y la obra del maestro Sabicas. A partir de ahí, hemos ido construyendo poco a poco un festival que es abierto en su concepción artística. Miramos al flamenco sin ningún tipo de complejo y, al mismo tiempo, lo que intentamos es aportar valor añadido a otras cosas que se hacen dentro de España relacionadas con el flamenco. Y, sobre todo, ponemos siempre el acento en la estética, en la gráfica y en la comunicación de lo que hacemos, porque pensamos que eso es una forma muy atractiva de abrir la puerta a gente que nunca se ha acercado al flamenco y que, de pronto, entra y se ve dentro de este mundo tan maravilloso. Si tengo que destacar algo es la convivencia que existe entre público y artistas.

P. ¿Cómo han afectado las restricciones generadas por la pandemia?

R. En 2020, fuimos el primer festival de gran formato que se hizo, aunque fuera bajo las restricciones de ese momento. Luego también en 2021. Eso sí que nos llevó a hacer una reflexión muy profunda sobre el formato, sobre lo que queríamos y sobre sobre a dónde íbamos en ese momento. Una vez desaparecieron las restricciones, no hemos dudado en recuperar la esencia y lo que verdaderamente siempre ha sido el formato. Es decir, recuperar la calle. Ésta es un motor esencial, no solamente ya por las actividades artísticas, sino por las relaciones y las alianzas que tenemos con gremios de hostelería. Por tanto, este año tomamos la calle sin restricciones, recuperamos espacios que perdimos durante la pandemia, ampliamos otros que nunca se habían utilizado... Por ejemplo, tenemos la inauguración de un balcón nocturno en el Palacio de Navarra.

P. Usted lleva años involucrado en la organización del festival, pero a nivel personal es justamente durante la pandemia cuando sale Miguel Mora de la dirección y se quedas sólo al frente. No sé si la pandemia tuvo algo que ver con esto.

R. Miguel Miguel Mora nunca se ha ido, él está presente en el festival y lo que se construyó en aquel momento sigue totalmente vigente. Siempre uno intenta mejorar las cosas, pero yo ahí creo que hay una máxima que es que lo que funciona no hay que tocarlo. Y el festival funciona y funciona muy bien en términos de asistencia de público y funciona también en la otra dirección, que es la de los artistas. Estos sienten que, cuando vienen a Navarra, son recibidos con mucho calor. Hay respeto. Los silencios que se producen muchas veces les conmueven más que sus propios espectáculos. En el ámbito más personal, lo único que puedo hacer es intentar aportar ideas y que el festival siga la misma línea que ha seguido. Evidentemente, cada uno tiene su forma de trabajar, pero yo creo que las cosas que están bien hechas hay que dejarlas. Yno estropearlo.

P. ¿Cuáles cree que son los elementos que distinguen a este festival de flamenco de otros?

R. Un festival es un ciclo de vida absoluto donde tienes que estar con los ojos muy abiertos. Te tiene que interesar todo. Y sobre todo cuando programas. Yo esto siempre digo que existen tres categorías: el aficionado, las peñas y los festivales. Un festival no puede ser una peña. Un festival tampoco puede ser o regirse por los gustos personales del programador. Un festival lo que tiene que hacer es mostrar toda la diversidad que hay porque, de la misma manera que hay diversidad de personas, hay diversidad de gustos. Nosotros tenemos que facilitar que cada uno encuentre su lugar dentro del flamenco. Yo pienso que hay espacio para todos. También este año tenemos una novedad, un galardón, porque queremos reconocer a aquellas personas físicas o jurídicas que han contribuido a la divulgación y a la promoción del flamenco desde lo no artístico. El primero será para José María Velázquez-Gaztelu, Pepe Lamarca y el Corral de la Morería. Yo creo que es muy importante que empecemos a reconocer que además de los artistas, hay muchas personas que han puesto toda su vida y toda su dedicación en esto.

P. Decía antes que el lema de este año surgió de las preguntas que se hacían al finalizar el festival del año pasado. Aún es pronto, pero ¿qué línea discursiva cree que corresponde para próximas ediciones?

R. Si hasta ahora nos hemos preguntando qué es el flamenco y qué canta el flamenco, ahora solo nos quedan dos opciones para cuadrar la trilogía. El año que viene celebraremos el décimo aniversario, un momento muy importante en todos los sentidos. Y sí este festival empezó con un motivo, yo creo que esta fecha va a girar en torno a ese mismo motivo que lo originó.