ENTREVISTA

Raúl Cantizano, guitarrista: "A mí del flamenco me interesa poner las emociones a jugar e improvisar"

Se autodenomina "un guiri" en el flamenco, pero es uno de los guitarristas más demandados para el acompañamiento de baile y cante

Con numerosos proyectos en cartel y un disco de música experimental recién publicado, será uno de los protagonistas de la gala de la guitarra flamenca en el próximo Flamenco Festival de Londres

Raúl Cantizano, guitarrista flamenco, posa con su 'guitarra preparada' a la manera del 'piano preparado' que creó John Cage.

Raúl Cantizano, guitarrista flamenco, posa con su 'guitarra preparada' a la manera del 'piano preparado' que creó John Cage. / Alba Vigaray

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

"Yo llego al flamenco como un guiri más". Lo dice Raúl Cantizano (Sevilla, 1973) serio, sin dudar, sin ningún atisbo de ironía o de humor en su voz ni en su cara. "Yo empiezo en el flamenco con 20 años, y esto hace que ya tuviese un mundo con la guitarra eléctrica, con la instalación sonora, con la performance...". En estas dos frases se encierra prácticamente toda la carrera artística de este singular guitarrista que es, por un lado, uno de los que más trabaja en el flamenco como guitarrista de acompañamiento y, por otro, uno de los que más lleva a rajatabla uno de los principios fundacionales del arte jondo: el de la improvisación, la creación libre, el intercambio de emociones como valor supremo.

"Yo no estoy ni en lo flamenco ni en lo contemporáneo, sino en el espacio intermedio", dice. "A mí me gusta llamarlo zona fronteriza, no como una línea, sino como un espacio donde se da todo lo posible". Y en esa zona fronteriza conviven su participación el próximo 8 de julio en la Big Flamenco Guitar Night, uno de los platos fuertes del Flamenco Festival de Londres, que este año, en su 18ª edición, pretende homenajear a la guitarra, y su más reciente trabajo discográfico, junto a Hidden Forces Trio (Gustavo Domínguez al clarinete, Marco Serrato en el bajo y Borja Díaz a la batería) que se llama igual que el grupo, un disco de música experimental e improvisada. "Esa cosa eléctrica, un poco free, entre el jazz y el rock me ha gustado siempre mucho. Yo he sido siempre un enamorado de Zappa", explica sobre el disco.

"Queríamos mostrar las distintas facetas y vertientes que conviven en la guitarra en este momento y Raúl Cantizano es uno de los grandes nombres en la guitarra más experimental", apunta Miguel Marín, director y programador del Flamenco Festival sobre la inclusión de este nombre en una gala en la que compartirá cartel con José del Tomate -hijo de Tomatito, representante de la juventud pero también del toque más tradicional- y Mercedes Luján -"porque hay que apoyar la contribución que están haciendo las mujeres en el mundo de la guitarra", dice. El hilo que coserá las tres propuestas será la bailaora Sara Jiménez, con la que dialogarán los tres guitarristas.

Es la segunda vez que Cantizano acude al festival. La primera fue en 2016, acompañando a Niño de Elche en la presentación de su Voces del Extremo, que tuvo mucho éxito de público. "Fue una experiencia muy curiosa, yo tocaba la guitarra eléctrica y la flamenca, era una propuesta muy cercana al rock, y sin embargo el público del Sadler's Wells lo aceptó perfectamente", explica. En esta ocasión ha preparado un repertorio que repasará sus piezas más emblemáticas, pero, avisa, con Sara Jiménez saldrá del espacio tradicional del guitarrista -la silla de enea- e incluso de la guitarra tradicional, con un instrumento construido a la medida para su creación. "Estoy en un momento artístico en el que cuando se entiende la composición como algo cerrado, huyo rápidamente", afirma. "Yo cuando salgo al escenario no sé bien qué voy a tocar, pero esa tensión a mí me gusta sentirla, me pone las pilas".

El guitarrista Raúl Cantizano posa antes de una actuación con Los Voluble en Conde Duque de Madrid.

El guitarrista Raúl Cantizano posa antes de una actuación con Los Voluble en Conde Duque de Madrid. / Alba Vigaray

La guitarra de palo

"Yo llevaba mucho tiempo con la guitarra eléctrica, los pedales, los cables, los amplificadores... Y veía a Ramón el Gitano, o a Pata Negra, y me fascinaba lo que podían llegar a hacer con una guitarra de palo", explica Cantizano sobre cómo le sedujo la guitarra flamenca. "Y me dije: quiero aprender a tocar la guitarra de palo, a mover los dedos". La llamada definitiva, dice, la sintió en un viaje al pueblo de su padre, San José del Valle (muy cercano a Jerez). "Escuché a Gaspar de Utrera cantando con Paco del Gastor a la guitarra y pensé: eso es lo que yo quiero hacer, esa es la guitarra flamenca que a mí me interesa". Se refiere al toque de Morón, una escuela guitarrística que se define por ser "un toque ajustado, medido, armonioso, sin grandes alardes virtuosísticos, con sustantivo empleo del pulgar diestro", -según el investigador Eusebio Rioja-.

Comenzó a estudiar, consiguió una beca para hacerlo en la escuela de la Fundación Cristina Heeren en Sevilla, y casi sin darse cuenta echó a andar una carrera como guitarrista flamenco en tablaos en paralelo al resto de sus inquietudes musicales. "Fíjate lo que son las cosas, después supe que mi bisuabuela fue guitarrista flamenca", cuenta. Un periodista que acudió a verle tocar en un tablao llevaba una imagen de mujeres tocando la guitarra en Córdoba a principios del siglo XX. "Un cuadro totalmente femenino, en una época en la que las mujeres aún no estaban proscritas para la guitarra", explica. Algo en la foto le conmovió -"mi bisabuela era cordobesa"- y pidió llevársela a su casa para contrastarla con las de su bisabuela, que resultó ser la de la imagen. "Tengo su guitarra, que era una guitarra romántica, ni siquiera llega a ser todavía una guitarra flamenca como tal", remata.

La guitarra preparada

Una de sus creaciones fue precisamente una guitarra preparada, un instrumento que se llena de artilugios y no se toca convencionalmente: las cuerdas suenan gracias a un ventilador, unos muelles, unas varillas que las percuten y una infninidad de posibilidades más. Taranta sin fin, Toque por solenoide o La suerte del resorte son algunas de las piezas que ha compuesto con ella, que será precisamente la protagonista de su participación en la gala de la guitarra del Flamenco Festival: "Yo quería salir de la silla, así que para la pieza que haré con Sara Jiménez voy a llevar una guitarra que es como una especie de mástil solamente, no tiene caja, va electrificada pero tiene cuerdas de nylon [propias de la guitarra flamenca], a la que le acoplo los muelles y la uso mientras Sara Jiménez bailará con un abanico", explica.

Su guitarra preparada forma parte también del espectáculo Zona acordonada, que creó junto a Los Voluble, aunque también es posible escucharla en The dissapearing act, la obra y conferencia bailada de Yinka Esi Graves, que estrenan -por primera vez las dos piezas se verán en un mismo festival- el 5 y 6 de julio en el Festival Grec de Barcelona.

La idea, confesaba cuando conversábamos acerca de Zona acordonada, la tomó del piano preparado de John Cage, que él ha querido adaptar al flamenco. "Yo no sirvo para lo continuo. Siempre me estoy preguntando si las cosas no podrían ser de otra manera", responde a cómo llegó a esta guitarra preparada. "Siempre contesto lo mismo: las cosas se me ocurren por error. La mayoría de las veces son errores que me llevan a desarrollar un argumento".

Yinka Esi Graves (izquierda), Raúl Cantizano (centro) y Rosa de Algeciras (derecha), durante 'The disappearing act: una conversación desde un cuerpo disidente', estrenada en la XXII Bienal de Flamenco de Sevilla el 18 de septiembre.

Yinka Esi Graves (izquierda), Raúl Cantizano (centro) y Rosa de Algeciras (derecha), durante 'The disappearing act: una conversación desde un cuerpo disidente', estrenada en la XXII Bienal de Flamenco de Sevilla el 18 de septiembre. / RUIZCARO / BIENAL DE FLAMENCO

"Y me gusta contarte esto, porque creo que es un gran ejemplo de cómo fluyen las cosas". Se refiere a su participación en un proyecto de la red de arte y escuela Red Planea, una iniciativa promovida por una cooperativa de mediadores culturales andaluces (Red Planea) que promueven el uso de prácticas artísticas en centros educativos. Durante la pandemia nació Zona Acordonada y su guitarra preparada, y después del confinamiento decidió solicitar unas ayudas a la creación para poder registrar el disco.

Pero para acceder a ellas necesitaba registrar la propiedad intelectual de su guitarra preparada, por lo que tuvo que transcribir en notación musical lo que tocaba con ella, pero también registrar cómo la construyó y qué elementos la componían. Una vez que tenía todo este trabajo hecho, decidió plantearlo como un recurso didáctico que terminó siendo un kit para alumnos que incluía una guitarra, un ventilador, un puente y una serie de elementos para que los alumnos pudieran construir su propia guitarra preparada. "Hubo gente entusiasmada que nos enviaba los vídeos de lo que habían logrado hacer", recuerda.

Escudero de Niño de Elche

Uno de los artistas con los que Cantizano más ha trabajado desde sus inicios como guitarrista flamenco es el Niño de Elche. Con él ha colaborado en experimentos sonoros, en algunos de sus trabajos discográficos, pero también en un formato convencional flamenco como cantaor-guitarrista. Junto con Mariano Campallo, es el guitarrista habitual en los conciertos de presentación de su más reciente trabajo discográfico, Flamenco. Mauselo de celebración, amor y muerte (Sony, 2022). "Mi trabajo es una traducción del disco, pero llevo tantos años ya trabajando con Paco [Contreras, Niño de Elche] que hay una parte del directo que nos lo llevamos al terreno de tirarnos a la piscina", explica. "Y ahí es donde más disfrutamos todos realmente. Yo no sé vivir sin eso en el escenario". Y enseguida corrige: "Bueno, sí se hacerlo, pero no disfrutar".

Pero no es el único artista con el que suele trabajar. En la actualidad conviven su trabajo con Los Voluble, los conciertos junto a Niño de Elche, y su participación en diferentes obras de baile en cartel, como O../O../.O/O./O. (Soleá) de María Moreno -con la que, además, tiene prevista una nueva colaboración creada ex profeso para el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz el próximo otoño-, el trabajo junto a Yinka Esi Graves o Origen, de los bailaores Marco Vargas y Chloé Brûle. Ahora, además, está en pleno proceso de creación junto a otra bailaora, Patricia Caballero, al que esperan incorporar al cantante y músico vasco Beñat Achiary.

¿Cómo conviven tantos proyectos activos? "Cuando yo llego al flamenco lo hago pensando en acompañar", afirma rotundo. "Yo nunca he querido ser guitarrista solista, nunca lo he pretendido. Yo quiero acompañar para quien canta o quien baila, y que se produzca en el escenario ese intercambio de emociones que aparece cuando no está lo analítico ni lo racional".

Improvisación eléctrica

Y en convivencia con ese trabajo en la zona fronteriza del flamenco, además, trata de mantener vivo lo que le llevó en un primer momento a la música. Recientemente ha publicado un disco de música experimental con el grupo sevillano The Hidden Forces Trio grabado, producido y distribuido por ellos mismos, que no estrenará en los escenarios hasta el próximo octubre (en el Suma Festival, de Málaga). "Yo siempre he querido tener un grupo de improvisación, pero eléctrico", explica cuando se le pregunta por el disco. Y no es más que eso: junto al bajista Marco Serrato, el clarinetista Gustavo Domínguez y Borja Díaz a la batería, Cantizano se encerró en un estudio durante un fin de semana y trabajaron a partir de varias ideas. "Hay piezas que han sido de dar a grabar y tiramos. La primera idea que uno lanza, los demás la siguen, como en cualquier improvisación", confiesa. Después, ya con el trabajo a medio hacer, buscaron colaboraciones como las de Mike Watt, bajista del grupo The Stooges de 2003 hasta 2013, o Ricardo Jiménez, miembro del grupo de doom metal Orthodox.

"Creo que hay momentos bellísimos y otros muy sutiles", explica sobre el resultado. "Pero tampoco recomiendo que se escuche muchas veces", bromea. "Para mí lo realmente interesantes es que de la pura improvisación se puede llegar a esos sitios".

Ahora, mientras mantiene todos estos proyectos abiertos y prepara su actuación en Londres, trabaja, además en otros dos discos: el del cantaor Sebastián Cruz, del que además de guitarrista -junto a Rafael Riqueni y Alfredo Lagos-, es director musical. "Una buena aventura", dice para definir este disco que verá la luz en octubre. Cruz es un cantaor tradicional que en su disco quiere acercarse a la música barroca, en el que además cuenta con la producción de Stefan Winter.

Y otro junto a Marco Serrato y Tomás de Perrate a partir de su trabajo Tiento madera, un nuevo espacio abierto a la improvisación, pero con un pie en el flamenco -"con guitarra de palo", en sus propias palabras-. Un disco que ya está grabado y que le gustaría que se publicase junto a la grabación en directo, pero para la que de momento no tienen discográfica. "Me gustaría que este trabajo trascendiese un poco más, por esta cosa del ego, del artista que quiere sentirse reconocido, pero si hace falta invertir, se invertirá", confiesa con una sonrisa.