MÚSICA

Niño de Elche: "He hecho un disco para suspender mis convicciones"

El cantaor publica 'Flamenco. Mauselo de celebración, amor y muerte', y lo presenta este martes en Madrid

Niño de Elche, durante un ensayo de su nuevo espectáculo.

Niño de Elche, durante un ensayo de su nuevo espectáculo. / Alba Vigaray

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

"Si yo soy un artista experimental es porque vengo de un flamenco radical". La frase, sin querer sonar provocador, es de Francisco Contreras Molina (Elche, 1985), más conocido como Niño de Elche. Y la utiliza, en esta ocasión, en el contexto de la presentación de su último trabajo discográfico: Flamenco. Mauselo de celebración, amor y muerte (Sony Music, 2022), lanzado hace unos días y que este martes estrena sobre las tablas del Teatro de la Zarzuela de Madrid. Y pese a que él juega con la idea de la muerte del flamenco, en este disco está más vivo que nunca. En lo formal -aquí vuelve a la estructura de palos tradicionales-, en su interpretación, o incluso en las referencias a las que acude para construirlo: Antonio Mairena, Manolo Caracol, Pepe Marchena, Manuel Vallejo... "Siempre digo que ponerse en contra es la mejor manera que ha encontrado Niño de Elche para ser flamenco, para estar siempre con el flamenco", dice sobre él el artista e investigador Pedro G. Romero.

El disco le llega en un momento de gran agitación profesional, con proyectos activos junto a los bailaores Israel Galván (con el que, entre otras colaboraciones, representa su obra Mellizo doble) y Rocío Molina (con quien estrenó este mismo año Carnación), el guitarrista y productor Refree, con quien colabora habitualmente en conciertos y, sobre todo, con C. Tangana. Después de acabar una extensa gira por España, sigue formando parte del elenco que acompaña al madrileño, ahora por América Latina. Junto a él ha conocido un nivel de popularidad que, admite, revaloriza su trabajo.

Pregunta: Lo primero que llama la atención nada más ver la portada del disco es la palabra FLAMENCO en mayúsculas. Hay una vuelta al cante, a la estructura de palos tradicionales. Esto, viniendo de la experimentación de Exclusión, es un cambio. Pedro G. Romero dice que ambos discos son complementarios, y no uno evolución del otro, ¿cómo lo ve usted?

Respuesta: Sobre la forma, lógicamente no son parecidos, pero en la esencia, claro que lo son. Yo siempre digo una frase que siempre hay gente que se la toma como provocación, pero es que yo la vivo así. Si yo soy un artista experimental es porque vengo de un flamenco radical. En el jazz no hay tantos artistas experimentales como en el flamenco o en relación con el flamenco. En el rock ni te cuento. En la clásica: repertorio, repertorio, repertorio. Eso habla muy bien de los elementos que tiene el flamenco para poder ser un artista experimental. El problema es que nos han vendido que el flamenco es un arte como hermético, un arte popular en el sentido folclórico, cuando, por popular, es experimental, anárquico, contradictorio, paradójico. Pero para eso tienes que sumergirte de una forma radical, en el sentido de raíz, a ver todo eso, qué te dice, y como diría el compositor Morton Feldman, a suspender tus convicciones. Y este también es un disco que yo he hecho para suspender mis convicciones. Está dedicado a Pedro G. Romero y a Jota de los Planetas, que siempre me han acompañado a que hiciera un disco de este tipo, de este calado. Entonces, la radicalidad está, porque los artistas de mi generación no se meten a hacer un disco con este tipo de guitarras, este tipo de producción o este tipo de repertorio, porque también es un disco con un desplazamiento al flamenco que se hace hoy en día, algo a lo que yo siempre he sido bastante reacio. Por eso Refree, que es el productor del disco, y yo nos sentimos más reflejados en el punk, en el flamenco de los 60 y de los 30, ese tipo de textura, de actitud a la hora de enfrentarte a un micrófono.

P: Pero es un disco que refleja el flamenco de ahora, se mira en lo que tiene alrededor.

R: Pero aquí las influencias de otras músicas se refieren a cómo grabar, dónde poner el micro, qué textura puede tener la guitarra, cómo colocar la voz… Bueno, hay cosas musicales que sí nos inspiran, me inspiran mucho para, paradójicamente, ir a una raíz más profunda del flamenco, que es lo que a mí siempre me pone mucho.

P: La temática que le da forma a todo esto es celebrar un memorial, algo luctuoso. ¿De dónde nace esta idea?

R: Pues mira, mis tres discos favoritos de flamenco son de Antonio Mairena, Pepe Marchena y Manolo Caracol. Y el disco de cada uno que me gusta está atravesado por la muerte de una forma muy radical. De Mairena, El calor de mis recuerdos, que es un disco que sale después de morir él. Para mí es el mejor disco que tiene Antonio Mairena. Él canta con una madurez sublime, la guitarra, la actitud con la que está grabada, están muy bien. Después está un disco que graba Marchena en su casa acompañado por Benito de Mérida para dejárselo en herencia a su hijo Piki. Pero la paradoja, terrible, es que su hijo Piki muere antes que él. Y mejor no se puede cantar, de verdad. Y el último es de Manolo Caracol, grabado en directo, Las Bodas de oro. Caracol habla del último fandango que va a grabar y hace una dedicatoria muy bonita. Y es otro disco que está muy atravesado ya por la muerte. Lo de llamarlo Mausoleo viene de que a mí me encanta el mausoleo que le construyeron a Antonio Mairena y estéticamente me he inspirado en él, que aparte representa a Mairena como siempre se representa a estas figuras, como el medium que nos traía a Juan Talega, a Manuel Torre.

P: Es paradójico, porque precisamente estas tres referencias es a las que están más aferrado s quienes hablan siempre de tradición.

R: Son los que tienen en la cabeza, son los más modernos. Porque el flamenco no tiene tradición, esto está mal entendido.

P: Es demasiado joven.

R: Claro. Por suerte no tiene tradición, y estos cantaores son los que crean el flamenco moderno, son los más modernos, por lo menos en el siglo 20. Son los que crean la estética, los trajes, las formas de presentar los espectáculos… Generaron un imaginario aparte, sobre todo Marchena y Mairena. Son artistas completos. También esta cosa del ídolo, del modelo, y esto también queremos resaltarlo mucho. Y por eso lo de la llave de oro del cante que está en la portada.

P: La llave es el trofeo más preciado para el cantaor flamenco. Sólo se han entregado cinco.

R: Conocerás seguramente la foto icónica de Antonio Mairena, que está en todas las peñas flamencas. Y esa llave que abre otra vez el cofre del muerto, solamente hay cenizas. Entonces yo me erijo como esa persona que la abre. Además tiene este sentido de que todo cantaor tiene una llave de oro dentro. Hay una letra que hace también José de la Tomasa… En fin, hay muchas referencias.

P: ¿Y Refree, qué papel juega?

R: Bueno, para mí es el mejor productor que tenemos en España, con diferencia. Entendí que él era la persona adecuada para guiarme no solamente en cómo grabar, sino que él también tocara la guitarra, porque su forma de tocar la guitarra flamenca conecta mucho con cómo yo entiendo el cante.

P: Las guitarras tienen un trabajo muy profundo en el disco. Toca usted, roca Refree y toca Yerai Cortés, una sorpresa.

R: Yerai y yo habíamos hecho muy buena amistad a partir de la gira con C Tangana, aunque nos conocíamos de antes. Para mí es el futuro desde el presente, porque es un guitarrista que tiene el conocimiento de las guitarras actuales, pero tiene mucho interés y él intuye que hay mucho sobrante. Cuando tocamos la guitarra juntos hablamos de esto, él me escucha muy atento, yo le pongo grabaciones... Y lo más increíble es que escucha y a los diez minutos lo hace. Las bulerías que ha grabado aquí, por ejemplo, son una cosa muy complicada, ese tipo de chasquidos. O las alegrías, con una guitarra entrecortada. Eso él normalmente no lo hace, pero se lo dijimos, estuvimos una mañana en el estudio y lo hizo con una facilidad increíble. Entonces, claro, eso nos da la intuición de lo que va a ser, algo muy, muy increíble.

P: Las otras colaboraciones del disco son Angélica Lidell y Rosalía. ¿Cómo llegan al proyecto?

R: Rosalía tenía que estar porque estamos hablando de la muerte del flamenco y ella ha sido criticada también por matar al flamenco. Entonces, pues claro, su voz tiene que estar. Profundizando un poquito más, Rosalía tenía que estar porque ella tiene que ver con ese tipo de escucha en relación con el archivo del flamenco. Lleva años diciendo que quiere hacer algo sobre la Niña de los Peines, y más allá de eso, su voz recuerda a ecos antiguos y a la vez muy modernos, muy actuales. Bueno, ella reúne lógicamente todo lo que a nosotros nos gusta como una artista que se relaciona con el flamenco.

P: ¿Y Angélica Liddell, escritora, poeta, directora de escena y actriz, cómo llega a hacer esas Plañideras del inicio del disco?

R: Angélica es uno de mis grandes referentes. Ha sido una artista que me ha marcado muchísimo a la hora de escribir, también con las inquietudes discursivas, temáticas... Ella ha hecho un espectáculo inspirándose espiritualmente en Manuel Agujetas (Terebrante) y cuando lo estaba preparando, ella, sin tener nada que ver con el espectáculo, antes de decir un texto, cantaba por seguiriyas dando alaridos. Y yo la escuchaba y pensaba: no sé por qué lo hace, pero yo lo veía increíble, porque nunca he podido cantar así, aunque he intentado acercarme. Así que le pedí que grabara esta seguiriya para mí.

P: Es lo que arranca el disco. Te coloca en la escucha.

R: Sí. Refree y yo teníamos claro que era lo que tenía que abrir, porque yo creo que ella resume todo. En ese canto de Angélica está resumido, en un sentido emocional, lo que es el disco.

P: Por cerrar con las colaboraciones, también está Rocío Molina, con quien ha trabajado en su espectáculo Carnación, que podrá verse en Madrid entre el 3 y el 10 de diciembre. Cuando la entrevisté recientemente con motivo de su presencia en la Bienal de Flamenco de Sevilla, ella le describió como “el gran compañero de mi vida. Nunca había tenido un compañero al que le puedo plantear tantas cosas”.

R: Pues sí, la relación que hemos establecido Rocío y yo es muy íntima, sobre todo en el escenario. Mira que yo he trabajado con mucha gente de las artes escénicas y Rocío también, pero la verdad es que ha sido un proceso en el cual, seguramente por necesidad de los dos, encontramos una intimidad, un cuidado, un respeto, una escucha que es muy difícil de encontrar cuando vienes de disciplinas diferentes, del cuerpo y de la voz. Rocío me planteó cosas que yo nunca había hecho. De los últimos procesos es el que más me ha atravesado. Es una relación cuasi espiritual, nos ha sorprendido a los dos. Me siento muy dichoso, en parte porque yo creo que he llegado en un momento de la vida de Rocío en el que ella ya ha alcanzado la seguridad, la madurez. Carnación es eso, es un momento de mucha madurez en una tía como Rocío, que tiene un bagaje brutal y que aquí se da absolutamente. Nos llamamos compañeritos, porque compañero tiene que ver con compartir el pan y hay algo de eso, de mi trozo de pan me lo saco de la boca para ti. Hay algo de esa honestidad absoluta.

Un fragmento de 'Memorial', concierto de Niño de Elche de este 23 de septiembre en la Bienal de Flamenco de Sevilla

P: Decía al principio de la conversación que usted es experimental porque viene del flamenco, que si viniera de otra música tal vez no lo sería tanto. ¿Por qué cuesta tanto entender esto?

R: Pues no lo sé. Yo creo que hay mucha intoxicación mediática del discurso conservador, aunque no tiene relevancia ni poder. Jota me dijo una vez que mi concierto de la Bienal de 2018 era la primera vez que los críticos escribieron desde la derrota, porque todos decían: “yo ya me voy, el flamenco está muerto”. Es un trabajo que hicieron antes Enrique Morente y tantos otros, pero ya se ha visto culminado con nosotros y es muy gustoso leer o escuchar que esos discursos, aunque hacen mucho ruido, por suerte en nuestro sistema cultural ya no tienen peso, han perdido el poder. Por eso cada vez están más reaccionarios, más violentos. Alberto García Reyes, director de un periódico como el ABC de Sevilla, que entonces era subdirector, dijo que ojalá entrara un tractor y me cogiera, me reventara. Este tipo de actitudes hacen mucho ruido y vienen mal para según qué tipo de cuestiones, aunque por suerte creo que cada vez son menos relevantes. Incluso en Andalucía.

P: ¿Qué es el flamenco entonces?

R: Yo me apoyo en mi querido Pedro G. Romero, que dice que no hay que hablar de qué es o qué no es, hay que hablar de cómo funciona, y en el cómo funciona vamos a entender las cosas. En el cómo funciona vamos a encontrar todas las paradojas, contradicciones y toda esa forma de hacer, muchas veces, inexplicables. ¿Qué es Val del Omar? Pues yo qué sé lo que es. Me interesa cómo funciona. ¿Qué es Manuel Torre, cuál es su esencia? Es que me da igual lo que sea Manuel Torre. Escuchar cómo él canta, qué reacciones tenía… Eso es lo que a mí me interesa. En un mundo tan indefinido muchas veces no sé si es tan importante el verbo ser como el estar, porque hoy en día estoy aquí [señala al disco], pero el año que viene estaré en otro sitio. ¿Qué soy? No sé, me cuesta más decirlo. Pero en el cómo funciono o dónde estoy, podemos encontrar más respuestas. Es que además, cuando hablamos del flamenco parece que estemos hablando de música clásica, y es un arte mucho más joven. Es difícil aprender flamenco y entenderlo, pero no tenemos una historia tan compleja como la música clásica o la contemporánea. Hay mucho flamenco, pero hay que colocarlo en su sitio.

P: En su concierto en la Bienal decía usted que a nadie le importa si hace un fandango de Lucena o una malagueña.

R: No es importante. Es como si vas a un partido de fútbol y quieres que te expliquen todas las técnicas. A mí, como aficionado, no me interesa. No me interesa para nada. Hay otro tipo de trabajos que sí, claro, pero en este caso no me interesa.