HOSTELERÍA

Los hosteleros de Alicante avisan: faltan camareros y cocineros para Semana Santa

Como consecuencia de la pandemia, además de no haber suficiente demanda, el sector de la hostelería se ve obligado a rebajar los requisitos para contratar a personal

Requerimiento de personal en los bares de Alicante

Requerimiento de personal en los bares de Alicante / L.Gil López

Gil López

Llega la Semana Santa, la segunda gran cita turística del año tras el verano, y regresan las preocupaciones para el sector de la restauración y los hoteles ante la acuciante falta de camareros y cocineros. La escasez de profesionales se viene arrastrando desde hace dos temporadas cuando, tras el golpe que supuso el covid, buena parte de los empleados del sector decidieron pegar un volantazo a su futuro laboral, alejarse de servir las comandas y optar por otro tipo de trabajo o prepararse unas oposiciones.

La carencia de personal en restaurantes, bares y alojamientos hoteleros se ha convertido en un problema pandémico que esta Semana Santa, cómo no, se vuelve a sufrir. Se cuentan por miles los camareros, pero también cocineros, cocteleros o los que atienden en la barra que se precisan en la provincia, asegura el portavoz de la Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías de Benidorm (Abreca), Álex Fratini.Los asociados llevan semanas pidiendo currículos de trabajadores, «pero nos entran muy pocos para la gran demanda que hay, no tenemos suficiente».

Ante esta situación, en Benidorm incluso han tenido que bajar el listón y se han esfumado lo que antes eran requisitos imprescindibles para contratar: la experiencia y saber inglés. 

Así, tener un currículo, ya sea corto o amplio, no es una condición fundamental para encontrar trabajo y a los que llegan en su busca se les hace un contrato y empiezan el mismo día: «Les necesitamos sí o sí, si esperamos un día nos quedamos sin ellos». 

Respecto al otro requisito, en la capital de la Costa Blanca, saber inglés ha sido una línea roja para conseguir empleo de camarero en una ciudad invadida por el turista británico. Hasta ahora. La situación es tan crítica que incluso sin conocer el idioma se puede tener un contrato, asegura el portavoz de Abreca.

Por contra, la llegada desde hace un año de refugiados huyendo de la guerra de Ucrania ha supuesto un balón de oxígeno. «Hemos contratado a ucranianos que no sabían castellano y sí inglés, les hemos ayudado y ellos, a nosotros, ha funcionado muy bien», explica Alex Fratini.

El sector, además, tiene un hándicap que le está costando sortear: la falta de alojamiento para los trabajadores. De hecho, a nivel nacional han solicitado al Estado y a las comunidades autónomas que inviertan dinero en las zonas turísticas para que los empleados temporales dispongan de una estancia.

Dónde residir, un hándicap

«Hay que cuidar el principal motor de la economía y, para ello, hay que tener personal. Si les falta alojamiento, no les compensa venir», explica Fratini. No solo eso, es que los alojamientos turísticos elevan los precios, con lo cual la situación se agrava. 

La solución que encontraron desde la asociación el año pasado fue alquilar dos apartamentos para ponerlos a disposición de los trabajadores. Este año han intentado ampliar la oferta «pero no hay mucho disponible, no hemos conseguido más», lamenta.

Sobre las malas condiciones laborales y la precariedad de contratos que esgrimen profesionales del sector, mal pagados y con turnos draconianos de trabajo, la asociación es tajante: «Hay supuestos empresarios que hacen competencia desleal e intrusismo, que son los que dejan mal al sector, a los que no cumplen les denunciamos».

Los trabajadores tienen un contrato fijo discontinuo y, según el convenio, cobran un salario neto de 1.300 euros al mes.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Restaurantes de Alicante (ARA), César Anca, coincide en que la falta de camareros y cocineros se lleva arrastrando desde años y se ha agudizado con la pandemia: «No pinta bien, ya nos pasó el verano pasado, también en Navidades, y ahora en Semana Santa».

Anca apunta a un problema generacional, el hecho de no encontrar a trabajadores, no solo en el sector servicios. «No tiene sentido que en un país con casi tres millones de parados tengamos dificultades para encontrar empleados, los valores que teníamos antes han cambiado y hay gente que no quiere trabajar los fines de semana o en según qué horarios»