CASTILLA Y LEÓN

La abadía cisterciense más antigua de España sigue 'escondida' en un coto de Segovia y su claustro está en Miami

El multimillonario William Hearst compró en 1925 parte de esta abadía del siglo XII de Sacramenia que acabó en Miami

La impresionante iglesia, la tercera más grande de Segovia, puede visitarse sólo un día a la semana tras recorrer tres kilómetros de pista forestal

Vista de la iglesia del monasterio de Santa María la Real de Sacramenia, que solo puede visitarse un día a la semana.

Vista de la iglesia del monasterio de Santa María la Real de Sacramenia, que solo puede visitarse un día a la semana. / EPE

Roberto Bécares

Roberto Bécares

Poder entrar a la iglesia del monasterio cisterciense de Santa María la Real, en Sacramenia (Segovia), tiene su intringulis. A priori, al menos. No hay ningún cartel en este pueblo de 352 habitantes que señalice por dónde llegar a una de las abadías más desconocidas de nuestro país. Quizá por eso que sea tan desconocida. Hay que poner el GPS, salir del pueblo como si fueras en dirección a Sepúlveda, y tomar una pista de grava bajo la indicación de "Coto de San Bernardo".

Tras tres kilómetros recorriendo un camino flanqueado por árboles, uno llega a un cruce de valles precioso donde se alza imponente la abadía, con su impresionante iglesia, de porte catedralicio y que tiene un enorme rosetón en el imafronte. Un cartel advierte que sólo se puede visitar los miércoles. Hoy es miércoles. 

Dentro del monasterio, al que no se puede acceder, reina el silencio. Hay varios coches aparcados en una suerte de alpendre, lo que da cuenta de que está habitado. Con la desamortización de Mendizábal, en 1836, la histórica edificación pasó a manos privadas, y ha sido vendida y comprada varias veces desde entonces. Al lado de un enorme portalón de madera hay una campana. La tocamos. Nada. Decimos "buenos días" en alto a ver si alguien responde, pero nada otra vez. No sale nadie tampoco de una casa baja que parece del guardés. Volvemos sobre nuestros pasos. 

Imagen del claustro original del monasterio de Sacramenia que puede visitarse en The Ancient Spanish Monastery de Miami.

Imagen del claustro original del monasterio de Sacramenia que puede visitarse en The Ancient Spanish Monastery de Miami, donde se celebran bodas. / The Ancient Spanish Monastery.

Vuelta al pueblo

Nos dicen en el pueblo que preguntemos por Mariluz, que bien podría llevar un GPS porque todo el mundo dice saber dónde está. "Esta mañana pasé por el pueblo y la vi; vete y pregunta por ella", nos había indicado hace rato el alcalde de Fuentidueña, un municipio cercano, al pasar por allá. "Está donde la plaza", comenta un guardia civil camino del pequeño cuartel, en cuyo aparcamiento sólo hay un jeep del Instituto Armado. Y ahí está ella, que luego nos enteramos de que es la alcaldesa, con una carpeta agarrada al pecho, junto a varios operarios que están arreglando las calles principales del pueblo.

Vista del camino de tierra que hay que recorrer durante tres kilómetros para llegar al monasterio.

Vista del camino de tierra que hay que recorrer durante tres kilómetros para llegar al monasterio. / EPE

- ¿Quieres ver la iglesia del monasterio? Verónica te acompaña. 

Y al poco aparece Verónica, la técnica de turismo, a la que explicamos que no queríamos molestar, que ya es casi hora de comer. "No pasa nada, yo voy para allá, pero la puerta de la iglesia estaba abierta", nos sorprende. Emprendemos de nuevo el camino al coto, ya con otros bríos, sabiendo que podremos entrar a la iglesia del primer monasterio que se construyó para la Orden del Císter en España. Fue allá por 1141, gracias al impulso del rey Alfonso VII, su mentor.

Vista del interior de la imponente iglesia del Monasterio de Santa María la Real de Sacramenia.

Vista del interior de la imponente iglesia del Monasterio de Santa María la Real de Sacramenia. / EPE

Esta finca enorme, rodeada de montes poblados de quejios y sabinas, parece un vergel en medio de la estepa castellana. Tenía en su día fuentes de agua. Hasta aquí llegó hace casi cien años el abogado del magnate William Randolph Hearst, uno de los personajes más importantes de la escena política y empresarial de EEUU de principios del pasado siglo -en su vida está inspirada la película 'Ciudadano Kane'- y cuyos trabajadores anduvieron andurrenando por Europa robando patrimonio.

“Se quiso llevar hasta la iglesia, pero finalmente no aparecieron las escrituras. Es un poco casualidad que siga aquí, se pensaba que pertenecía al Obispado”, afirma Verónica sobre el templo, el tercero más grande -56 de largo, 37 de ancho- de toda la provincia, tras la catedral de Segovia y la iglesia de Villacastín. 

Espacio donde se encuentra la figura de San Bernardo, patrón de Sacramenia.

Espacio donde se encuentra la figura de San Bernardo, patrón de Sacramenia. / EPE

Lo que sí consiguió comprar Hearst, en 1925, fue el claustro, el refectorio y la sala capitular [seis años después la abadía fue declarada Bien de Interés Cultural]. “Ya había aprobada una ley de Patrimonio, pero en España con dinero se podía comprar cualquier cosa. Salieron de España como material de obra”, relata la técnico de turismo. Las piedras, desmontadas una a una y numeradas, fueron trasladadas en 11.000 cajas de madera en carretas a Peñafiel y de ahí fueron transportadas hasta Valencia en tren, desde donde partirían en un barco hasta Nueva York. El magnate quería el claustro para adornar un palacio que se estaba construyendo en California, pero la mala fortuna y el crack del 29 se cruzaron en su camino.

Vista de uno de los ábsides de la iglesia original del monasterio de Santa María la Real de Sacramenia.

Vista de uno de los ábsides de la iglesia original del monasterio de Santa María la Real de Sacramenia. / EPE

Mayor puzle de la historia

Primero, la fiebre aftosa obligó a paralizar durante un tiempo las cajas en el puerto de Nueva York y luego al retirar la paja que envolvía las piedras para que no sufrieran daños se marcaron mal. Y en esas llega el crack del 29 y los problemas financieros del otrora temible Hearst condenan al claustro del siglo XII a un almacén de Brookyn. No fue hasta 1952, un año después de la muerte de Hearst, cuando dos empresarios lo compraron para que fuera parte de una atracción turística. Costó 19 meses conseguir montar de nuevo el claustro y las otras salas. El coste de lo que la revista Time definió como “el mayor puzle de la historia” superó los 20 millones de dólares. 

Finalmente, el coronel Robert Pentland, conocido banquero y filántropo de iglesias episcopales, compró el claustro y se lo donó al arzobispo de Florida, que es donde actualmente está, más concretamente en Miami, gestionado por la congregación de la Iglesia de Saint Bernard de Clairvaux, que le da un uso tanto religioso como turístico a la abadía, llamada 'Ancient Spanish Monastery'. Entre otras cosas, se celebran bodas en su interior. 

El refectorio del claustro original, en su ubicación en Miami.

El refectorio del claustro original, en su ubicación en Miami. / EPE

En la iglesia original de Sacramenia, también, pero sólo cuando son de personas relacionadas con la villa, ya que el templo, que tiene un ábside pentalobular -sólo hay una iglesia con la misma estructura, en Francia, y también perteneciente al Císter-, es, como el resto de recinto, de propiedad privada. De hecho, para celebrar ceremonias hay que pedir permiso a la familia dueña de la finca, que llevó a cabo, junto a la Junta de Castila y León, una amplia restauración del complejo. La iglesia, en la actualidad vacía, se puede visitar un día a la semana, concretamente los miércoles.

Vista del complejo del monasterio de Sacramenia.

Vista del complejo del monasterio de Sacramenia. / EPE

El templo, que tiene tres naves -la principal está cubierta por bóvedas de crucería y las laterales por bóvedas ojivales- alberga una vez al año la romería del Día de San Bernardo, en la que se saca al santo en procesión. Las amplias naves estuvieron durante décadas en el olvido, ya que se usaron hasta los años 80 como granero y almacén de aperos de labranza.

Dice la técnica de turismo que el año pasado no habrán venido más de 500 turistas a visitarla, y que “la mayoría no viene a ciegas” porque conoce detalles sobre su historia ya que “ha salido en programas de radio y documentales”. “Pero siempre cae alguno que no ha oído hablar de ella y alucina”, revela.

El expolio que llevó a cabo Hearst, explica Verónica, no fue el único que vivió el monasterio, ya que en época de José Bonaparte, un abogado de Castrillo de Duero “se hizo entre comillas con el monasterio, con unas escrituras que eran falsas, y vendió puertas y cubertería, entre otras cosas. Luego tuvo que pagar una indemnización al monasterio, pero nada equivalente a lo que se llevó”. Otro más de los avatares del monasterio, quizá, más desconocido de nuestro país y que como mucho patrimonio histórico español sufrió el expolio a manos de millonarios americanos.

Un altar del claustro original en el monasterio de Miami.

Un altar del claustro original en el monasterio de Miami. / The Ancient Spanish Monastery.