MIDCAT

Alemania refuerza el papel clave de España para evitar la dependencia energética de Putin

Fuentes del Ministerio de Transición Ecológica califican este respaldo como un avance “importantísimo”. “No es ninguna bobada. Llevamos décadas pidiéndolo mientras Francia, Alemania y la UE miraban para otro lado”, recalcan

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, en Bruselas.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, en Bruselas. / EFE/EPA/OLIVIER HOSLET

El espaldarazo oficial de Alemania al proyecto que podría unir la Península Ibérica con Francia para intensificar el flujo de gas al resto de Europa supone un importante estímulo para el Gobierno de España. El Ejecutivo de Pedro Sánchez viene reavivando en los últimos meses la posibilidad de recuperar esta conexión, sobre todo desde que comenzara la invasión rusa de Ucrania, pero la mención explícita este jueves del canciller Olaf Scholz ha alimentado el interés. 

El alemán dijo en la tradicional rueda de prensa estival que este gaseoducto “sería una enorme aportación” para relajar la tensión en una situación como la actual, en la que el miedo a un corte de suministro por parte de Rusia se ha instalado en tanto en la política como en la sociedad. La vía del gasoducto que atraviese España para llevar más cantidad de gas a Europa ha sido recibido de buen grado por el Gobierno.

Teresa Ribera confirmó en La hora de la La1 los tres horizontes que se presentan en los próximos meses para intentar que Europa no dependa del gas ruso. “Hay varios horizontes temporales y sería un compresor para aumentar la cantidad de gas en un 30%, la otra es la de aprovechar las estructuras que hay con los barcos en los puertos y luego está el gasoducto que podría estar operativo en 8 o 9 meses en el sur de Francia, por eso la importancia de ir de la mano con Francia. Tienen que ser unas infraestructuras que sirvan para los próximos 30, 40 o 50 años y también puedan transportar hidrógeno”.

Desde que comenzara la guerra y empezaran a aprobarse las sanciones europeas al régimen de Vladímir Putin, Alemania ha tratado de limitar su dependencia al gas ruso después de años apostando por la energía barata procedente de este país, pero no le está resultado del todo sencillo. El país ha reducido a casi la mitad el volumen de sus compras a Rusia, aunque todavía suponen un 26% del total, según los datos oficiales de julio. Por ello, el Ejecutivo federal se ha visto obligado a tomar otras medidas frente a un posible racionamiento durante el próximo invierno que incluyen la vuelta a la quema de carbón o el ahorro en edificios públicos y en la iluminación de monumentos, piscinas y otras instalaciones. 

En este contexto, la posibilidad de recuperar la conexión con la Península Ibérica empieza a sonar bien más allá de sus fronteras. Este enlace con Francia es una “reclamación histórica” por parte de España que nunca ha llegado a materializarse y que cuenta también con el beneplácito de Portugal, cuyo primer ministro no dudó en trasladar este jueves su compromiso con el mismo.

El MidCat, como se denominó al proyecto, se quedó estancado tras el aval negativo de los organismos reguladores. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y la Comisión de Régulation de l'Energie (CRE) tumbaron en 2019 la propuesta impulsada por Enagás y la gala Teréga por su alto coste -los cálculos apuntan a unos 400 millones- y falta de rentabilidad, a pesar de que entonces tenía el visto bueno de la UE. Un año más tarde, quedó fuera de la lista de proyectos prioritarios de Bruselas, aunque en los últimos meses el presidente español, Pedro Sánchez, ha intentado introducirlo de nuevo en la agenda

Por eso, las palabras de Scholz tienen mucho peso en la Moncloa. En los últimos meses, Alemania no ha ocultado su interés por recuperar la conexión. En una entrevista con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, Wolfgang Dold, embajador alemán en España, admitió la necesidad de su país y de Europa de "una red [de energía] más poderosa y más eficaz" y adelantó, sin mencionar el proyecto del MidCat, que el asunto ya formaba parte de la agenda de la Comisión Europea.

Pedro Sánchez y Ursula von der Leyen, en una imagen de archivo.

Pedro Sánchez y Ursula von der Leyen, en una imagen de archivo. / EFE

"Sacar a España de la isla energética ibérica es también asegurar una diversificación más grande del suministro de energía. España va a desempeñar un papel muy importante por su conexión con las fuentes de energía del norte de África, con Argelia por ejemplo; aunque también por la posibilidad de recepción de gas licuado en los puertos españoles para llevarlo, por ejemplo, al norte de Europa", ejemplificó entonces. 

También apuntó en esa línea en otra entrevista con este medio Anna Lührmann, ministra de Clima alemana, quien confirmó el apoyo del país al MidCat así como las conversaciones sobre su impulso con Francia y con Bruselas.

A pesar de estos movimientos, el espaldarazo del canciller federal confirmando estos términos y apostando sin recelos por el proyecto va un paso más allá. Fuentes del Ministerio de Transición Ecológica califican este respaldo como un avance “importantísimo”. “No es ninguna bobada. Llevamos décadas pidiéndolo mientras Francia, Alemania y la UE miraban para otro lado”, recalcan.

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera.

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. / Europa Press

Desde el departamento de Teresa Ribera subrayan que la integración de las políticas energéticas europeas "tiene grandes ventajas para todos" y requiere "una mayor y mejor" coordinación de las infraestructuras. "España ha mostrado siempre su disponibilidad, reivindicado una mayor interconexión", abundan, aunque reclamando que el debate trascienda al terreno comunitario. "Es capital que las interconexiones no queden como un asunto bilateral. Una mayor implicación de la Comisión y el Consejo ayudarán a agilizar las inversiones y cumplir con los objetivos de interconexión a 2020 (10%) y 2030 (15%)", aseguran.

De hecho, la capacidad de España de redirigir gas que no produce, pero sí recibe de lugares como Argelia al resto de Europa ha sido el argumento esgrimido por Bruselas para pedir "solidaridad" en plenas negociaciones del plan para reducir el consumo de gas. Desde el Ejecutivo comunitario apuntaban que el nivel de interconexiones de gas entre España y Francia, al contrario de lo que ocurre con la electricidad, es considerable y que la Península Ibérica podría enviar “millones de metros cúbicos de gas” hacia el norte en caso de interrupción total del suministro de Rusia.

El enlace actual, conocido como VIP Pirineos, permite enviar unos 7.000 millones de metros cúbicos de gas al año. Con el proyecto del MidCat se pretendía duplicar esta cifra.

APOYO EUROPEO

El apoyo alemán puede ser ahora de gran ayuda para España, no solo para que muestre su apoyo a su construcción, sino para que acceda a incluir el coste de la infraestructura en los presupuestos comunitarios, tal y como defiende el Gobierno.

Para conseguir el beneplácito, la idea que ha impulsado el Gobierno de España pasa por desarrollar una estructura que promueva el envío de gas procedente de Argelia, pero también el que se pueda regasificar en el país, como parte de la apuesta energética verde que está impulsado el grupo comunitario y en la que España busca posicionarse como actor clave. Actualmente, existe siete plantas que podrían servir para reconvertir el gas licuado comprado por los 27 en los mercados internacionales y que llegaría en barco hasta los puertos españoles.  

Bruselas, inmersa en la búsqueda de nuevas rutas energéticas que conecte los estados miembros al margen de Rusia y dando prioridad a las renovables, no se ha pronunciado claramente sobre el asunto, aunque tampoco oculta que hay movimientos, al menos en los despachos. Así lo dejaba entrever recientemente en una entrevista con este medio el portavoz y director general de Comunicación del Parlamento Europeo, Jaume Duch, asegurando que la interconexión de España con Europa había dejado de ser un “tema bilateral hispano-francés” y había pasado a debatirse en el plano “europeo”.

 “España es ejemplo respecto de otros países por la inversión en energías renovables, muy por encima de la media. Y eso es parte de la salida”, dijo entonces. En la misma línea apuntó hace unas semanas la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, que en rueda de prensa admitió que el nivel de interconexiones entre la península ibérica y el resto de la Unión Europea (UE) "no es suficiente" pero apostó por que España dé prioridad a los enlaces de electricidad con Francia frente a proyectos como el MidCat.

RETICENCIAS DE FRANCIA

El apoyo de Alemania también puede servir como un elemento de presión hacia Francia. El país galo viene poniendo trabas a esta conexión pese al estallido de la guerra en el este de Europa y la necesidad de no ayudar a Rusia a financiar el conflicto con la compra de gas. Fuentes de la Commission de Régulation de l'Énergie (CRE) consultadas por este diario hace unos meses aseguraban que ante "la crisis actual, en el corto plazo, obviamente, Midcat no es una solución, ya que sería imposible prever la puesta en marcha antes de 2030". 

El organismo galo justificaba su negativa, además, en que el abandono del proyecto hace tres años fue una decisión conjunta de Francia y de España porque el gasto era "desproporcionado con respecto a los posibles beneficios" y porque París ha apostado "por la descarbonización del mix energético europeo".

Otras fuentes francesas consultadas apuntaban a que el proyecto no cuenta con el apoyo de la opinión pública en Francia, un país con gran tradición ecologista, y también genera rechazo en las localidades fronterizas que se verían afectadas por la infraestructura. 

Pese a ello, desde el Ejecutivo español venían barajando la hipótesis de que tras la segunda vuelta de las presidenciales francesas que se resolvieron el pasado mes de junio con la reelección de Emmanuel Macron, el país hiciera "una reflexión" sobre su rechazo a la infraestructura. La apuesta decidida ahora de Alemania podría ser el desencadenante.