Del 21A al 12M

La absurda legislación española que prohíbe publicar encuestas una semana antes de las elecciones hace que mientras los partidos disponen de información sobre la evolución demoscópica de los votantes, los ciudadanos están ciegos ante los cambios que se hayan podido producir. Los periodistas estamos a medio camino de unos y otros, recibiendo información interesada sobre los trackings electorales de las formaciones políticas que lo único que pretenden es orientar nuestros análisis a pocas horas de las urnas.

Esto significa, por ejemplo, que desconocemos qué impacto real sobre los electores ha tenido el patinazo del candidato de Bildu, Pello Otxandiano, cuando se negó a calificar de "banda terrorista" a la banda terrorista ETA. El domingo por la noche sabremos si esa actitud es castigada o no por los electores vascos, en una campaña atípica marcada también por la victoria del Athletic Club en la Copa o el fallecimiento del exlehendakari Ardanza.

El resultado del domingo será importante para el País Vasco, pero también para la gobernabilidad del conjunto de España. El futuro de la legislatura de Pedro Sánchez se juega en parte este 21A, como también en las elecciones catalanas del 12M. El Gobierno y el PSOE cruzan los dedos para que Bildu no supere al PNV y que la suma de los escaños obtenidos por Imanol Pradales y su candidato, Eneko Andueza, esté por encima de los conseguidos por Otxandiano.

El sistema de elección del lehendakari beneficia en este caso los intereses del PNV y del PSOE, ya que no existe la posibilidad de una mayoría de bloqueo. Pensado para evitar las repeticiones electorales, si no hay ningún candidato que obtiene la mayoría absoluta de 38 diputados, a las 24 horas se celebra una segunda votación en la que sólo se puede apoyar a uno de los aspirantes o abstenerse.

Así, la única posibilidad que tiene Otxandiano de arrebatarle el Gobierno al PNV es obtener la mayoría absoluta u obtener más escaños que los nacionalistas y el PSOE juntos, algo que ninguna encuesta ha detectado. El PSOE ha sostenido durante toda la campaña que en ningún caso respaldará al candidato de Bildu y Eneko Andueza se ha comprometido a dimitir si su partido le obliga a rectificar. No parece probable, por tanto, que haya fugas por ese lado.

Pero el riesgo de que Bildu quede por delante del PNV y se intente cobrar el apoyo a la investidura de Sánchez o las decenas de leyes que el Gobierno ha aprobado con sus votos es real. Desde el entorno de Bildu se ha deslizado que no tienen prisa por llegar a la Lehendakaritza, pero se hace difícil aceptar que ganando las elecciones un partido renuncie a intentar gobernar. Lo hizo Inés Arrimadas en Cataluña en 2017 y aquello no acabó nada bien para Ciudadanos.

En cualquier caso, las elecciones del domingo son la primera parte de una película que continuará el 12M con los comicios en Cataluña. El resultado de estas dos contiendas electorales y, sobre todo, los pactos del día después en ambas comunidades históricas marcarán el devenir de una legislatura española en la que no hay que descartar ninguna opción.

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