Opinión | EUROVISIÓN

El Benidorm Fest aviva nuestro espíritu futbolero

El fracaso de Rigoberta Bandini ha generado una pelea acalorada a nivel nacional sobre las bases del certamen

La ganadora del Benidorm Fest, Chanel Terrero.

La ganadora del Benidorm Fest, Chanel Terrero. / EFE

No levantamos cabeza. Desde el chasco de Rosa López en Eurovisión no hemos vuelto a sentirnos tan enfadados y descompuestos. Sencillamente, no lo vimos venir. Chanel ganó el Benidorm Fest, desbancando a la gran favorita del certamen, Rigoberta Bandini, que desde que comenzó su carrera vive escoltada por un ejército de followers que el sábado no dudaron en despedazar a la cantante de SloMo. Y lo queramos o no, Chanel representará a España en Eurovisión el próximo mes de mayo.

Los espectadores criticaron el sistema de votación del festival. Los eurofans piden tener más voz en el certamen para que no vuelva a pasar lo del sábado, cuando no ganó la candidata más votada por el público. Es curioso cómo el resultado refleja perfectamente la dinámica que domina la sociedad española en estos casos, también en las elecciones. De hecho, esta dinámica es la que siempre ha lastrado a la izquierda. La votación del público con un gusto más moderno (jóvenes y con valores feministas), se dividió para apoyar dos candidaturas (Tanxugueiras y Rigoberta) en lugar de ir todos a una. Esto no les pasa a los fans del reguetón. Chanel ganó gracias a ellos, a los que no tienen dudas respecto al perreo.

Pero no hay que desmerecer la victoria de Chanel. La cantante de origen cubano dio una buena clase de cardio, y sin desafinar. Hizo una buena actuación. Cantó y bailó como nadie lo hizo con un tema muy comercial, del estilo Eurovisión.

Es curioso cómo el resultado refleja perfectamente la dinámica que domina la sociedad española en estos casos, también en las elecciones. De hecho, esta dinámica es la que siempre ha lastrado a la izquierda

El Benidorm Fest nos ha hecho avivar un espíritu futbolero - el de la rabia y la ilusión- que habíamos olvidado, ya que enterramos Eurovisión hace mucho tiempo. Nos daba tan igual que mandamos a Chikilicuatre. ¿Qué ha pasado este año? Que la Generalitat Valenciana y RTVE han puesto en práctica una idea buenísima que ha salido bien con el mínimo esfuerzo. Benidorm lo tenía todo. Capacidad hotelera, auditorios y un imán que no ha dejado de funcionar desde la inauguración del Festival de la Canción de Benidorm en 1959. Lo que pasa con este renovado espíritu futbolero es que en el Benidorm Fest no hay jugadores. Chanel no ha ganado por meter un gol de penalti que no era, sino porque el jurado la ha votado. Las bases se sabían.

RTVE ha escrito una nueva página en la historia de la televisión. Los finalistas entendieron que este concurso debía ser un espectáculo televisivo, por eso Rigoberta metió como pudo una teta gigante en el plató. Ese pecho planetario se va a quedar en nuestra retina para siempre. Al igual que el akelarre gallego formado por las Tanxugueiras, que aspiraban a representar a España con la primera canción en lengua cooficial. Ahora comprenden que esta es una guerra tan larga y jodida como la de Vietnam.

Independientemente de Rigoberta, Tanxugueiras o Chanel, quien ha ganado ha sido Benidorm. Lo que hemos visto estos días allí es solo el germen del festival que podremos ver en los próximos años. Lo dicho, ¡larga vida a Benidorm!