TRUCOS DE LIMPIEZA

Cómo limpiar los cepillos del pelo: el truco que te dejará con la boca abierta

Debes higienizar con regularidad tus peines y cepillos para cuidar la salud de tu cabello

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Es importante limpiar tu cepillo de pelo con regularidad para mantener una buena higiene capilar

Es importante limpiar tu cepillo de pelo con regularidad para mantener una buena higiene capilar / Deborah Miller (Pixabay)

Es importante mantener en buen estado los utensilios que empleamos tanto para la limpieza del hogar como bayetas, trapos o fregonas, como para nuestra higiene corporal, tales como esponjas, cepillos de dientes o peines.

En cuanto a estos últimos, no solo quedan enganchados los pelos que se nos van cayendo de forma natural, sino que también puede quedar atrapada en la superficie del cepillo todo tipo de suciedad, como restos de productos para el pelo (mascarilla, laca, etc.), partículas de polvo o pelusas. La limpieza del cepillo es fundamental para la propia salud del pelo.

Cada cuánto hay que limpiar el cepillo del pelo

Si lees que se aconseja lavarlos una vez por semana y desinfectarlos una vez al mes, quizá te parece demasiada frecuencia si hace una buena temporada que no te pones manos a la obra con tu cepillo y con tu peine. Sin embargo, es preciso conocer que, si se acumulan vestigios de producto o marañas de cabello, el cepillo pierde parte de sus propiedades para alcanzar con sus púas el cuero cabelludo y así estimularlo correctamente. De ser así, tendrás mayor probabilidad de que se caiga y no se fomentará el crecimiento, además de que se ensuciará más.

Cabe resaltar que, para cepillos del pelo de niños o ante el contacto con alguna amenaza para el pelo como piojos, descamación del cuero cabelludo o generación reiterada de caspa, será necesaria una mayor atención a estos utensilios para el pelo y una limpieza más reiterada. Además, pueden requerir de formas de cuidado específicas como el uso de productos especialmente indicados para esas afecciones.

Cómo limpiar el cepillo del pelo y el peine

Para asear tu cepillo, lo primero que debes hacer es quitar todos los cabellos que estén enredados en él. Puedes retirarlo con tus manos, aunque te resultará más fácil si empleas un peine para arrastrar todo lo que se encuentre agarrado a las cerdas del cepillo. Debemos introducirlo entre las púas y hacer un movimiento de abajo hacia arriba para extraerlos. También puedes utilizar algún otro objeto alargado y estrecho, como una varilla rígida o un bolígrafo.

Después, hay que preparar un recipiente con agua y verter una pequeña porción de jabón neutro o de champú. Se puede hacer en un cubo, en una cacerola o en el lavabo. Mete el cepillo y déjalo en remojo durante algunos minutos. Este lapso de tiempo dependerá del material; un cepillo de plástico puede mantenerse bajo el agua entre 10 y 20 minutos. Pero si es de madera, habrá que sacarlo lo más rápido posible, puesto que esta humedad continuada la estropea, reblandeciéndola, abombándola y agrietándola. Ocasionalmente, se puede añadir a la preparación una cucharada pequeña de bicarbonato o de amoníaco, solo si es de plástico.

Si el cepillo contiene mucha suciedad y parece que esta no se desprende únicamente con la inmersión en el agua con jabón, se puede frotar con un cepillo de uñas o con un cepillo de modientes nuevo, que destinemos para funciones de limpieza en el hogar. Después, se debe aclarar con agua tibia, asegurándonos de que no contiene ningún resto.

Una vez limpiado, debe secarse completamente para evitar la proliferación de bacterias en recodos húmedos. Para ello, se puede zarandear para extraer el exceso de agua y, posteriormente, dejar secar. Se recomienda especialmente dejarlo colgado al aire libre. Si no, también se puede colocar bocabajo, con las cerdas sobre trapo muy absorbente o papel de cocina.

Algunos cepillos también se pueden hervir para desinfectarlos completamente, aunque hay que asegurarse previamente de que el material no se va a derretir si es de plástico. Aun así, no se debe hacer muy a menudo para no estropearlos por las altas temperaturas.

Cómo limpiar un peine

En cuanto a tus peines, se pueden emplear estas mismas técnicas y será más sencillo, puesto que normalmente están compuestos por plástico y se limpian fácilmente. Para retirar acumulaciones de suciedad entre las púas, se puede incidir en los recovecos con bastoncillos de algodón empapados en agua y jabón y, después, aclarar con abundante agua.

También es posible utilizar una mezcla conformada con una taza de agua y un cuarto de taza de amoníaco, sumergir el peine unos minutos y dejarlo secar. Recuerda usar guantes para manipular este líquido.