EN MADRID | RINCONEANDO

Vistas a la ciudad desde el Silo de Hortaleza

Construido hace un siglo con fines agrícolas hoy es, tras numerosas vicisitudes, un espacio vertical para la cultura con un mirador a los cuatro puntos cardinales

Vista del Silo de Hortaleza, en el parque de Huerta de la Salud.

Vista del Silo de Hortaleza, en el parque de Huerta de la Salud. / ALBA VIGARAY

Víctor Rodríguez

Víctor Rodríguez

Desde la distancia se recorta con la verticalidad de un faro. Y algo de eso tiene para los vecinos. El Silo de Hortaleza, una singular construcción de finales de los años 20 del siglo pasado, es hoy, además de uno de las edificios más peculiares de Madrid, un emblema de este barrio que hasta 1949 fue municipio independiente. "Si hay una imagen que destaque o que represente a Hortaleza, esa es el silo", asegura Juan Jiménez Mancha, director de la biblioteca municipal que hay a su lado, y gran conocedor de la historia del distrito. "Es un icono".

Con su imponente altura, al cabo de casi un siglo acoge exposiciones y otras actividades como parte del Centro Cultural Municipal de Huerta de la Salud. Un mirador panorámico sobre la capital lo corona y constituye uno de los mayores atractivos de una obra incluida en el Catálogo de Edificios Protegidos de la capital. Pero ya desde sus orígenes como insfraestructura agrícola, el silo fue una construcción diferente. Se desconoce quién fue su autor, pero sí se sabe quién fue su promotor: el notario y hombre de negocios Pedro Tobar.

Hijo único, Tobar heredó de su madre la Quinta de Huerta de la Salud, en Hortaleza, hacia principios del siglo XX. Hasta entonces había sido una finca de esparcimiento. "Pero cuando él la coge decide fomentar la producción agrícola y, de hecho, lo consigue", explica Aquiles Obispo, autor del libro 'Más de cien años de historia de Hortaleza' (Ediciones La Librería, 2009) y del blog 'hortaleza.phtz.com'. "Introduce tractores, maquinaria, se centra sobre todo en la producción de trigo". Pero una bajada en los precios de este cereal, consecuencia del aumento de las importaciones, le lleva a cambiar el paso y se vuelca con el forraje.

Es entonces, en los años 20 (unas fuentes hablan de 1920, otras de 1928), cuando manda construir el silo, una enorme torre de 20 metros de altura para su almacenaje. Con una planta poligonal de 12 lados inscritos en una circunferencia de 13 metros de diámetro, pasa por ser una de las primeras construcciones de hormigón armado levantadas en España. Como consecuencia de los procesos de fermentación del forraje su estructura sufrió y tuvo que ser reforzada con 24 aros de hierro que rodeaban su exterior. En la actualidad no se ven, pero existen numerosas fotografías en que se pueden apreciar. En la explotación existían también otras dos elevadas torres hoy desaparecidas, a una de las cuales llamaban el Palomar. Circulaba la leyenda entre los vecinos de que Tobar se subía a ella para ver su casa, en la Puerta del Sol.

Años en desuso

Pedro Tobar murió sin descendencia en 1932. "Heredó la finca su padre, que le sobrevivió dos años, y la legó a su muerte a la mujer que lo cuidaba, Antonia Álvarez", explica Obispo. El silo cayó en desuso. Estuvo durante años abandonado y tal vez se hubiese perdido si no hubiese sido por el movimiento vecinal. "A finales de los años 70, la Unión de Hortaleza consiguió frenar su derribo", relata Jiménez Mancha. "En enero de 1982 se consiguió salvar una parte de la finca, incluido el silo, y se evitó la construcción de bloques de viviendas". En 1999, finalmente, el terreno de lo que hoy es el parque de Huerta de la Salud, incluido el silo, pasó a ser de titularidad municipal.

Escaleras del interior del silo.

Escaleras del interior del silo. / ALBA VIGARAY

Fue a partir de entonces cuando se acometió su restauración. En aquellas obras de 2002, con un coste de medio millón de euros, según recoge un artículo de 'Hortaleza. Periódico Vecinal', se añadió el mirador, que, además, hizo ganar algo de altura a los 20 metros que tenía originalmente el edificio. Y empezó a funcionar como espacio para la cultura por algún tiempo. Solo por algún tiempo: tuvo que clausurarse porque incumplía ciertas normas de seguridad en materia antiincendios.

Mirador en la séptima planta.

Mirador en la séptima planta. Al fondo se ven las Torres Kio. / ALBA VIGARAY

Reabrió en 2018 ya en su actual configuración, con siete plantas y un nuevo ascensor, como espacio asociado al Centro Cultural Municipal de Huerta de la Salud. Del segundo al sexto piso funciona como sala de exposiciones, con un programa, acota el concejal del distrito de Hortaleza, David Pérez, "muy actual y de la máxima calidad artística en colaboración con instituciones de prestigio donde se dan cita artistas consagrados con jóvenes emergentes". Actualmente, y hasta el 12 de mayo, se puede ver la muestra 'Quintaesencia. El material de que están hechos los sueños', con obras de Elsa Muñoz, Alejandro Botubol, Consuelo Chacón, Regina Pombo, Patricia Mateo y José Luis López Moral.

De Barajas a las cuatro torres

Pero es el mirador de la séptima planta el que termina por atraer a los visitantes. No llega a ser de 360º pero sí tiene vistas a los cuatro puntos cardinales. Hacia el este se llega a ver Barajas y las pistas del aeropuerto o el estadio Metropolitano del Atlético de Madrid. Al sur, en primer término, el edificio en forma de piano sede de la Fundación Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, las torres de Canillas y más allá, Torres Blancas, en la Avenida de América, o el Pirulí. Al oeste las cuatro torres del final del Paseo de la Castellana están tan cerca que se diría que casi se pueden tocar. Y al norte asoma la Sierra.

No es raro que acudan colegios de la zona a visitarlo y, allí en lo alto, la Biblioteca Municipal Huerta de la Salud ha organizado clubes de lectura y de cómic, programas de radio, representaciones de teatro japonés o talleres de pintura. Programas de visitas guiadas como Madrid Otra Mirada lo han incluido en sus itinerarios en alguna ocasión. Pero lo normal es que se pueda subir , de lunes a sábado, de 10 a 14 y de 17 a 21 horas, y estar tranquilamente tanto tiempo como se disponga. Sin pagar entrada, sin hacer colas, sin tener que reservar nada por adelantado, un raro privilegio en estos tiempos.

Un consejo: suba en ascensor, pero baje a pie si puede los 156 escalones. Aparte de la exposición que cuelgue entre la sexta y la segunda planta podrá ver en las entreplantas fotografías históricas del barrio, incluidas bastantes del silo. "Algunos de los vecinos que figuran aún viven", afirma Javier Agudín, director del Centro Cultural Municipal de Hortaleza. "Hay un señor mayor que está de niño con su madre y siempre que viene nos lo dice". La que más impresiona, en cambio, la tomó José Blanco en 1979. Muestra a un joven encaramado a una cucaña que, por efecto de la perspectiva, parece estar casi al doble de altura que el silo. Nunca fueron de tener miedo en Hortaleza.