ANÁLISIS DE LA GUERRA EN GAZA

El ataque de Hamás es inédito y provoca la primera guerra total del Gobierno ultra israelí

La milicia palestina realiza un ataque por sorpresa con decenas de muertos y secuestrados y centenares de heridos

Ataca un Israel dividido, con un Gobierno debilitado y en plenas negociaciones con Arabia Saudí

Ataque de Hamas contra Israel

Ataque de Hamas contra Israel / AHMAD GHARABLI

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Toda la violencia acumulada  (2023 ha sido ya el año con más muertos palestinos desde la Segunda Intifada) y todos los cambios geopolíticos en Oriente Próximo (Israel negocia con Arabia Saudí) han estallado en la mañana de este sábado por sorpresa. 

Hamás ha invadido territorio israelí por tierra, ha lanzado una lluvia de cohetes y ha secuestrado a soldados y civiles israelíes, en una operación sin precedentes que anticipa una guerra total en la región. Ha sido un asalto combinado de hombres fuertemente armados que han penetrado en varias ciudades israelíes fronterizas, al tiempo que se lanzaba un ataque aéreo con miles de misiles (5.000 según Hamás; 2.500 según Israel) desde la franja mediterránea de Gaza. A media mañana de este sábado había al menos dos docenas de “puntos activos” de enfrentamientos con milicianos palestinos dentro de Israel, según su Ejército. Hay al menos 22 israelíes muertos y centenares de heridos. Hay un número indeterminado de israelíes secuestrados.

El nivel de respuesta está por ver, pero en la batalla contra Gaza de 2014, los ataques israelíes provocaron casi 2.300 gazatíes muertos, en su mayoría civiles, además de 67 soldados y seis civiles palestinos, en un mes y medio de conflicto. El detonante de aquella escalada fue el secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes en Cisjordania. Esta vez, la escala del ataque de los islamistas de Hamás ha sido mucho mayor.

Un indicativo del nivel de respuesta lo ha dado el propio ministro Benjamin Netanyahu: no se trata de una “operación”, sino de una guerra. Israel tiene uno de los Ejércitos mejor armados del mundo, y dispone de cazas de combate y bombarderos de última generación. Hamás, a la vez un partido político que Gobierna Gaza y una milicia armada, dispone de cohetes semi-caseros y armas automáticas que suele hacer entrar en la Franja por una red de túneles. Gaza está totalmente aislada del mundo por el bloqueo israelí, por mar, aire y tierra, y los dos únicos pasos terrestres con Israel y Egipto apenas se abren ya para el paso de unos cuantos trabajadores. 

Situación política explosiva


El momento del ataque palestino no es casual, porque coincide con cambios geopolíticos tectónicos en la región. Tras los Acuerdos de Abraham, muñidos en 2020 por el expresidente estadounidense Donald Trump, Israel ha comenzado a restablecer relaciones diplomáticas con los países árabes que apoyan a la causa palestina contra la ocupación: primero Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, luego Marruecos. Ahora, Tel Aviv está negociando con Arabia Saudí un acuerdo diplomático. Según el diario Wall Street Journal, que cita fuentes del Gobierno de Estados Unidos, Riad podría llegar incluso a reconocer al Estado judío, a cambio de garantías de seguridad y la creación de un Estado palestino. Sería un gran acuerdo de paz gestionado por la Administración de Joe Biden. El propio Benjamin Netanyahu aseguró hace dos semanas en Naciones Unidas que su país está “en la antesala” de un avance histórico hacia un acuerdo de paz con Arabia Saudí. El ex ministro de Exteriores israelí, Shlomo Ben Ami, hombre clave en las negociaciones de Camp David en 2000, definió estos acuerdos (en conversación con este diario) como la “mayor derrota estratégica que la causa palestina ha tenido desde sus inicios”. 

Precisamente en esas negociaciones ha puesto la justificación de los ataques palestinos de hoy el partido milicia hermano Hezbolá, de Líbano. El grupo chií entiende el “heroico” ataque "como un mensaje al mundo árabe y musulmán, así como a la comunidad internacional, especialmente a aquellos que buscan normalizar sus relaciones con el enemigo, de que la causa palestina no está muriendo", informa Europa Press

Un Gobierno ultra y debilitado


Esta es la primera guerra de Gaza del gobierno ultra israelí, formado por una amalgama de partidos nacionalistas y judíos ortodoxos, que está promoviendo la construcción de colonias ilegales en el territorio palestino de Cisjordania y Jerusalén Este. En treinta años, el número de colonos judíos ha pasado de unos 100.000 a entre 500.000 y 700.000, según las fuentes, gracias a una política sostenida que favorece la anexión de los mejores territorios palestinos por la vía de los hechos.

Varios de los ministros del Ejecutivo de Netanyahu son abiertamente xenófobos y defienden controvertidas figuras del sionismo israelí que han cometido asesinatos de civiles palestinos. Llevan a cabo manifestaciones de provocación en los territorios santos musulmanes, y favorecen el incremento de los “paseos” de israelíes, fuertemente escoltados, por la explanada de la mezquita de Al Aqsa, Monte del Templo para los judíos. 

Este clima favorable en el Gobierno ha dado rienda suelta a los ataques de colonos israelíes contra civiles palestinos, y a las incursiones del Ejército en los territorios ocupados. 2023 ha sido el año más letal desde la Segunda Intifada. Ya han muerto más de 200 palestinos, entre ellos una treintena de niños, y 30 israelíes. 

Protestas en Israel


Israel se enfrenta a una división social y política nunca vista en su historia. La aprobación de la polémica reforma judicial promovida por el primer ministro de Israel ha provocado en el último año una inédita reacción social. Protestas sostenidas de centenares de miles de personas por todo el país, pero especialmente en Tel Aviv. Miles de reservistas han renunciado a servir en el Ejército, como forma de protesta. El Israel liberal considera que Netanyahu está llevando a cabo un asalto frontal a la separación de poderes y una degradación sin precedentes de la democracia del país. El líder israelí quiere limitar el poder del Tribunal Supremo, que ya no podrá revocar decisiones gubernamentales si las considera ilegales. El propio Netanyahu tiene causas judiciales abiertas por corrupción, y estas reformas podrían beneficiarle personalmente. 

Sin embargo, la operación de Hamás puede servir a Netanyahu de vía de escape, y frenar la división creciente en el país. Los partidos políticos de la oposición ya se han puesto del lado del Gobierno y del Ejército, y han aparcado sus diferencias clamando por la unidad. 

Hamás ha llamado a su operación “Inundación de Al Aqsa” porque quiere recuperar el control de la explanada santa. Israel ha empezado a bombardear la Franja, en la operación “Espada de hierro”. En los próximos días podrían volver a repetirse escenas mil veces vistas. Bombardeos israelíes que acabarán con la vida de miles de civiles en una estrecha franja de poco más de 300 kilómetros cuadrados donde los civiles no tienen dónde esconderse. Si se confirma que los milicianos islamistas han secuestrado a civiles y soldados israelíes, Hamás podría conseguir, como en anteriores ocasiones, un beneficioso intercambio de prisioneros. Las cárceles israelíes retienen a miles de palestinos, algunos militantes condenados a décadas en prisión, pero también civiles sin juicio e incluso niños, que son detenidos y maltratados por el Ejército, según Save The Children. 

La gran duda ahora es si el conflicto, que se anticipa crudo y mortífero, quedará contenido a Gaza o habrá un alzamiento violento de los palestinos de Cisjordania o de una nueva ola de ataques mortales de colonos israelíes. Por el momento, España y el grueso de los países occidentales, han condenado los “ataques terroristas” palestinos y piden contención. A juicio de otras escaladas, no la habrá.