PALESTINA 2022

Arde Cisjordania: decenas de muertos en la peor ola de violencia en más de una década

Esta es la cuarta entrega de una serie de reportajes sobre la situación de la ocupación de Palestina antes de las elecciones israelíes del 1 de noviembre. Ha sido elaborada con más de una veintena de entrevistas a funcionarios y activistas palestinos, gente de a pie, diplomáticos y miembros de ONG europeas e internacionales, realizadas entre el 18 y el 24 de septiembre en distintas ciudades de Cisjordania y Jerusalén Este (Palestina), territorio ocupado por Israel desde 1967.

Los palestinos chocan con las fuerzas israelíes en la ciudad cisjordana de Hebrón

Los palestinos chocan con las fuerzas israelíes en la ciudad cisjordana de Hebrón / EFE/EPA/ABED AL HASHLAMOUN

Mario Saavedra

Mario Saavedra

No importa con quién se hable en la Cisjordania ocupada, la sensación es similar: frustración. Los palestinos se sienten impotentes ante la potencia ocupante (Israel), pero también con la Autoridad Palestina, la Unión Europea y la comunidad internacional, que presta a toda la atención a la ocupación ucraniana dicen, mientras obvia la de Palestina. 

“Yo simplemente he dejado de sentir. Todos los días alguien va a prisión. ¿Cómo no me va a afectar la situación?”, dice una joven a este diario en una villa para estudiantes a la que acude con sus amigos para cocinar, bailar o charlar. “Yo voy a la universidad todos los días pensando que quizá no vuelvo ese día a casa”, añade a la conversación grupal otro compañero, también estudiante. El centro está en KuforNemah, cerca de Ramala, en una colina. Un poco más alto, en la cumbre, se alza un puesto de avanzadilla (“outpost”) de colonos israelíes. Los jóvenes palestinos se quejan de que estos últimos les molestan continuamente y les han bloqueado la carretera de acceso. 

Los ataques de colonos (unos 650.000 israelíes que ocupan zonas palestinas, según la comunidad internacional y los acuerdos firmados entre las partes) a palestinos se están incrementando en “frecuencia y dureza” en Cisjordania, según un informe de Naciones Unidas del pasado martes 18 de octubre. 

La propia ONU asegura que este ha sido el año más mortal en la Cisjordania ocupada (incluido Jerusalén Este) desde 2006, con al menos 105 palestinos, entre ellos 26 niños, muertos a manos del Ejército israelí, principalmente por disparos. Al menos diez civiles y cuatro soldados israelíes han muerto a manos de palestinos en lo que va de año.

“Las autoridades israelíes tienen la responsabilidad legal de garantizar la protección de todos los palestinos”, asegura Lucia Elmi, coordinadora humanitaria de la ONU en los territorios ocupados. “Y eso incluye tomar medidas para no afectar a la población de forma desproporcionada”.

Desde 2008 (año hasta el que la ONU-OCHA ofrece cifras verificadas) ha muerto 6.128 palestinos por la violencia israelí en toda Palestina (Gaza y Cisjordania); de ellos 1.384, niños. La cifra israelí es de 276 muertos de forma violenta a manos de palestinos, entre ellos 21 niños.

Máxima violencia en las últimas semanas


En Cisjordania hay días normales, malos y muy malos. El del pasado jueves fue muy malo. Se anunció la muerte de un joven de 16 años que llevaba días en el hospital de un tiro en el estómago. Se vivió, además, una jornada de huelga general. Universidades cerradas, protestas y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en varias ciudades para protestar por las incursiones del Ejército israelí y la muerte a tiros de otro joven (que Tel Aviv dice que era el responsable de la muerte de uno de sus soldados). 

La sociedad civil se muestra muy crítica con el liderazgo de Al Fatah y su presidente casi nonagenario Mahmud Abás. Y no hay una opción de solución política al conflicto. Los acuerdos de Oslo de principios de los noventa son, a muchos efectos, papel mojado. La solución de dos estados, uno palestino y otro israelí, no se ha consumado. El número de colonos israelíes se multiplica cada año y el territorio palestino es una suma de bantustanes incomunicados en la Cisjordania interior y algo parecido a una cárcel a cielo abierto en la franja de Gaza, bañada por el Mediterráneo. 

Y la cuestión palestina simplemente no marca la agenda de las próximas elecciones en Israel. En eso están de acuerdo los diplomáticos europeos en la zona, los funcionarios palestinos y los ciudadanos de a pie con los que ha hablado este diario. 

Nadin es una joven palestina estudiante de márketing y relaciones públicas. Defiende el derecho a la lucha armada contra la ocupación. “El otro bando tiene armas y un gran Ejército. ¿Cuál debe ser la reacción del lado palestino? Yo lo llamo derecho de autodefensa contra unas Fuerzas Armadas de ocupación ilegal. ¿Qué harías tú?”, dice. “Por supuesto que alguna vez he pensado en irme de aquí”, asegura Rafa. “Todos conocemos a alguien que ha sido asesinado o arrestado en su propia casa”. 

Provocaciones y tiroteos


El día a día en ciudades como Hebrón, Nablús o Yenín, en las últimas semanas, es una sucesión de provocaciones o violencia explícita. Dos ejemplos:

Un atacante palestino murió el pasado miércoles 19 de octubre tras disparar y herir a un guarda de seguridad en un acceso de la colonia israelí de Maale Adumim. El 11, un palestino mató a un soldado israelí atropellándolo con su coche en Nablús. 

Unos días antes, centenares de colonos israelíes irrumpieron en la mezquita de Al-Ibrahimi en Hebrón bailando y tocando música, una afrenta al sitio sagrado musulmán que se ha repetido en otras ocasiones. 

“Mira, caminan como si esto fuera suyo”, se queja a este diario un palestino en la explanada de la mezquita de Al-Aqsa de Jerusalén, tercer lugar sagrado del islam. Es un grupo de israelíes religiosos que pasea por la zona, protegidos por la policía para ver el lugar. Parte del muro exterior que rodea a la explanada de las Mezquitas es el Muro de las Lamentaciones, venerado por los judíos como vestigio del Templo de Salomón. 

Varias de las vidrieras de la mezquita están destrozadas y hay marcas de tiros por todas partes, recuerdo de las habituales incursiones del ejército israelí en este lugar, dominado por una enorme piedra desde la que, según los creyentes musulmanes, el profeta Mahoma ascendió al cielo en su “viaje nocturno” del año 621.

Informe de Naciones Unidas


El primer ministro de Israel, Yair Lapid, calificó el pasado viernes como “antisemita” el informe publicado por Naciones Unidas sobre los Territorios Palestinos Ocupados que acusa a las autoridades israelíes de violar el Derecho Internacional y pide poner fin a la “ocupación permanente”, informa EFE.

Forma parte de la investigación independiente abierta para dilucidar si Israel cometió abusos de los Derechos Humanos en Cisjordania y la Franja de Gaza en los once días de guerra entre Israel y Hamás en 2021.

“El informe de la ONU es parcial, falso y flagrantemente subjetivo”, ha dicho Lapid. “Si no todas las críticas contra Israel incurren en el antisemitismo, este informe sí ha sido escrito por antisemitas".

El documento, de 28 páginas, será presentado la próxima semana ante la Asamblea General de Naciones Unidas y acusa a Israel de violar el Derecho Internacional al hacerse con el control permanente de Cisjordania y anexionarse territorio sirio en los Altos del Golán y palestino en Jerusalén y Cisjordania.

"Las acciones israelíes constituyen de facto la anexión e incluye expropiar tierras y recursos naturales, establecer asentamientos y puestos de control y poner en marcha planes discriminatorios y restrictivos", recoge el texto, que acusa también a Israel de "extender leyes israelíes más allá de su territorio y en zonas de asentamientos". Además, apunta a políticas discriminatorias contra ciudadanos árabes, al "robo de recursos naturales y a actos de violencia contra mujeres palestinas".