PALESTINA 2022

La batalla inmobiliaria por Jerusalén Este que paga el oligarca ruso Abramóvich

Esta es la tercera entrega de una serie de reportajes sobre la situación de la ocupación de Palestina antes de las elecciones israelíes del 1 de noviembre. Ha sido elaborada con más de una veintena de entrevistas a funcionarios y activistas palestinos, gente de a pie, diplomáticos y miembros de ONG europeas e internacionales, realizadas entre el 18 y el 24 de septiembre en distintas ciudades de Cisjordania y Jerusalén Este (Palestina), territorio ocupado por Israel desde 1967.

Román Abramóvich sobre una imagen del barrio palestino de Silwan

Román Abramóvich sobre una imagen del barrio palestino de Silwan / NACHO GARCÍA

Mario Saavedra

Mario Saavedra

En el centro de ocio para jóvenes palestinos se ve sobre una mesa, junto a un backgammon y un bote de ceras, un juego de mesa llamado “Jerupoly”, un Monopoly adaptado a la ciudad de Jerusalén. En la caja destaca el ricachón bigotudo del clásico juego familiar, pero al fondo se aprecia la silueta de la mezquita de Al Aqsa.

El Centro Musical Al Multaqa, financiado por la Unión Europea, se encuentra en el barrio de Silwan y es una suerte de refugio infantil en medio de la cruda realidad de la ocupación israelí y los continuos brotes de violencia que provoca. Se toca música, se charla y se juega.

Silwan, en Jerusalén Este, es el epicentro de una batalla total por el control del territorio palestino. Una especie de gran Monopoly real, pero con reglas trucadas, desahucios, expropiaciones forzosas, demoliciones y trabas administrativas... De un lado, la que hasta ahora es mayoría árabe (cristianos y musulmanes), que trata de resistir el intento gradual pero sistemático de expulsarlos de sus viviendas; del otro, el Gobierno de Israel, que promueve normas que favorecen la expropiación de propiedades palestinas y organizaciones de colonos israelíes que tienen como objetivo ocupar todo el territorio de Israel. Una de ellas es Elad, que ha recibido en secreto al menos 100 millones de euros del oligarca ruso Román Abramóvich, según ha revelado una investigación de la BBC.

Ojos y estrellas de David


En Silwan viven unas 22.000 personas, casi todas palestinas salvo varios centenares de israelíes. Es un barrio de casas de dos plantas con azotea que van desparramándose por la ladera de una colina. Está a las afueras de la Ciudad Vieja, pero muy cerca. Se puede llegar andando desde Silwan en 20 minutos a la iglesia del Santo Sepulcro, el lugar más santo del cristianismo, donde Jesús fue crucificado y resucitó; en 15 minutos se alcanza el Muro de las Lamentaciones, vestigio del Templo de Jerusalén y sitio más sagrado para el judaísmo; y en 10, la Mezquita de Al Aqsa, tercer enclave santo para los musulmanes.

La mejor vista de Silwan se obtiene desde el promontorio de enfrente. Y justo allí está el centro para turistas de Ciudad de David, levantado sobre unos restos arqueológicos que los promotores aseguran que son las ruinas de la bíblica capital del Rey David y epicentro de la civilización judía. Es un parque privado. Pertenece a la organización de colonos israelí Elad, que promueve el establecimiento de “asentamientos judíos” en Silwan y otros lugares palestinos para “fortalecer la relación de los judíos con Jerusalén”. Ahora quiere expandir Ciudad de David ocupando parte del territorio de Silwan. 

En las taquillas se ven decenas de turistas, muchos aparentemente estadounidenses, siguiendo las descripciones de su guía turístico. Al mismo tiempo, y en el mismo lugar, el palestino Daoud Al Ghoul ofrece en voz alta su “tour alternativo”, en el que asegura que Elad, con el apoyo del Gobierno israelí, está construyendo una “historia fake” para crear en la zona algo parecido a un Disneyland religioso. Para él, se trata de una agenda nacionalista destinada a expulsar a los residentes palestinos. Los turistas le escuchan atónitos mientras él sigue mostrando mapas de los planes de expansión del complejo, que incluye túneles subterráneos y piscinas sagradas.

Jerusalén, 19 de septiembre de 2022.- El barrio palestino de Silwan, visto desde el mirador del centro arqueológico Ciudad de David

Jerusalén, 19 de septiembre de 2022.- El barrio palestino de Silwan, visto desde el mirador del centro arqueológico Ciudad de David / AHMAD TALA

“Mirad, fijaos bien y encontraréis varias enormes estrellas de David”, dice Al Ghoul señalando al barrio de Silwan. Se aprecian enormes estrellas de varios metros, hechas de algo parecido al hierro. Están clavadas en las fachadas de algunas de las casas ocupadas por israelíes altamente politizados que creen en su misión de recuperar lo que consideran tierra santa judía. Eso y la bandera israelí en la azotea son su forma de reivindicar el territorio. 

Los colonos viven en un barrio hostil a su presencia, y por eso casi siempre van acompañados de seguridad privada. Hay puestos de vigilancia salpicados por el lugar; agentes de paisano que esconden las armas cuando nos ven pasar. Tienen sistemas avanzados de control, incluidos unos sensores de voz fabricados en Bélgica dotados con inteligencia artificial y conectados a bases de datos para identificar a cualquier palestino que consideren una amenaza.  

Además de esas estrellas israelíes, en el paisaje casi vertical de Silwan se pueden ver también muchos ojos pintados sobre las fachadas de los edificios: es la respuesta palestina. “Yo soy testigo de Silwan”, se titula el proyecto de arte público que pretende dar apoyo a los vecinos que tratan de evitar las expropiaciones y expulsiones forzosas. 

26 de agosta de 2022.- Murales que muestran grandes ojos y caras de personalidades dentro del proyecto internacional de arte "Soy testigo de Silwan". Está en la colina del barrio árabe de Silwan en el Jerusalén Este, ocupado por Israel.

26 de agosta de 2022.- Murales que muestran grandes ojos y caras de personalidades dentro del proyecto internacional de arte "Soy testigo de Silwan". Está en la colina del barrio árabe de Silwan en el Jerusalén Este, ocupado por Israel. / AHMAD GHARABLI / AFP

Ciudad de David


Las excavaciones israelíes de Ciudad de David bajo el barrio de Silwan han sido condenadas reiteradamente por la UNESCO (organización de la ONU para la ciencia y la cultura). Realizar excavaciones o levantar centros turísticos en zonas ocupadas va contra la legislación internacional. Los tribunales israelíes las han detenido en varias ocasiones. 

Pero el proyecto sigue adelante. En parte gracias a las centenares de millones que llegan desde el extranjero. Documentos filtrados a Buzzfeed y estudiados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación y la BBC han demostrado que el multimillonario ruso Román Abramóvich usó cuatro empresas pantalla en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes para enviar más de 100 millones de dólares a Elad. El ruso, que obtuvo la nacionalidad israelí en 2018, es el mayor donante de la organización. Abramóvich ha sido sancionado por la Unión Europea y por Reino Unido (es dueño del equipo de fútbol Chelsea) junto a otros centenares de oligarcas rusos por la invasión de Ucrania. 

Por la expansión del proyecto de Ciudad de David y por la acción general de Elad, entre otras organizaciones, cerca de 1.000 palestinos corren riesgo de ser desahuciados, según los datos más recientes aportados por Naciones Unidas a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. “Hay 218 casas palestinas contra las que hay órdenes de expulsión, la mayoría iniciadas por organizaciones de colonos [como Elad], y 970 personas, incluidos 424 niños, pueden ser expulsados de sus casas”, explica la UNOCHA, que elabora informes detallados con datos verificados sobre la ocupación israelí. 

Los portavoces de la embajada de Israel en España no han atendido las peticiones de información de este diario sobre la situación en Silwan y los planes de expansión de Ciudad de David. 

“Creemos que Israel tiene un plan de ingeniería étnica en la ciudad para bajar el ratio de palestinos al 30% (política declarada), restringiendo las zonas donde pueden vivir y desconectando la ciudad de los alrededores naturales en Cisjordania”, opina para este diario Faris Arouri, de la ONG palestina JLAC. “Hay desahucios, demoliciones, nuevos asentamientos, servicios municipales defectuosos y barreras para que los palestinos vean a sus familiares de otras ciudades”.

26 de mayo de 2021.- Las fuerzas de seguridad israelíes detienen a un manifestante palestino fuera de un tribunal israelí durante una protesta contra las expropiaciones planeadas de casas palestinas en el barrio de Silwan, en Jerusalén Este.

26 de mayo de 2021.- Las fuerzas de seguridad israelíes detienen a un manifestante palestino fuera de un tribunal israelí durante una protesta contra las expropiaciones planeadas de casas palestinas en el barrio de Silwan, en Jerusalén Este. / AHMAD GHARABLI / AFP

En 1967, tras la guerra que les enfrentó con países árabes, Israel ocupó Cisjordania y Jerusalén Este. En 1980 puso a toda la ciudad bajo su control y sus leyes. Naciones Unidas lo considera territorio ocupado e ilegales los asentamientos en ese territorio. 

Estados Unidos, aliado incondicional de Israel, ha condenado repetidas veces la “ocupación de viviendas de civiles promovidas por organizaciones cuya misión, por definición, crea tensión entre palestinos e israelíes”. Esa fue la línea con Barack Obama. Donald Trump dio un golpe en el tablero y decidió, en contra de toda la comunidad internacional, reconocer Jerusalén como capital de Israel y trasladó allí su embajada desde Tel Aviv. Lo mismo han hecho desde entonces Guatemala, Honduras, Togo, Micronesia, Nauru, Palau y las Islas Marshall. En 2019, el embajador estadounidense en Israel, David Friedman, habló durante la inaguración de parte del parque arqueológico de Ciudad de David, violando la tradición diplomática de no acudir a actos públicos organizados por Israel en zona ocupada.

La partida de Jerupoly es cada vez más asimétrica: 230.000 colonos judíos viven hoy en Jerusalén Este frente a 304.000 palestinos, según los últimos datos de la UE basados en el censo israelí.