PALESTINA

Sobrevivir en Gaza, la mayor cárcel a cielo abierto del mundo

El deteriorado contexto político y económico suponen graves obstáculos para los habitantes de la Franja palestina, agravados por los continuos ataques israelís

Destrucción en la Franja de Gaza tras los últimos bombardeos de Israel.

Destrucción en la Franja de Gaza tras los últimos bombardeos de Israel. / EFE

Andrea López-Tomàs

Vivir en Gaza es tratar de sobrevivir a diario. La trágica situación económica y el reducido espacio político suponen obstáculos a sortear para los habitantes de la Franja a orillas del Mediterráneo. Pero, cada vez más a menudo, los palestinos del enclave son víctimas de los bombardeos israelís. Sin ningún lugar seguro donde protegerse en la mayor cárcel a cielo abierto del mundo, morir queda en manos del azar. Y la suerte pocas veces está del lado palestino.

Los 365 kilómetros cuadrados que componen la Franja de Gaza concentran a más de dos millones de personas, haciendo del enclave una de las áreas más densamente pobladas del mundo. Los 15 años de bloqueo israelí y egipcio han impactado todo el tejido social y económico del territorio. El aislamiento por tierra, mar y aire lleva lustros empañando las vidas de los gazatís de todas las edades. Desde el nacimiento hasta el último aliento, todos sufren la condena de vivir en Gaza.

Un lugar inhabitable

El 50,2% de la población activa del territorio está desempleada, según datos de la Agencia para los Refugiados Palestinos de las Naciones Unidas (UNRWA, por sus siglas en inglés). Son las mujeres quienes tienen mayores dificultades para encontrar trabajo: el 68,6% de las gazatís no tienen empleo. Eso impacta de lleno a los hogares, el 64% de los cuales sufren de inseguridad alimentaria. Estos impedimentos conviven con un panorama energético crítico que les fuerza a vivir con apenas unas horas de electricidad al día. 

Pero eso no impide que los gazatís sigan viniendo al mundo: el 51% de la población tiene menos de 15 años. Cada ofensiva israelí se cobra un gran número de tempranas vidas. Además, los continuos ataques no solo dañan gravemente las infraestructuras educativas y sanitarias, sino que también impactan de lleno en las viviendas. Centenares de personas se ven forzadas a desplazarse internamente y la violencia de las tropas israelís llega a hacer de sus hogares lugares inhabitables

Cuatro guerras

Durante los últimos tres lustros, Israel ha lanzado cuatro ofensivas sobre la Franja de Gaza que dejan decenas de víctimas mortales. De manera continua, las organizaciones internacionales y locales hacen llamamientos contra la emergencia humanitaria en la Franja. En los últimos años, UNRWA ha denunciado el declive de fondos para la agencia que asiste a los refugiados palestinos. Casi un millón y medio viven en Gaza. 

A su vez, la situación política está estancada. La milicia islamista Hamás lleva gobernando de facto la Franja desde el 2007. Este gobierno, a manos de una organización considerada terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y otros gobiernos, sufre un bloqueo que impide la entrada de alimentos, medicinas, material de construcción, armas y otros productos en territorio gazatí. Sin elecciones ni libertad política, los representantes de Hamás han sido acusados de violaciones de los derechos humanos. 

Gobierno de Hamás

En esta última ofensiva israelí sobre el enclave, Hamás se ha mantenido al margen, dejando toda la lucha al grupo más pequeño con el que convive, la Yihad Islámica. Ambos grupos son rivales, pero a menudo se asocian para enfrentarse a Israel. Los principales objetivos de la Yihad Islámica Palestina, también considerada terrorista, son la aniquilación de Israel como Estado y el establecimiento de un Estado islámico palestino soberano. Dispone de un arsenal militar menor que el de Hamás, aunque durante los tres días de enfrentamientos, ha conseguido lanzar más de mil cohetes hacia territorio israelí sin causar víctimas mortales.

Desde la escalada de mayo del año pasado, Hamás ejercer un perfil bajo. Los funcionarios israelís celebran este resultado del cambio de política del gobierno israelí durante los últimos meses. En su empeño de mejorar la economía de Gaza, Israel ha ofrecido 14.000 permisos de trabajo a los gazatís y se ha comprometido a aumentarlos en función de la situación de seguridad. Un parche en un pueblo que no cesa de sangrar.