FESTIVAL DE OTOÑO

Ivo van Hove, director de escena: "Lo importante para mí es hacer un teatro que sea personal y que signifique algo para la sociedad"

Uno de los nombres más aclamados de la escena europea, estrena en España 'Who Killed My Father', adaptación de la novela autobiográfica de Édouard Louis 

El director de escena belga Ivo van Hove.

El director de escena belga Ivo van Hove. / Jan Versweyveld

Ha dirigido a Juliette Binoche en Antígona o a Isabelle Huppert en El zoo de cristal, ha trabajado con David Bowie en Lazarus, con Gillian Anderson y PJ Harvey en Eva al desnudo o con Anne Teresa De Keersmaeker en West Side Story. Además de ser uno de los directores más aclamados de la escena europea, Ivo van Hove es, seguramente, el más prolífico y el más versátil. Ha dirigido ópera, ha adaptado a la escena obras literarias y se mueve como nadie entre Broadway y Avignon. Van Hove llega este viernes a Madrid con un montaje aparentemente pequeño pero, como todo su trabajo, ambicioso en su puesta en escena: Who Killed My Father (Quién mató a mi padre), la adaptación teatral de la novela autobiográfica de Édouard Louis, segunda incursión del director belga en la obra del autor francés tras el estreno en 2021 de Battles and Metamorphoses of a Woman (Lucha y metamorfosis de una mujer). Who Killed My Father estuvo programada en el pasado Festival Grec de Barcelona, pero fue cancelada por problemas de salud de su protagonista, Hans Kesting.

Van Hove lleva casi un cuarto de siglo al frente del International Theater de Ámsterdam (antes conocido como Toneelgroep), le acaban de nombrar director artístico de la Trienal del Ruhr durante los próximos tres años y llega a los Teatros del Canal, dentro del Festival de Otoño, tras anunciar hace unos días que en marzo de 2024 estrenará en Londres el primer musical de Rufus Wainwright basado en la película Opening Night de John Cassavetes, con un reparto encabezado por la actriz británica Sheridan Smith. Antes, en enero, llevará a escena una relectura de Jesucristo Superstar, el musical icónico de Tim Rice y Andrew Lloyd Weber, en el Nationale Theatre Kassa de Amsterdam. Y, por si su agenda no diera el suficiente vértigo, Van Hove explica a este diario, en una conversación mantenida por zoom, que es muy probable que dirija próximamente su primera serie de televisión en Estados Unidos.

P. ¿Cómo conecta usted con esa carta de amor y de odio que Édouard Louis dirige a su padre en esta obra?

R. La pregunta del título es muy importante y, cuando lees el libro, las respuestas pueden ser tres. Puede ser el propio Édouard o incluso su hermano, pero hay también un posible tercer culpable de la muerte del padre que son los políticos, quienes no cuidan de la clase trabajadora, de la clase más baja, y no lo hacen, dice Louis, porque no los respetan pero sí quieren que trabajen duro y que la economía continúe. Esta es la gran declaración política que hay en el libro y ahí es donde vemos la rabia de Édouard, no solo contra un político individual, sino contra toda la clase política. Este también es un libro sobre un padre y un hijo que se marcha de casa porque quiere salir de un entorno agresivo, violento, maltratador y también muy homófobo en el que el joven Édouard, homosexual, no se sentía a gusto. Y regresa allí, llama al timbre de la puerta y ¿qué es lo que ve? A su padre convertido en un despojo. Lo ve frágil y vulnerable, destruido física y psicológicamente por un accidente que sufre en la fábrica en la que trabajaba y ahí, Édouard empieza a sentir empatía por un padre al que antes odiaba, y comienza a verle como a una víctima de todo ese ambiente homófobo y violento. Es decir, Louis fue víctima de ese entorno, pero su padre fue víctima de la sociedad.

Nuestro trabajo no es sólo hablar de seres humanos, sino también de la sociedad. Shakespeare no hizo otra cosa. Arthur Miller, en América, lo mismo"

P. Édouard Louis habla en su novela de la violencia que el capitalismo y la exclusión ejercen sobre los cuerpos de la clase trabajadora. ¿Cree que el teatro es un buen lugar para reflejar ese malestar y para contestar al sistema?

R. Por supuesto que sí. El teatro ha hecho eso siempre, desde Grecia, y eso es también lo que hace Édouard, que escribe una historia personal con una resonancia en el contexto social. Creo que nuestro trabajo no es sólo hablar de seres humanos, sino también de la sociedad. Shakespeare no hizo otra cosa. Arthur Miller, en América, lo mismo. A mí no me interesa hablar o dar mi opinión en un escenario sobre la política de un partido. En este caso Èduard sí que señala específicamente a políticos, al primer ministro de Francia, pero creo que eso también se puede aplicar a los políticos de otros países a los que no les importa la clase baja, la clase trabajadora, esas personas que sufren la carga de no tener suficiente dinero, que se deterioran y arruinan su salud, que no pueden ir al teatro o al cine y solo ven la televisión, que beben mucho. Esto es lo que les provoca esa situación en la que están, y creo que el teatro es el lugar perfecto para hablar de cosas que afectan a la sociedad.

Hans Kesting, protagonista de 'Who Killed My Father', en un momento de la obra.

Hans Kesting, protagonista de 'Who Killed My Father', en un momento de la obra. / Cedida

P. ¿Cómo ha evolucionado su vínculo y su mirada sobre el teatro desde esos años 80 en que empezó, hasta hoy?

R. No lo sé. Siempre vivo para el mañana pero, por supuesto, no olvido mi pasado. Aprendo y descubro cosas cada día. Por ejemplo, yo no me presenté (a la dirección) de la Trienal del Ruhr, me llamaron ellos y dije, ok, quiero hacerlo. Y eso, que fue totalmente inesperado, cambió mi vida totalmente. De repente, el año pasado me contactó un productor de cine americano para hacer una serie de televisión en Estados Unidos, lo que tal vez suceda ahora. Intento estar abierto a lo que viene y, por supuesto, es muy importante mantenerse en contacto con la gente, incluso cuando no tienes una relación de trabajo. Eso lo he hecho muy bien: no hacer demasiados enemigos y mantener el contacto con los compañeros.

P. Ha dirigido teatro, ópera y musicales, ha estrenado en teatros y festivales de prestigio y ha trabajado con intérpretes que no están al alcance de cualquier director. ¿Qué le queda por hacer?

R. Nunca se sabe, pero me siento bendecido, la verdad, porque la gente me conoce, las puertas se me abren. Nunca pensé que podría estar en Broadway, y ya van cuatro o cinco veces, o en el Metropolitan, donde he estado dos veces este año. Cuando era joven, para mí esto era un sueño imposible, pero hay algo que nunca hago y es decir, esto es lo que quiero tener, esto es lo que quiero hacer. Las cosas pasan con la experiencia, tienes que trabajar bien y ese buen trabajo tienes que hacerlo, si puedes, en buenos lugares. También creo que la gente sabe que me tomo mi trabajo muy en serio y me preparo muy bien, y mi equipo también. Yo nunca llego diciendo que soy el único importante, trabajo con un equipo, y llevamos juntos casi 20 años, están detrás de mí y a mi lado. Esta es la clave del éxito. Para mí, lo importante es hacer un teatro, un trabajo que sea personal y que signifique algo para la sociedad, y hacerlo en las mejores circunstancias, ya sea en Londres, en Nueva York o en Ámsterdam.

P. Ha dicho varias veces que le encanta Lorca. ¿Está en sus planes llevarlo a escena?

R. No lo sé, ahora mismo no tengo planes específicos para un Lorca, pero creo que su forma de hablar y su escritura es maravillosa. Yerma, por ejemplo, me gusta mucho, o La casa de Bernarda Alba. He pensado mucho en esa obra y nunca la he hecho, pero quizá algún día ocurra.