CITA EN BRASIL

Diáspora negra, cine indígena, la cocina de una okupa y una sauna para lesbianas: la Bienal de São Paulo revoluciona el arte

La 35ª edición de la muestra artística más importante del hemisferio sur impugna la historia universal de Occidente. Los artistas participantes presentan obras, narraciones, saberes y procesos de resistencia que posibilitan otros sentidos de mundo 

'(Outros) Fundamentos #11' (2019).

'(Outros) Fundamentos #11' (2019). / ALINE MOTTA

La deidad indígena Ipupiara ataca el navío de Fernando de Magallanes mientras intenta completar la primera vuelta al mundo. Inhabian, la diosa de los vientos, levanta la falda a Marilyn Monroe. Syokoy, el hombre sirena, resiste un ataque de helicópteros, motosierras y misiles. Las figuras de madera que el filipino Kidlat Tahimik exhibe en la 35ª Bienal de São Paulo reciben a los visitantes con energía épica. Tahimit, que ya provocó la ira conservadora en España con una muestra que denunciaba 500 años de conquistadores Rock Star, despliega una escenografía casi cinematográfica. Para deshacer las narrativas imperiales, el artista usa las armas del enemigo: tramas superheroicas de aroma holywoodiense.

En el primer piso del Pabellón da Bienal, los marroquíes Nadir Bouhmouch y Ait Ahmed recrean una plaza central de la cultura bereber. Sobre alfombras y taburetes yacen las publicaciones artesanales Contra la monocultura, repletas de historias de agricultores tradicionales que plantan cara a las multinacionales. En una pantalla reverbera el documental Amussu (2019), sobre la resistencia de una comunidad rural contra la mayor mina de plata de África. Una serie de carteles escala los imaginarios agrícolas comunitarios a otra dimensión. "Policultura: aquella en la que diferencias de genes, estéticas y narrativas se relacionan libremente formando nuevas creaciones. Narrativa civilizatoria: aquella que imagina la historia como una línea constante de progreso."

Las obras de Kidlat Tahimik y de Nadir Bouhmouch y Ait Ahmed reflejan el espíritu de la 35ª Bienal de São Paulo, Coreografías de lo imposible, en la que el 80% de sus 121 participantes no son blancos. A su vez, tres de sus comisarios son negros: los brasileños Diane Lima y Hélio Menezes, y la portuguesa Grada Kilomba. El cuarto comisario es Manuel Borja-Villel, ex director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Coreografías de lo imposible, según sus comisarios, da voz a personas que viven en contextos imposibles, desarrollan estrategias periféricas y atraviesan limites. Borja-Villel destaca la ruptura de disciplinas: "Hay gente que viene del mundo del arte y gente que no. La Bienal tiene un componente poético, enigmático, imposible de ser absorbido en una marca o algoritmo".

El planteamiento de la cita paulistana es una impugnación de la historia universal, coloca bajo el paraguas artístico elementos tan dispares como el cine indígena Yanomami, la cocina de una okupa, las pintadas de las paredes de un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de España (obra de Patricia Gómez y María Jesús González), las fotografías de la Segunda Intifada de Palestina (2000-2005) de Ahlam Shibli o una recreación de una sauna para lesbianas.

Obra de la serie Mulheres-Mangue.. / ROSANA PAULINO


Diáspora afro

voz a procesos de opresión históricos y visibiliza la diversidad de la diáspora afroEL PERIÓDICO DE ESPAÑAAntonio LessaCoreografías de lo imposible

Si los saberes no son procesos exclusivamente mentales, sino una experiencia corporal, como defiende Leda Maria Martins, la Bienal propicia una atmósfera que conecta artistas de diferentes épocas de la diáspora afro. Un artista conceptual como Stanley Brouwn (que trabajó en Europa en la segunda mitad del siglo XX) dialoga con un dibujante de cómics estadounidense como George Herriman; los monstruos humanos de las pinturas del cubano Wifredo Lam conversan con el filme que la franco antillana Sarah Maldoror hizo sobre la independencia de Angola y con Shakedown, el irreverente documental de Leilah Weinraub sobre un club de striptease de Los Ángeles de mujeres negras y lesbianas (primer vídeo no pornográfico exhibido en Porn Hub).

"Una parte de nuestro proyecto se dedica a entender los efectos de la expropiación de los cuerpos y los recursos naturales en la diáspora africana", escribe Diane Lima en su texto curatorial. La obra Parliament of Ghosts, de Ibrahim Mahama, visibiliza la huella del colonialismo a través de objetos desechados en Ghana por una empresa inglesa de ferrocarriles: asientos abandonados, restos de vías, herramientas oxidadas...

Fotograma de 'Shakedown', 2018

Fotograma de 'Shakedown', 2018 / LEILAH WEINRAUB

Las voces afro brasileñas presentes en la Bienal desbordan las tipologías. La performer Inaicyra Falcão, el Frente 3 de Fevereiro (colectivo que desplegaba lonas antirracistas en estadios de fútbol), el Zumbí Arquivo Afro Fotográfico (un verdadero autorretrato colectivo de la clase obrera de Bahía) o las pinturas de Rosana Paulino son ejemplos de un susurro coral que adquiere rango de grito. En Mulheres-Mangue (2022-23), Paulino entrelaza el cuerpo de mujeres negras con raíces, ramas y animales. El físico femenino desdibuja el concepto occidental de naturaleza. La pintora, en entrevista por email, denuncia cómo el cuerpo de las mujeres negras se ha considerado históricamente primitivo: "De la misma manera, en Brasil se ha visto la naturaleza como un obstáculo, como algo salvaje que debe ser domesticado. Yo concibo el cuerpo de esas mujeres negras próximos a una naturaleza que es regenerativa, una naturaleza de cura".

Cozinha Ocupação 9 de Julho.

Cozinha Ocupação 9 de Julho. / LEVI FANAN

La cocina de una ocupa

Quien ocupa cuida,Cocinar es revolucionarioEl territorio es derecho, Lo doméstico es político.Cacá MousinhoManuel Borja-Villel"la comida como un lugar para estar juntos".

Trazar la relación de la okupa más emblemática de São Paulo con el arte ayuda a escudriñar las nuevas fronteras de las prácticas artísticas. En la 9 de Julho, algunos talleres artísticos ocurren mientras se cocina. Por otro lado, algunos colaboradores cuidan de la galería Re-ocupa. Hace unos años, cuando la okupa pidió colaboración a algunos artistas, estos decidieron que no tenía sentido hacer una obra al uso. Prefirieron construir un fogón comunitario para la cocina. Cocinar es (un arte) revolucionario. Dar función social a espacios abandonados, como sostienen en el MSTC, siempre fue un arte. Vida y arte, difuminados. Las formas de vida disidentes –trans, gays, indígenas, cooperativas– , devienen arte con su mera existencia. "Nuestro hacer artístico pasa por sobrevivir, habitar, reflexionar, crear, alimentarnos", escribe Thiago Vinícius, que vive en una favela de São Paulo, en el apartado Movimientos de la web de la Bienal.

'Cuerpo contra capital'.

'Cuerpo contra capital'. / FLO6x8

No es casual que la Bienal haya invitado a protagonistas de una resistencia global y asimétrica al neoliberalismo, como el quilombo Canfundó (comunidad de descendientes de esclavos), el colectivo “activista-artístico-situacionista-performático-folclórico-no-violento” Flo6x8 (que ocupaba sucursales bancarias de Sevilla con coreografías flamencas) o la Sauna Lésbica que surgió durante la represión bolsonarista. La sauna nació, en palabras de Malu Avelar, su fundadora, como movimento colectivo para la celebración de afectividades de negras y lesbiana: "Un espacio placentero, seguro y provocativo para vivir la política, lo espiritual y lo profano, para amar y acoger". La propia señalética del Pabellón de la Bienal hace un guiño a la diversidad. "Aquí eres libre para usar el baño que corresponda al género con el que te identificas", dicta uno de los letreros de los baños.

'Rashuaka', acrílica sobre tela (2022).

'Rashuaka', acrílica sobre tela (2022). / MAHKU

Sentires Indígenas


El suicidio del artista indígena Jaider Esbell, una de las grandes estrellas de la Bienal de 2021, continúa resonando como un manifiesto. El comisario Lucas Bambozzi, vinculado a la galería Re-Ocupa del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra, sostiene que la muerte de Esbell hizo patente "la violencia de la visibilidad extrema". La 35ª Bienal ha contado con 15 artistas indígenas de todo el mundo, entre ellos, algunos de los nombres más consolidados de Brasil, como Denilson Baniwá o el Movimento dos Artistas Huni Kuin, el célebre colectivo MAHKU, que plasma en sus pinturas las visiones producidas por la ayahuasca.

La inclusión de cineastas Yanomami es una de las grandes novedades curatoriales. Morzaniel Iramari, uno de los cuatros cineastas Yanomami de la Bienal, investiga la relación del mundo físico, el onírico y el espiritual. Sus filmes retratan cómo los pajés (los chamames) traducen sus sueños para la comunidad en la Watoriki (la casa de los espíritus). Morzaniel responde en audio, en un portugués básico, preguntas sobre un trabajo audiovisual impregnado de un ritmo sosegado. "El sueño es muy importante para nosotros. El pajé va muy lejos, conoce qué enfermedad está llegando y comunica que está pasando en otros lugares. Como los espíritus no duermen, conversan con ellos por la noche", afirma. El documentalista destaca la importancia de que los pueblos indígenas estén contando su propia historia. "Estamos haciendo nuestras películas porque sabemos qué historia contar. Los periodistas, cineastas, fotógrafos, vienen a la aldea y... no conseguimos mostrales la verdad que tenemos. Ahora estamos grabando nuestra realidad, naturaleza, costumbres, culturas tradicionales", matiza Morzaniel.

Fotograma de 'Mãri hi, A árvore do sonho', 2023.

Fotograma de 'Mãri hi, A árvore do sonho', 2023. / MORZANIEL IRAMARI

Las 116 acuarelas del boliviano Melchor María Mercado, una de las joyas pictóricas del siglo XIX, entabla diálogo con el resto de artistas indígenas de la Bienal. Melchor, más que retratar el mundo, lo reflejaba acompañándolo. Su Álbum de paisajes y costumbres, diario de a bordo de sus viajes por Bolivia, desdibujaba la frontera entre lo humano y lo no humano, toda una subversión del orden que acabó llevándole a la cárcel. Para cuestionar cómo la fuerza expansiva del pensamiento occidental se tornó universal a través de la ciencia y de las tecnologías modernas, uno de los objetivos de los comisarios, nada como introducir la propia naturaleza como elemento artístico. La instalación Outres, del brasileño Daniel Lie, está compuesta por vasos de terracota, columnas de crisantemos y tejidos de algodón teñidos de cúrcuma. Las bacterias y hongos surgidos en el proceso expositivo son, deliberadamente, parte de la obra.

La pieza 'Una Voz Para Erauso', de Cabello y Carceller

La pieza 'Una Voz Para Erauso', de Cabello y Carceller / Cedida

La monja travesti

El dúo Cabello / Carceller, conformado por las españolas Helena Cabello y Ana Carceller, presentan en la Bienal de São Paulo Una voz para Erauso. Epílogo para un tiempo trans(una voz para Erauso). La pieza es una relectura de la historia de Catalina de Erauso, la monja que participó en la conquista con una bula papal para poder vestirse de hombre. En el montaje audiovisual, realizado en colaboración con Paul B. Preciado, aparecen personas no binarias dialogando con la "monja alférez", que pasó a la historia como Antonio de Erauso. La mayor parte del tiempo conversan con el retrato que Juan van der Hamen y León, famoso por sus bodegones del Siglo de Oro, hizo de Catalina. La obra de Cabello / Carceller cuestiona las convenciones de la sexualidad desde un tiempo oblicuo que conecta el pasado con cuestiones de rabiosa actualidad como la transfobia.