Críticas de cine de la semana: 'Tortugas Ninja: caos mutante', 'Las chicas están bien', 'En lo alto' y 'Mi soledad tiene alas'

Considerar este reboot como la mejor película protagonizada por tortugas ninja hasta la fecha es algo perfectamente acertado, pero también un elogio más bien endeble, dada la cantidad de medianías cinematográficas que esta saga ha generado a lo largo de 33 años. Lo cierto, en cualquier caso, es que se las arregla para convertir lo que no es sino otra visita más a los orígenes del cuarteto en algo nuevo y lleno de personalidad, en parte porque explora un rasgo consustancial a los personajes que, sorprendentemente, todas esas predecesoras pasaron por alto: su condición de adolescentes.

Aquí, Donny, Ralph, Mickey y Leo son unos muchachos tímidos, avergonzados e inseguros -como tantos otros de su edad- que solo aspiran a encajar en un mundo que los teme y los rechaza. Que ese sea su principal motivo para salvar a la humanidad dota Caos mutante de una hondura tan inesperada como rotunda. Entretanto, la película exhibe un estilo visual inspirado en los garabatos que cualquier chaval podría dibujar para distraerse en clase -su deliberada imperfección resulta apropiada para unos personajes que al fin y al cabo nacieron como parodias de los superhéroes de cómic-, que derrocha energía e ingenio en cada plano y en cada una de las vistosas secuencias de acción.  

Su aspecto es inconfundiblemente juvenil, y lo mismo puede decirse de las continuas alusiones a referentes de la cultura pop y los rápidos intercambios de pullas que acaparan los diálogos. Es en buena medida a través de esas dosis de humor inmaduro, y sin necesidad de recurrir al sentimentalismo, que Caos mutante logra generar el tipo de afecto por las tortugas que sus películas previas les negaron. - Nando Salvá

Al rodar tanto, una media de entre una y dos películas al año, es normal que los gestos, situaciones, escenarios, intérpretes y tipo de personajes, casi siempre vinculados al mundo del cine, se repitan en la obra de Hong Sang-soo. Y lo que quizás en otro cineasta nos parecería repetitivo, encuentra en el director surcoreano su razón de ser, como si todas estas películas tan centradas en las conversaciones que mantienen sus protagonistas formaran parte de un conjunto orgánico, casi indivisible, distintas partes de un mismo cuerpo.

En lo alto está filmada en sencillo blanco y negro, fotografiada y producida por Kim Min-hee –la actriz habitual y compañera sentimental del director– y protagonizada por Lee Hye-young y Kwon Hae-hyo, ya juntos en la anterior La novelista y su película. El juego, con algunas sorpresas al final, es muy simple: un director de cine visita a una amiga interiorista y, en compañía de la hija de él, que quiere estudiar diseño de interiores, suben todas las plantas y contemplan las habitaciones. Son estancias distintas que forman parte, también, de un mismo cuerpo, ese edificio cuidadosamente diseñado a través del cual los personajes parecen estar suspendidos en el tiempo. La narración, las elipsis y los ligeros cambios de tono son armas habituales en un cineasta que aquí las conjura con algunos matices para obtener los mismos resultados estimables de siempre. - Quim Casas