BOTÓN DE NÁCAR

De películas y cartas al futuro

La película 'Las chicas están bien' lleva a pensar en el diario que Jane Birkin escribió en cuadernos desde niña

Fotograma de 'Las chicas están bien', película dirigida por Itsaso Arana

Fotograma de 'Las chicas están bien', película dirigida por Itsaso Arana / EPE

Aloma Rodríguez

Aloma Rodríguez

En Las chicas están bien, primera película de la actriz y dramaturga Itsaso Arana (Tafalla, 1985), más bien hacia el final se dice que las películas son cartas al futuro. Lo lee Bárbara Lennie, embarazada, haciendo de sí misma en el juego que ha preparado Arana, que le ha escrito esa carta para la hija de la actriz. La ha escrito a mano, como muchas de las cosas que escribe Arana.

La película es una reunión de cuatro actrices (Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero y Helena Ezquerro) en una casa de campo, cerca de un río y de un pueblo -donde habrá una verbena- y Arana, la escritora, para ensayar una obra de teatro, o tal vez una película, una película-ensayo, termina anotando.

Hablan de amor y de la muerte, de lo que supone interpretar cosas que no se han vivido y de que la realidad difiere de la idea que nos podemos hacer de ella si atendemos solo a las películas. El encanto de la cinta reside en lo engranado del equipo y en la felicidad que transmiten, un poco como si la película fuera también contar la alegría que supone hacerla. 

Vuelvo a esas cartas al futuro que son las películas o los libros o los diarios. Jane Birkin (1946- 2023) escribió su diario en cuadernos desde niña, en 2018 seleccionó parte de ese material y se publicó bajo el título de Monkey diaries. Felipe Cabrerizo, editor también del sello, lo ha traducido impecablemente para Monstruo Bicéfalo.

Esta entrega llega hasta 1982, cuando Birkin abandona la casa de Serge Gainsbourg, tiene ya dos hijas, Kate y Charlotte, y está embarazada de la que será su tercera hija, Lou. Dentro de los diarios hay una carta para Kate y otra para Charlotte y se cierra con una carta para Lou (hay más cartas que probablemente Birkin no envió nunca: para Serge, para John Barry…).

De estos diarios sorprende encontrarse con la mirada de Birkin, no inocente, sino más bien no desencantada, predispuesta al asombro y la sorpresa. Hay intimidad pero no privacidad, hay alegría por los éxitos y fe en el amor para no volverse demasiado loco.

Los diarios de Birkin cuentan desde dentro un gran amor y muestran el camino de ella hacia la madurez. El libro hace un buen maridaje con el díptico de Agnès Varda, Jane B por Agnès V y Kung- fu master. Se puede completar con Jane par Charlotte, la película-declaración de amor de Charlotte Gainsbourg a su madre.