Opinión | BOTÓN DE NÁCAR

Notas sobre el estilo

En la escritura de Gonzalo Maier encuentro esa inclinación natural hacia el margen que tanto me interesa

El escritor chileno Gonzalo Maier

El escritor chileno Gonzalo Maier / EPE

En Leer y dormir –libro al que llego dos años después de su publicación en Minúscula–, Gonzalo Maier escribe sobre el estilo a propósito de la pregunta de su hermano sobre cuál es su estilo: “Le podría haber dicho que no se tiene un estilo como se tiene un pasaporte o una ciudad de nacimiento. Que a veces se tienen varios. O ninguno. Que el estilo es un modo de hacer las cosas. Una forma de encontrar una voz”.

En Sobre el estilo (Guillermo Escolar editor, traducción de Blanca Gago), Vernon Lee escribe: “concibo la escritura en su vertiente más espiritual, como el arte de la más alta y gozosa percepción de la vida llevado a cabo por el escritor y, en su vertiente más técnica, como la destreza de manipular contenidos en la mente del lector”. Eso es el estilo.

Lo que Maier respondió a su hermano fue que su estilo era doméstico: “Un estilo en el que se mezcle lo íntimo y lo cotidiano, lo informal y lo afectivo”. Eso me hace pensar en Natalia Ginzburg, de quien acaba de publicarse el volumen Vida imaginaria, que reúne los artículos de la italiana publicados en La Stampa y el Corriere della Sera entre 1969 y 1974. Domenico Scarpa, que se ha ocupado de la edición del libro, escribe en el epílogo que podríamos leer a Ginzburg como una escritora paleocristiana de nuestra era, por su estilo humilde.

Los textos de Natalia Ginzburg son transparentes, como si se nos enseñara no solo el texto sino el pensamiento profundo que lo sustenta. De Ginzburg se decía que pertenecía a la poética del susurro. En uno de los textos reunidos en Vida imaginaria escribe: “el deber de los poetas es avanzar no en dirección del bien o de la belleza, sino en dirección de la realidad”.

Vuelvo a Vernon Lee: “Este gran arte emocional de la escritura, emocional en sus propósitos y sus medios, puede dividirse, como cualquier otra arte, en dos partes: una que puede aprenderse y otra que no”. Lo que el escritor no puede aprender es la experiencia, lo que sí es “a transmitir esas emociones, ya sean o no dignas de transmisión, mediante la manipulación de los contenidos en la mente del lector”.

Gonzalo Maier da un consejo: “Cuesta encontrar lectores atentos y avispados que alerten si uno está haciendo el ridículo o si conviene quitar un par de detalles. A esos lectores hay que tenerlo cerca, darles buenos regalos de cumpleaños y, de vez en cuando, pagarles las cuentas de los restaurantes”.

Leer y dormir y Sobre el estilo son dos libros breves, en la escritura de Maier encuentro esa inclinación natural hacia el margen que tanto me interesa. El de Lee es un libro útil y bello sobre el arte de escribir. La razón por la que los relaciono sigue siendo un misterio para mí.