Opinión | BOTÓN DE NÁCAR

Islas flotantes

De Gueorgui Gospodínov a Félix Romeo: ningún hombre es una isla

El escritor Gueorgui Gospodínov

El escritor Gueorgui Gospodínov / EPE

Leo en Las tempestálidas, de Gueorgui Gospodínov (¿el mejor novelista europeo en activo?), edita Fulgencio Pimentel, traducen María Vútova y César Sánchez: “la culpa es de Robinson Crusoe. Esa convicción profunda de que la isla te proporcionará lo necesario para sobrevivir viene de Defoe. Me las arreglaré, jura Robinson. Dios está conmigo. Nos las arreglaremos nosotros solitos, dicen sus descendientes. ¡Dios salve a la reina! (Aunque también sin ella nos las arreglaremos)”.

Y en esas líneas está condensada prácticamente la conversación entre Sergio del Molino y Alberto Manguel a propósito de las islas en la literatura y, en concreto, dentro del catálogo de libro de bolsillo de Alianza, que organiza esas conversaciones en torno a temas para mostrar su catálogo de fondo.

Vuelvo a la novela de Gospodínov, donde cita también a John Donne: “Ningún hombre es una isla, completa en sí misma; cada hombre es un pedazo del continente, una parte del todo […]”.

La protagonista de Gozo, de Azahara Alonso, se va a la isla de Malta a pasar una temporada con la voluntad de no trabajar, probar una manera diferente de estar en el mundo, también para rebelarse contra la idea de que eres de lo que trabajas. La isla, en la que los melocotones están “a medio camino entre la fruta y la nube”, marca todo.

El paisaje determina el carácter, parece leerse entre líneas y con la página puesta al trasluz; es así como hay que leer este libro: con mucha atención porque es de esos libros que convocan un hechizo. Me explico: es un libro contra la prisa cuya lectura detiene el tiempo, es decir, ancla al presente. Se habla de las despedidas y eso me lleva a Nagori. La nostalgia por la estación que termina, de Ryoko Sekiguchi (Periférica, traducción de Regina López Muñoz), un libro sobre comida y estaciones, aparentemente, pero también sobre Japón.

Pienso en el libro que Félix Romeo (1968-2011) no llegó a hacer: un libro de recetas de escritores. Manguel tiene un proyecto parecido: un libro de recetas que no existen, como la Breve guía de lugares imaginarios pero con comida. Félix Romeo tenía una sección en la radio que se llamaba Isla flotante, como el postre. Consigo la receta de las galletas de Alberto Manguel, dice que es muy sencilla y su asistente, Rita Serpa dice que es muy rica. Tengo los ingredientes y el truco, pero no las proporciones. Ningún hombre es una isla.