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Gol por la escuadra

Tras Villar, Rubiales y Rocha, urge una refundación de la RFEF para no meter un gol por la escuadra al prestigio del fútbol español

Pedro Rocha, presidente de la gestora de la RFEF.

Pedro Rocha, presidente de la gestora de la RFEF. / ARCHIVO

Tres equipos españoles pueden clasificarse entre hoy y mañana para las semifinales de la Champions, pero el fútbol español no consigue desembarazarse de ese halo de presunta corrupción que le persigue desde hace demasiados años.

Dos expresidentes de la Real Federación Española de Fútbol están actualmente imputados, Luis Rubiales, al que se le acumulan los problemas tras el beso forzado a Jenni Hermoso, y Ángel María Villar, que pasó por la cárcel y está a la espera de juicio en el denominado ‘caso Soule’ por el desvío de fondos para gastos arbitrales. Y Pedro Rocha, candidato único a sustituir a Rubiales, ha pasado de testigo a investigado por los contratos de la RFEF.

Barça, Madrid y Atlético pueden darlo todo sobre el terreno de juego, eliminar a sus rivales y plantarse en las semifinales de la competición futbolística más prestigiosa del planeta, pero la imagen del fútbol español puede salir muy tocada de estos procedimientos judiciales. Ya sufrió en su reputación con el 'caso Jenni Hermoso' y las últimas revelaciones sólo hacen que hundirlo aún más en el pozo del desprestigio. No en vano, la FIFA estudia intervenir el órgano federativo español.

Urge una refundación de los estamentos que rigen el fútbol. La comisión gestora que está pilotando el proceso para sustituir a Rubiales está integrada por muchos barones territoriales de la época del ya expresidente. Difícilmente pueden limpiar el fútbol español aquellos que ocupaban puestos de responsabilidad cuando se produjeron los hechos presuntamente delictivos, independientemente de que tengan o no responsabilidad en los mismos.

El Gobierno está preocupado, y con razón, ante la posibilidad de que los escándalos que afectan al fútbol español afecten al Mundial de 2030, en el que España será anfitriona junto a Marruecos y Portugal. Se trata de un acontecimiento de altísima relevancia para los intereses españoles no sólo por su componente futbolístico, sino también por razones estratégicas, pero preservar la organización de este evento no debe ser una excusa.

Los responsables de gestionar el fútbol español no deben desmerecer el altísimo nivel de la selección femenina o de los clubes que en las próximas horas defenderán LaLiga ante el PSG, el City o el Dortmund.

La RFEF no puede meter un gol por la escuadra al prestigio del fútbol español.

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