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La familia del futuro

La paradoja demografía: Menos hijos, pero cada vez cada más niños con bisabuelos

Un grupo de niños juega a 'The Quest Kids' en la asociación de ocio alternativo familiar Ludiversia, en Rivas-Vaciamadrid

Un grupo de niños juega a 'The Quest Kids' en la asociación de ocio alternativo familiar Ludiversia, en Rivas-Vaciamadrid / CEDIDA POR LUDIVERSIA

"Las familias son cada vez más pequeñas, delgadas y alargadas" es el titular de una interesante información publicada por un periódico de Madrid el último día del año pasado. La noticia dio lugar a un intenso debate en las redes sociales. Pero aún más polémica aún levantó el subtítulo: "Los niños que nazcan ahora conocerán a la mayoría de sus bisabuelos pero apenas tendrán hermanos y primos y la mayoría de las mujeres morirán solas". Como suele ser habitual, la controversia estaba fundamentada en los titulares (que es lo que se lee ahora) y, en muy pocos casos descendía al contenido del texto.

La conclusión de la noticia, que cita un estudio de la revista de la Academia Nacional de las Ciencias estadounidense, es que estamos pasando de un tipo de familia vertical a una familia horizontal. De seguir las tendencias actuales, una niña que nazca en este año de 2024 tendrá, en el mejor de los casos, un hermano y apenas si tendrá primos. Sin embargo, conocerá a todos sus abuelos y bisabuelos. Cuando alcance los 35 años, tendrá un hijo o, probablemente, ninguno. A esa edad, tendrá el parentesco más reducido de la historia. Y a finales de este siglo o principio del siguiente, cuando a muy avanzada edad muera, según el estudio, es muy probable que se encuentre sola. Lo que nos permite vislumbrar un retrato robot de cómo será una familia media en el futuro.

La comparación de esa proyección con mi propio árbol genealógico, un modelo propio de los nacidos a finales de los 50 y principios de los 80, ofrece aún más verosimilitud al estudio. Yo nunca llegué a conocer a mis bisabuelos. Cuando nací, uno de mis abuelos ya había muerto; el último de los otros tres falleció antes de que yo cumpliera los 20 años. Tuve ocho tíos por parte de madre y cinco por parte de padre, así como 21 primos. Mis padres tuvieron dos hijos. Mi hermano y yo, otros dos cada uno. Y aquí viene el gran salto. Mis hijos –nacidos en 2003– tampoco han conocido a sus bisabuelos y a uno de sus abuelos, pero tienen sólo siete tíos y seis primos. En total, a mis 65 años, me quedan vivos 23 familiares. A mis hijos, 14.

Los demógrafos coinciden en señalar nuevos factores que dificultan las proyecciones sobre las familias del futuro. El más alarmante es el creciente número de personas que, estando en edad fértil, no tienen hijos. La investigadora de la Universidad Pompeu Fabra Clara Cortina señala que una de cada cuatro mujeres y un 30 por ciento de los hombres nacidos en los 70 no han tenido hijos. Y se pregunta cómo afectarán a las previsiones el fenómeno de la emigración o las nuevas familias llamadas homoparentales, que de momento son sólo un uno por ciento.

En la gran mayoría de los estudios se hace especial hincapié en cómo afectará el envejecimiento de la población, la reducción de la familia y el aumento de la diferencia de edad entre sus miembros a la llamada "generación sándwich", la de mediana edad, sobre la que recaerá la responsabilidad familiar de cuidar al mismo tiempo de sus ascendientes y de sus descendientes. Y se recalca que esa "carga" afectará sobre todo a las mujeres.

En la gran mayoría de las investigaciones, como la mencionada de la Academia Nacional de las Ciencias, se alude a la acuciante necesidad de reforzar y aumentar el número de instituciones de asistencia pública a los mayores, lo que parece evidente. Lo que resulta sorprendente es que apenas si se aluda a la aún más acuciante necesidad de fomentar los nacimientos.

De que la familia está en crisis no hay duda y no sólo por factores numéricos. El escritor Jacobo Bergareche, en una reciente entrevista en la revista "Ethic" a propósito de su novela "Las despedidas", hacía la siguiente reflexión sobre la pareja. "El matrimonio, que es una institución antiquísima, más vieja que la propia Iglesia, está hoy bajo acoso (...) Hace poco leía que España es uno de los países con más divorcios". Si la familia empieza a encoger por la base, que es la propia pareja, lo de morir solos casi va a ser lo de menos.