Opinión | POLÍTICA Y MODA

Ponerse palestino

 "Criminalizar el palestino no es nada nuevo. Durante décadas se ha tratado de tergiversar su significado y uso asociándolo a la violencia, el fundamentalismo y el terrorismo de Hamás"

Familias palestinas que huyen de la ciudad de Gaza y otras partes del norte de Gaza hacia las zonas del sur, caminan por una carretera en medio de las batallas en curso entre Israel y el movimiento palestino Hamas.

Familias palestinas que huyen de la ciudad de Gaza y otras partes del norte de Gaza hacia las zonas del sur, caminan por una carretera en medio de las batallas en curso entre Israel y el movimiento palestino Hamas. / Europa Press

Se cree que el dibujo principal del pañuelo palestino emula una red de pescadores, representando así su conexión con el mar Mediterráneo. Sin embargo, las generaciones más jóvenes -por qué será- ven un alambrado de púas. En el borde, unas ramas de olivo simbolizan la tierra y la vida y las líneas negras recrean la larga historia de sus rutas comerciales. Aunque lo más habitual es envolvérselo alrededor del cuello; en la multitud de manifestaciones que recorren el mundo en protesta por el genocidio que Netanyahu y su gobierno está llevando a cabo en Gaza también lo hemos visto en forma de chal sobre la espalda, como lazo en una coleta, en forma de diadema o incluso de pulsera o fajín.

Pese a simbolizar la liberación y la solidaridad con el pueblo palestino; desde que regresó la maldita guerra, en Berlín se ha prohibido llevarlo en las escuelas para evitar incidentes y a un diputado de IU en el Parlamento Europeo no le permitieron intervenir con tal accesorio. Criminalizar el palestino no es nada nuevo. Durante décadas se ha tratado de tergiversar su significado y uso asociándolo a la violencia, el fundamentalismo y el terrorismo de Hamás.

En origen, la kufiya era usada por campesinos y nómadas para protegerse del sol y las tormentas de arena. Al ser los habitantes de las zonas rurales los primeros en rebelarse contra del dominio británico en 1936, el pañuelo de algodón negro y blanco derivó en un símbolo de defensa de la identidad nacional. Pero fue en los años 60, con Yasser Arafat, cuando se popularizó e internacionalizó. También contribuyeron a ello las icónicas fotos de una mujer, la revolucionaria Leila Khaled, portando un fusil y luciendo el pañuelo palestino. La prohibición por parte de Israel de la bandera palestina durante la primera intifada no hizo más que encumbrar al kufiya como símbolo de resistencia y que se buscaran alternativas como el uso de una sandía (los colores de la fruta coinciden con los de la enseña). Entre 1987 y 1993, en los informativos se repetía una y otra vez la imagen de jóvenes con el rostro cubierto por el pañuelo lanzando piedras contra el ejército israelí.

Gracias a Nicolas Ghèsqueiere y su colección de 2007 para Balenciaga, el palestino se liberó de tales connotaciones “negativas” y en los primeros años de la década del 2000 pasó a ser un accesorio de máxima tendencia. Hasta Maria Dolores de Cospedal se atrevió a atarse uno en tonos lila como secretaria general del PP (algo que, sin embargo, no sentó muy bien a algunos sectores de la derecha). Pero aunque la moda logró aparcar la demonización de la kufiya, finalmente también la banalizó. De la apreciación cultural se pasó a la apropiación y después a la sobrexplotación cultural. Cuando marcas de 'low cost' como Urban Outfitters o Zara colgaron los palestinos 'made in China' en sus perchas rebentaron el mercado artesanal del pañuelo en Palestina.

De 3.000 fábricas destinadas a la kufiya en Palestina, hoy sólo queda una en pie: Hirbawi (aunque pueden recibir pedidos y los agradecen más que nunca, debido a la guerra el envío hacia Europa está paralizado). Hace un par de años, Louis Vuitton sacó su particular "inspiración" del tocado árabe en azul y blanco (colores de la bandera israelí) a un módico precio de 570 euros. Debido a las quejas la firma de lujo tuvo que acabar retirándolo. Ahora bien, la mayor perversión al pañuelo palestino fue cuando sionistas estadounidenses le estamparon la estrella de David encima.

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