Opinión | POLÍTICA Y MODA

Casarse sin ganas

Puigdemont ha recurrido a la misma sala de prensa donde anunció la llegada de parte del gobierno a Bruselas. Esta vez, a diferencia de hace seis años, comparecía en solitario.

Carles Puigdemont.

Carles Puigdemont.

PSOE y Junts han llegado a un acuerdo, pero ninguno de los dos parece satisfecho (por lo menos ante las cámaras). Ni en Santos Cerdán ni en Puigdemont se ha divisado una sonrisa por el acuerdo alcanzado, ni siquiera un tímido suspiro de alivio después de tantos días de negociación. Lo sé. No es que el número 3 de los socialistas sea la personificación de la alegría, pero es que hasta el color elegido para su traje daban muestra de cierta desgana. Conscientes o no, según la psicología cromática indumentaria, escogemos el gris cuando no nos apetece hablar o ser especialmente sinceros. Y aunque casarte sin entusiasmo no parece la mejor fórmula para alcanzar la felicidad conjunta, cosas más raras se han visto...

Por no haber no han ofrecido tampoco documentos gráficos del momento de la firma. El pacto de cuatro páginas lleva la rúbrica de Cerdán y del secretario general de Junts, Jordi Turull. Pero nadie sabe si también sellaron el acuerdo como manda la tradición diplomática occidental: estrechándose la mano. Seguramente a los socialistas se le hayan quitado las ganas de dejarse fotografiar con los de Junts... Si en 2018 Quim Torra coló unas flores de Pascua amarillas en su reunión con Pedro Sánchez en Pedralbes; en 2023, Puigdemont se preocupó de que la delegación negociadora del PSOE que lo visitara en el Parlamento Europeo lo hiciera bajo la imagen del referéndum del 1 de octubre. Y aunque en su día el jefe de protocolo de Moncloa se apresurara a introducir una flor roja en el plano y esta vez los editores de imagen del PSOE recortaran el plano de la reunión entre Santos Cerdán y Puigdemont para que no se vieran las urnas; ninguno evitó que el relato visual generara polémica.

Hoy, para la rueda de prensa tras el acuerdo alcanzado con el PSOE, Puigdemont ha recurrido a la misma sala de prensa donde anunció la llegada de parte del gobierno a Bruselas. Esta vez, a diferencia de hace seis años, comparecía en solitario. Además, aunque la estancia se veía llena, no estaba desbordada como ocurrió antaño. Y es curioso el cambio de localización. Verán, la semana pasada cuando todo indicaba que aquel día se alcanzaría el pacto con Junts, la plana mayor del partido se reunía en el hotel Thon de Bruselas (rodeados de platos, tazas y neveras de refrescos y ofreciendo un plano tan cutre como poco serio). Según informaron los corresponsales en Bruselas, la sala de prensa del alojamiento estaba ya preparada para un anuncio inminente del líder de Junts, pero a última hora de la tarde el equipo técnico desmontó el tenderete. Estaba claro que Puigdemont no quería compartir protagonismo con ERC en el informativo del jueves pasado; así que se harían de rogar ante el PSOE. En estos siete días, o han pensado en una localización más simbólica o simplemente hoy el Club de Prensa de Bruselas sí estaba libre.

Pero insisto. Es que del pacto entre PSOE y Junts ni siquiera han llegado imágenes en diferido como ocurrió con Féliz Bolaños y Oriol Junqueras la semana pasada. Entonces, las fotografías y vídeo en mudo (sin sonido) mostraron al socialista y republicano algo más animados. Bueno, al menos lo intentaban.... A Bolaños, de tanto forzar la sonrisa, la comisura derecha del labio se le torció y acabó haciendo un ademán de asco. Ni los pies de Bolaños ni los de Junqueras tocaban completamente al suelo y ambos adoptaban la posición de salir corriendo (ya fuera por el acuerdo o porque tenían una agenda complicada ese día). También es curioso que mientras las carpetas rojas con el logo del PSOE permanecieron en el centro de la mesa redonda donde escenificaron el acuerdo; Bolaños dejó la amarilla de ERC casi en el precipicio del tablero. Y tal vez la ausencia de imagen conjunta ante el acuerdo alcanzado busca evitar escenificar precisamente lo evidente. Que ni a POSE ni a Junts les apetece (conviene) ni siquiera verse.