Opinión | POLÍTICA Y MODA

Los cinco fallos de protocolo en el día grande de Leonor

Que al subir al escenario Pedro Sánchez tuviera problemas para saber en qué silla sentarse era hasta esperado porque al presidente en funciones le interesa la liturgia ceremonial lo que a mí un partido de fútbol

Leonor jura la Constitución en su 18 cumpleaños /

Leonor jura la Constitución en su 18 cumpleaños / / SUSANA VERA / REUTERS

Al finalizar el besamanos en el Palacio Real con motivo de la jura de la Constitución por parte de la heredera al trono, la familia real (a iniciativa de Letizia) se acercó a saludar a la prensa que cubre la información referida a Zarzuela. Aquellos hombres y mujeres, todos muy sonrientes y complacientes como buenos vasallos, informaron a Leonor que todo había sido espléndido. Desconozco qué respondió verbalmente la princesa, pero sí que gesticuló algo incrédula o tal vez humilde (al fin y al cabo, nada puede ni debe ser tan perfecto) a lo que de nuevo una de las periodistas le volvió a insistir con toda una retahíla de cumplidos que los demás asintieron con la cabeza. La futura reina cumplía 18 años y no era el momento de enumerar la lista de errores protocolarios que se habían cometido a lo largo de la jornada; pero aquí van a describirse unos cuantos. No es un regalo envenenado: las críticas constructivas pueden ser mucho más útiles que las alabanzas exageradas.

Cuidado con las manos que luego van al pan...

Formación militar ya nos hemos enterado que Leonor está cursando, pero no saber algo tan básico cómo que para toser se debe llevar un pañuelo de bolsillo y no hacerlo directamente sobre la mano con la que al instante vas a saludar a más de 500 personas... Y no hace falta ni ser tan fina. Porque si el traje pantalón blanco hecho a medida no incluía bolsillos, la pandemia nos enseñó otra forma: en el codo.

Hasta el moño

Que al subir al escenario Pedro Sánchez tuviera problemas para saber en qué silla sentarse era hasta esperado porque al presidente en funciones le interesa la liturgia ceremonial lo que a mí un partido de fútbol. Pero así como Francina Armengol se colocó por detrás de la princesa para abrocharle la medalla del Congreso y tuvo la precaución (sensibilidad femenina) de ponerle bien el pelo al acabar; al presidente del Senado nadie le indicó que no debía hacerlo por delante (no puedes casi abrazar a la futura reina ni tampoco a una cría de 18 años a la que habrás saludado 4 veces en tu vida). Además, tuvo que ser el rey quien le liberara la coleta. Y esta es otra, hasta cinco veces tuvo que apartarse el pelo Leonor. Sabiendo todo lo que le iban a colgar del cuello, ¿no hubiera sido mejor un moño que una larga coleta?

No estar de humor

Tienes un mal día o estás nerviosa porque eres una perfeccionista de manual. Le pasa a cualquiera, claro. Sin embargo, a la actriz que tiene una función a las cinco de la tarde y acaba de romper con su pareja seguramente tampoco le apetezca subirse a un escenario y empezar a reírse a carcajadas. Uno de los trabajos de la familia real es cumplir y saber interpretar su papel institucional. No es la primera vez que vemos el semblante serio y apático de Letizia en el Congreso. De verdad nadie recuerda su gesto en 2016 cuando hasta Pablo Iglesias comentó "la cara de la consorte del jefe del Estado me la trae sin cuidado"? En un día importante para su hija y futura reina de España no sólo chocó la excesiva seriedad de la asturiana (más en comparación con el júbilo que demostraba Felipe VI) también sus prisas. Ya es característico en la reina (y ojo que como feminista y republicana esto me parece estupendo) que se adelante al rey al caminar; pero es que lo del martes es un feo para sus hijas a las que permanentemente dejaba atrás. Mientras el monarca se sentía orgulloso y feliz con la larga ovación de casi cuatro minutos a la heredera, Letizia no paraba de mirar a su marido y a Armengol para cortar aquello...

Brindis

Algo obvio y previsible, ¿verdad? Pues quizá no constaba en el programa porque Felipe VI, ya sentado en la mesa con los demás comensales, se convierte por unos minutos en una especie de mimo para tratar de advertir de sus intenciones a la princesa. Tras el brindis, todos toman sus copas cogidas por el cáliz (cuando siempre hay que hacerlo por el tallo o la base) y empiezan a chocar sus copas (sólo se deben levantar, dirigiendo la mirada a las personas más próximas). Lo de chocar los vasos (provocando que el vino salpicara entre los recipientes) se hacía antiguamente cuando el invitado desconfiaba de si su anfitrión había envenenado la bebida... Leonor da un sorbo y por la mueca que hace seguramente era su primera vez. Pero no era necesario siquiera beber, sólo acercar la copa a los labios como hace casi siempre la reina y cualquier abstemio con unos mínimos de saber estar.

De espaldas al rey

Mientras Felipe VI firmaba en el libro de honor del Congreso, autoridades forman un corrillo de espaldas al monarca. Molesto, cuando le cede el turno a la reina, tiene que ser el propio rey el que le indique al jefe de protocolo que pida que todos se coloquen alrededor. No satisfecho aún, tendrá también que hacer un gesto con la mano (¡venid!) para incluir a sus hijas. ¡Señorito Felipe, cómo está el servicio en Zarzuela! (todo esto con voz de Gracita Morales).